El tiempo para la calma y la reflexión tocará hoy a su fin para Ernesto Valverde, que volverá a la acción en Lezama con el primer entrenamiento de la pretemporada. Finalizará en ese momento una fase de la vida de Txingurri alejada del fútbol, pero activa en otros ámbitos de la vida. La música y la fotografía han ocupado un espacio más que relevante en el día a día del técnico desde que fuera destituido en el Barcelona en enero de 2020. Después de ganar dos ligas, una Copa y una Supercopa con el conjunto blaugrana en dos temporadas y media, el entonces presidente culé Josep María Bartomeu decidió prescindir de Valverde para obligar así a tomarse un respiro a un hombre que no se apartaba de los banquillos desde que fuera también cesado al frente del Villarreal diez años atrás.

Entonces fueron solo seis meses los que tardó Valverde en encontrar nuevo destino al consumar su regreso al Olympiacos griego en agosto de 2010. Esta vez, tras abandonar el Camp Nou, han sido 29 meses los que ha tardado el de Viandar de la Vera en aceptar un nuevo desafío. Ha sido, de largo, el mayor espacio de tiempo que ha permanecido Txingurri alejado de los banquillos desde que debutara como entrenador profesional con el Athletic en 2003. En este tiempo, Valverde no ha estado quieto, pues ha aprovechado la inactividad a nivel profesional para cargar pilas al calor de sus otras pasiones.

Estudiante de fotografía en el IEFC de Barcelona en su etapa como jugador del Espanyol y fundador en 2011 junto a Ricky Dávila del Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao, Txingurri ha participado en exposiciones fotográficas como la proyectada bajo el título Beste Aldea, la cual vio la luz de la mano de las fundaciones del Athletic y de la Real en Bilbao y Donostia entre septiembre y octubre de 2021, año en el que Valverde publicó también Frontera, su segundo libro de fotografía tras el de 2013.