De momento, la fisonomía del Athletic resulta fácil de identificar, reconocible para el aficionado. En cada una de las cinco jornadas celebradas, Ernesto Valverde ha insistido con el mismo bloque, de hecho hasta siete hombres han figurado en todas las alineaciones, y detrás de las variaciones introducidas siempre ha existido una causa de fuerza mayor, un problema físico, salvo en un caso, el de Asier Villalibre. El delantero sería el único que ha pasado de jugar de salida, cosa que sucedió en el partido inaugural del campeonato, a ocupar plaza en el banquillo sin que mediase parte médico. Con la particularidad de que no ha gozado ni de un minuto en los compromisos sucesivos, pese a ser incluido en todas las convocatorias.

Se dirá que es prematuro extraer conclusiones de tan radical desaparición de escena porque apenas se ha cubierto un mes de calendario y porque son varios los jugadores que optan a desempeñar el rol de delantero. Dos factores, la fecha en que nos hallamos y la competencia, que explicarían en parte la circunstancia que mantiene infrautilizado al futbolista más atinado de la plantilla en los amistosos del verano.

Villalibre puso su firma en cinco goles durante la fase de preparación. Sin entrar en más detalles, una lucida tarjeta de presentación coincidiendo con el aterrizaje de un nuevo entrenador. Podría decirse que habló con hechos, vino a transmitir algo así como: si tengo suministro en condiciones, va dentro. Sin embargo, empieza a tomar cuerpo la sensación de que el mensaje del barbudo de Gernika fue en vano. Con sus decisiones, Valverde parece opinar otra cosa, considera que la plantilla le ofrece mejores soluciones para resolver un problema que se arrastra desde su anterior etapa en el banquillo de San Mamés.

El equipo había sumado 53 goles cuando Valverde salió en dirección al Barcelona en junio de 2017; en los años posteriores, con diferentes técnicos, fueron 41, 41, 41, 46 y 43. Números cantan. Tiene pues el actual responsable una misión concreta que abordar. Inaplazable, como se ha comprobado en los tres encuentros disputados en casa, todos frente a enemigos con cierta capacidad para plantear auténticas dificultades en torno a su portería.

Bueno, Villalibre formó parte del primer once oficial. Estuvo 57 minutos sobre el terreno y fue relevado por Raúl García, que ocupó su sitio en el esquema. Un cuarto de hora después, entró Guruzeta para acompañar al anterior. Doble ariete. No había manera de marcar, el Mallorca se apelotonó en su terreno desde el primer pitido de Iglesias Villanueva y mantuvo una disposición ultradefensiva hasta la última orden del colegiado, la que señala el camino a la ducha. Los estadísticos aseguran que esa tarde el Athletic acumuló 23 remates. Lógicamente, se retiró cariacontecido, su gran esfuerzo había resultado baldío.

La particular aportación de Villalibre en absoluto desmereció. En realidad, podría afirmarse que fue el más entonado de entre los elementos que ocuparon las demarcaciones más adelantadas, todos ellos a su vez con un rendimiento inferior a Vesga, Yuri o Vivian, por ejemplo. Sometido a la severa emboscada del trío de centrales que alineó Javier Aguirre y huérfano de buenos servicios, Villalibre participó en varias acciones peligrosas y fue quien más intentos protagonizó. Por lo apuntado, ninguno en condiciones favorables.

La visión del entrenador

Se pudo interpretar que superó la prueba, que demostró su utilidad en la típica cita donde el ariete lo tiene muy crudo. Los acontecimientos posteriores lo desmienten. Al menos, a los ojos de Valverde su trabajo no fue para tanto. Y si se revisa la hemeroteca, se descubre que Villalibre fue la primera opción en punta porque ese día el entrenador, consciente de cuál sería la propuesta del Mallorca, prefirió que Iñaki Williams ejerciese de extremo por la derecha, donde seguro que hallaría más espacio para estirar sus potentes piernas; si además, Raúl García salió en la segunda parte fue porque había pasado por la enfermería y acaso no se encontraba tan a punto como para jugar de salida; y es asimismo probable que el técnico, atendiendo a los méritos realizados en las semanas previas, valorase que Guruzeta debía esperar turno en favor de Villalibre.

En los cuatro partidos siguientes, Iñaki Williams ha sido el ariete escogido. Raúl García, por su parte, ha continuado ejerciendo de refresco tras los descansos. Y Guruzeta se perdió el segundo partido, luego, en Cádiz sustituyó a Iñaki Williams, anotó dos goles en la media hora final y de nuevo contó con minutos en las dos citas posteriores, sin tanta fortuna. Villalibre ha asistido a este baile sentado en la banda. Mientras no se demuestre lo contrario, es la posición que le corresponde por ser el último de la fila en la nómina de los delanteros que baraja Valverde.

La cifra

57

Son los minutos que Asier Villalibre ha disputado en lo que va de temporada. Concretamente, en el partido de la primera jornada de LaLiga, que acabó sin goles entre el Athletic y el Mallorca en San Mamés. El gernikarra arrancó en el once titular pero en la segunda parte fue relevado por Raúl García.