El relato de Carmelo Sánchez Agirre apenas coincide con el conntenido del comunicado oficial y de la posterior rueda de prensa ofrecida por Jon Uriarte y Jon Berasategi. Desmonta paso a paso lo asegurado por el presidente y el director general del club, no sin antes admitir que le pilló por sorpresa, pues confiaba en que, tras el vídeo realizado por el jugador, la despedida de este sería un trámite amable, tal como en su día le sugirieron desde Ibaigane. Niega con rotundidad que desde la celebración de las elecciones el club haya realizado una oferta concreta y agrega que ni siquiera mantuvo la que hace más de un año le trasladara Aitor Elizegi.

Iñigo Martínez, en un entrenamiento en Lezama. Borja Guerrero

El pasado día 6 se desencadenó un cruce de acusaciones entre el club e Iñigo Martínez que causó extrañeza y generó malestar. ¿Podría explicar qué sucedió?

—El último contacto con el Athletic, con Jon Berasategi, fue a finales de marzo. Le transmití que llegaba muy tarde, que no podía estar indefinidamente pendiente de tener noticias de él, que desde enero Iñigo era libre para resolver su futuro profesional. Y en vista de cuál era la situación en esa fecha, le plantee que sería interesante que la despedida del Athletic fuese tranquila, educada. Iñigo había cumplido en su trabajo y entendía que lo idóneo era una salida elegante. Incluso el departamento de comunicación nuestro había hablado en ese sentido con el del club y estaban de acuerdo en que así se hiciese.

Pues menos mal que lo hablaron…

—Ante la realidad de que no había ningún aspecto conflictivo, hicimos un vídeo de despedida de Iñigo, bonito, alegre, deseándole al club lo mejor. De hecho, se pactó hasta el día en que se emitiría dicho vídeo. O sea que si la reacción del Athletic con su comunicado fue tan rápida es porque lo sabían y prepararon la respuesta a su manera.

En su opinión, a qué obedeció la postura beligerante del club cargando en la persona de Iñigo la responsabilidad de su no continuidad.

—Para nosotros fue una sorpresa mayúscula leer la versión del club. Insisto en que creo que el jugador no se merecía algo así, pero con muy mal estilo le quisieron poner a los pies de los caballos. Habría sido muy sencillo para ambas partes, también para el club, una nota en el tono que nosotros elegimos para anunciar que Iñigo se iba. No consigo entender la necesidad de la directiva de meterse donde se metió, echándonos toda la responsabilidad de la salida. Iñigo nunca quiso causar ningún mal al Athletic y por eso dijo adiós como le hizo, con sencillez y buena disposición.

Poco después del comunicado oficial del Athletic, replicaron.

—Nos vimos forzados a hacerlo, teníamos que responder porque se corría el riesgo de que imperase eso de que el que calla, otorga, y eso no podía ser. Quisimos dejar claro que la directiva no había actuado bien.

Fueron contundentes, le tacharon de ser deshonesta y de querer escurrir el bulto.

—De no hacerlo así, no hubiera tenido sentido contestar. No esperábamos esa reacción, nos pareció una traición.

Vale, no alcanzaron un acuerdo, pero ¿por qué ese afán de la directiva de adjudicarle la culpa al jugador, una postura que podía provocar un enfrentamiento público?

—No lo sé. Bueno, sí, sí lo sé. Ha querido limpiar su imagen, quizás porque le incomodaba que la gente pudiese pensar que si no hubo acuerdo para renovar fue porque no hizo lo que debía. Hace meses que ya estaba en la calle la idea de que la directiva no había hecho lo suficiente para que Iñigo renovase. Y la directiva nunca fue clara sobre esto, alegando que las operaciones con los jugadores son una cuestión de régimen interno.

¿Hubo o no hubo oferta del Athletic, de la directiva actual?

—Mira eso, así planteado, es un argumento vacío. El problema es de qué condiciones estamos hablando. No se puede culpar al jugador, que es un profesional que defiende sus intereses. También nosotros queríamos quedarnos en el Athletic y por eso empezamos a negociar con Elizegi. Iñigo nunca rompió esa operación, solo quiso un aplazamiento porque llegaban las elecciones para rematarla con la siguiente directiva, para que la elegida hiciese suya la renovación.

Y ganó la de Jon Uriarte.

—Yo conocía a Jon Uriarte previamente y cuando anunció su candidatura me puse su entera disposición y colaboré en la captación de firmas. Por eso, al salir ganador fue cuando Berasategi le puso al corriente de cómo estaba el asunto y me transmitieron que sería el presidente quien trataría el tema directamente conmigo.

Esto lo contaron Uriarte y Berasategi en la rueda de prensa del día 9.

—Quedamos citados para una comida y en la misma Uriarte no mencionó ninguna oferta, solo me trasladó su interés en la permanencia de Iñigo en el equipo.

¿Daba usted por hecho que la oferta era la que Elizegi diseñó unos meses antes?

—Ni siquiera me dijo que asumía la renovación en el punto en que quedó con la anterior directiva. Me llamó la atención que no concretase nada. Luego intercambiamos los típicos mensajes de cortesía tras la comida y aquí está la clave. Uriarte me escribe diciendo al respecto de una negociación que ni se había iniciado que esta sería “controlando la masa salarial y la escala de salarios. Ojalá sea capaz de convenceros”. Literal.

Carmelo Sánchez Agirre y José Luis Artetxe. OSKAR GONZÁLEZ

Pues ellos sostienen ante la prensa que la proposición de Elizegi siempre ha estado vigente.

—Esto que afirmaron es incompatible con la realidad, como acabo de desvelar. Pero volviendo al contenido de los mensajes, ante este giro de Uriarte, mi impresión fue que la renovación no sería sencilla, que se iba a complicar. Mira, creo que Iñigo ha dado un rendimiento inmejorable en los años que ha jugado aquí y jamás se nos ha ocurrido ir a tocar la puerta de Ibaigane diciendo que a lo mejor merecía algo más. Pensábamos que esta actitud nuestra también se tendría en cuenta a la hora de la renovación. Bueno, pues no solo no es así, si no que encima me habla de nuevos parámetros, por debajo de los establecidos por Elizegi. Y en un desayuno posterior, Uriarte me confesó que seguir con la anterior retribución ya era suficiente para alguien de 31 años.

O sea, que no le transmitieron una oferta idéntica a la de Elizegi.

—No. Por eso digo que veía difícil llegar a un acuerdo. Jamás, ni Uriarte ni Berasategi me trasladaron, ni verbalmente ni por escrito que estaban de acuerdo con retomar la negociación en el punto en que quedó ni en ningún otro punto.

¿Qué pasó con el interés del Barça?

—Iñigo siempre ha sido un objetivo del Barcelona, ya lo quiso fichar cuando estaba en la Real. El Barcelona nos contacta y con ese club se tarda un minuto en consensuar algo. Le hago saber a Uriarte el interés del Barcelona, para que lo tenga en cuenta porque Nuñez podía irse al Celta, como pasó. El director deportivo del club catalán habla con Uriarte y este le remite a Berasategi porque él acaba de aterrizar en Ibaigane y prefiere que lo trate con él. Berasategi le dice al Barcelona que no hay intención alguna de traspasar a Iñigo y cierra la puerta a toda negociación.

Entonces, es cierto que no hubo oferta del Barcelona.

—No hay una oferta formal, pero no dicen que es porque previamente Berasategi se cierra en banda. En vista de cómo estaba el tema de la renovación, me ofrezco a intentarlo yo. Soy un agente reconocido por la RFEF como intermediario y sin embargo asegura que no existió la oferta, pero yo se la comuniqué y consistía en 15 millones más cinco en variables. No hubo respuesta y me sentí defraudado. Las condiciones eran beneficiosas para el Athletic, dada su situación financiera, lo del déficit y demás. Por otra parte, se le negaba a Iñigo la opción de poner colofón a su carrera en un club cuyas aspiraciones no hace falta que cite aquí. El Athletic aplicó la política del perro del hortelano, ni tomó la iniciativa para atar a Iñigo, ni dejó que un tercero lo hiciese. Ahí sí le dije a Berasategi que se olvidase de la renovación, lo reconozco tal cual. Fue un momento de frustración que ellos han vendido como una decisión en frío dentro de un proceso negociador que no hubo.

Esto que narra fue a finales de julio. ¿Qué pasó luego?

—La cosa queda interrumpida, parada. La directiva tenía el temor de que dijéramos que no habíamos recibido oferta de renovación, que era la pura verdad. Con motivo de la entrega de un premio a Iñigo, el responsable de comunicación del Athletic nos pide que en la entrevista que va a conceder no se mencione lo de la falta de oferta del club. Y atendimos su petición. Esto fue en noviembre.

¿Ni un contacto más?

—Estaba convencido de que llamarían antes de enero, pero no. En enero, Berasategi me dice que a ver si nos vemos. Para esa fecha, en que Iñigo puede tratar con el club que desee, nos habían contactado equipos de la Premier, de LaLiga y de otros países europeos. Quedamos en San Mamés, yo siempre he atendido las llamadas del Athletic porque me siento del Athletic. Me pregunta Berasategi si hay alguna probabilidad de que Iñigo se quede; le respondí que me lo dijera él. Le cuento que tengo noticias de otros equipos, que estando en enero tenía que valorar, y que no tenía ninguna del Athletic. Tampoco en ese momento me dijo que la oferta de Elizegi estuviese en vigor. Se despidió comentando que hablaría con la directiva y que recibiría noticias. Pasaron dos meses largos y nada, hasta que el 28 de marzo volvió a llamar. Fíjate qué interés tenían en que Iñigo se quedase.

Y no sacaron algo en limpio de este último contacto.

—Antes de que dijera nada, le comenté que, como comprendería, para esa fecha el pescado estaba vendido. Habían pasado mueve meses desde que entró esta directiva. Y añadí que esperaba que la salida de Iñigo fuese amable y me respondió que así lo entendía él también. Como he dicho antes, oferta no ha habido. Decir que sí y dejar que el tema se pudra es como no decir nada.

Berasategi sostuvo que una oferta oficial ha de ser por escrito, para invalidar el movimiento del Barcelona de julio.

—La del Athletic es por escrito, es un folio con las cifras, sin firma ni membrete. Y hablo de la que me remitió Berasategi por correo electrónico con fecha de abril de 2022. Cuando estaba Elizegi. Desde entonces, el club no se ha dirigido a mi persona con papel alguno. Ni nos han planteado sentarnos. Mienten. Yo no miento. Lo que pasa es que ellos se amparan en que hablan con un fondo donde pone “Athletic”, ellos enarbolan la bandera del club para reforzar su versión. Es una forma de plantear un duelo desigual ante la opinión pública, pero yo no he mentido.

Vuelve a dejar muy claro qué es lo que piensa.

—No son muy inteligentes si pensaban que después de largar todo lo que han largado, íbamos a quedarnos callados. Hicimos un vídeo exquisito para evitar controversias y ya ves su respuesta. Por eso les acuso de mentirosos, de no tener ni un ápice de elegancia y de ser injustos. Iñigo no se merecía este final en el Athletic y ha sufrido mucho por ello porque le están maltratando en su casa. ¿Qué puedes esperar de alguien que te dice en aquel contacto inicial que no quiere ser el presidente que pase a la historia por haber dejado marchar al mejor jugador en su primera gestión? Si quería hablar con Iñigo, Jon Uriarte lo tenía facilísimo, le bastaba con bajar dos pisos por la escalera o en el ascensor, porque son vecinos.

Ayer trascendió que Iñigo ha sido intervenido en Barcelona.

—Sí, ayer le intervinieron para solucionar la fascitis plantar que le ha mantenido sin jugar buena parte del año. Los médicos calculan que estará listo para empezar la pretemporada. Esta noticia se la dedico a quienes no han parado en las redes de acusar a Iñigo de abandonar el barco.