La estructura del Athletic
TERMINADA hace tiempo la temporada y para no interferir en ella, afloran las propuestas. El amor que todo vizcaino siente por el Athletic hace que todos, socios o no, con la mejor voluntad quieran aportar alguna solución a sus muchos problemas. Alguna de ellas, válida o no, se llevan a cabo: nuevos Estatutos, recientemente aprobados y sin que, por cierto, nadie haga una evaluación de sus resultados buenos o nulos; una nueva y costosa grada de animación, ahora que los órganos del fútbol europeo están tomando muy en serio los actos de influencia psicológica en jugadores, árbitros y entorno; nuevas modalidades de contrato con los jugadores; se acude a insólitos puntos de conexión para mantener el concepto de pertenencia al País Vasco; se han monitorizado 10656 promesas, elaborado 2264 informes, trabajo que no agradecemos suficiente a los 57 técnicos dedicados a ello, eso sí, sin que nadie haga un benchmarking, de sus resultados, especialmente ahora que nuestro segundo equipo ha bajado a Regional.
Pero, cosa curiosa, nadie habla de la necesidad de dotar al club de una nueva estructura que, aunque no sea de una garantía total, al menos trate de reforzar su precaria economía.
Solo una vez, en el año 1994, ya ha llovido, bajo el mandato de Lertxundi se hizo el único intento serio en ese campo, designando una Comisión de Expertos que, sin cobro alguno, solo por amor al club, presentó un proyecto con sus conclusiones. Por ello, con el deseo de hacer una aportación positiva en mi condición de socio del Athletic, me acojo a la generosidad de la Fundación Sabino Arana, de la que soy socio desde su creación, que me brinda la oportunidad de desempolvar algunos documentos de mi archivo. Ahí les presento la portada de la Propuesta de Actualización – Athletic Club de Bilbao, que redactó esta Comisión.
En ella, Mario Fernández, catedrático de Derecho Mercantil y exvicelehendakari, expuso sus ideas y ventajas de la S.A. que él acababa de asesorar y montar para la Real Sociedad, a la vista están sus resultados; Lucio Delgado, director de Andersen Consulting, redactó un profundo estudio económico catastrofista, que hoy vemos hecho realidad hasta en sus detalles. Para que admiren su visión de futuro, adjunto solo el resumen de sus conclusiones (1994):
Por encargo de sus miembros, yo mismo, entonces Decano del Colegio Notarial, redacté un proyecto de nueva estructura como herramienta para potenciar la fortaleza económica del Club que realicé sobre la base de una Fundación tenedora de acciones y una S.A., siempre controlada por aquélla y ésta por los socios. ¡Qué casualidad! 25 años después se adopta como estructura modélica para la BBK. No es momento ni se puede desmenuzar tal figura y sus posibilidades.
Mi idea era entonces novedosa, pero no totalmente original, ya que arrancaba de numerosas experiencias en las que una estructura dual se había demostrado muy válida para aunar colectivos muy importantes de personas diversas y así reunir una potente base económica que hiciera posible magníficas realizaciones deportivas. Así el Club Landachueta, Club Martiartu, Real Club Jolaseta, Club de Campo de la Sociedad Bilbaína y otros muchos de nuestro entorno. Todos se estructuraban bajo los dos pilares de un Club “Asociación” y una S.A. patrimonial. Partiendo de esas premisas, estudiaba entonces una gran tesis doctoral de un Jesuita, La Fundación como forma de empresa, y con ella llegué a la conclusión de que por ahí tenía que ir la nueva estructura del Athletic: Fundación tenedora de acciones y una S.A. controlada por aquélla y ésta por los socios.
Todos sabemos que el proyecto no tuvo ningún recorrido pues se entremezclaron la injusta enemiga de ciertos sectores de socios contra el presidente; se manejó muy hábilmente el argumento de que se trataba de desmontar la filosofía del club y hasta los medios de comunicación más importantes de la época comprendieron mal el proyecto, lo explicaron peor y, pese a lo angustioso del tema, jamás se volvieron a ocupar de él, ni pidieron aclaración alguna a los miembros de la Comisión.
Quiero destacar que la Comisión repitió hasta la saciedad que el proyecto solo pretendía crear las bases para un ordenado crecimiento económico, siempre con respeto a la filosofía del Club, materia en la que la única novedad sugerida por Carlos Suárez, decano del Colegio de Abogados, era que por Estatutos se admitiese que durante los cuatro años de su mandato, toda Junta Directiva podría contratar, con los informes técnicos pertinentes, hasta un máximo de tres jugadores en el mercado libre, no para salirse de los principios tradicionales e irrenunciables sino como medida para mantenerlos, al impedir que los jugadores continuamente impusieran su chantaje y sobrevaloración al admitirse una posibilidad EXCEPCIONAL de acudir al mercado ante las carencias locales.
Dedico con estas líneas mi mejor recuerdo a mis queridos amigos y compañeros de Comisión Mario Fernández, Lucio Delgado y Carlos Suárez que, con tanta ilusión y amor al Athletic dedicaron muchas horas de su escaso tiempo a este proyecto. Solo trato de recordar estos hechos hoy olvidados y ese proyecto, por supuesto discutible y mejorable, pero acudo una vez más al sabio consejo que nos dio uno de los hombres más ilustres del último siglo en nuestro entorno, José Ángel Sánchez-Asiain: “Toda institución centenaria, por el solo hecho de serlo es digna de respeto, pero cumplido ese plazo es necesario que se plantee y estudie sus modificaciones de estructura”.
Exdecano del Consejo Notarial de Bilbao