Después de que los socios compromisarios aprobaran el pasado 7 de abril a la puesta en marcha de una grada de animación en San Mamés, este lunes, a partir de las 19.30 horas, el palacio Euskalduna acoge una nueva Asamblea Extraordinaria. En esta ocasión, el máximo órgano de gobierno del club debe decidir si da el visto bueno al proyecto de reforma de los Estatutos del Athletic, un nuevo reglamento que pretende actualizar a la entidad al siglo XXI, pero que debe lograr al menos el respaldo de dos terceras partes de los votos para salir adelante. Algo que ni Fernando García Macua, en 2011, y Josu Urrutia, tres años después, lograron. Está por ver si Aitor Elizegi, en la puerta de salida de Ibaigane, lo logra. Que las elecciones a la presidencia se vayan a celebrar dentro de un mes es probable que no sea el mejor escenario para someter a votación la actualización de un texto que retoca algunos artículos que se han quedado desfasados, introduce cuestiones acordes al siglo XXII, y que llega después de más de dos años de trabajo por parte de la comisión de reforma, formada por Aitor Elizegi, Ana Urquijo, Aner Uriarte, Gorka Cubes y Josu Arteta. Un cónclave que será encabezado por la Comisión Gestora tras la dimisión como tal de la Junta Directiva, según marcan los plazos electorales.

Que los Estatutos del Athletic necesitan una revisión parece que es una sensación general en el entorno rojiblanco. El club no compite en el mismo escenario que en la década de los noventa, cuando se revisaron por última vez. Las herramientas a las que tienen acceso en la actualidad los socios y sus preocupaciones han cambiado. El nuevo proyecto busca impulsar la "democratización" de la institución. Algo que en los últimos años como han hecho clubes como Real Madrid, Barcelona o Osasuna.

Es complicado hacer un pronóstico sobre qué decidirán los compromisarios este lunes por la noche. La frontera del 66 % de apoyos se presenta como un pequeño Everest. Se ha hablado mucho sobre el poder de decisión que tienen estos en la vida institucional del club. Con la propuesta de un socio, un voto en la palestra. Algo que los nuevos Estatutos recogen de alguna manera, ya que una de las novedades es la implantación de una Asamblea Plenaria, donde todos los socios de número podrán votar. Esta se convocará si el 10% de los socios o un tercio de los compromisarios reúnen las firmas necesarias. Y será competente para la realización de cualquier referéndum vinculante, para consultas, para las modificaciones estatutarias sobre aspectos nucleares del club, para una eventual compra del estadio de San Mamés, para la aprobación de una moción de censura y de confianza, o para decidir sobre los planes estratégicos de la entidad. Una herramienta que quita poder a los compromisarios, los mismos que deben decidir si aprueban los nuevos Estatutos.

LAS ELECCIONES

La reforma del reglamento del club, una de las propuestas estrella de Aitor Elizegi cuando llegó a la presidencia, puede influir en el actual proceso electoral. Algo que no es baladí, sobre todo para los candidatos al sillón de Ibaigane. Si los compromisarios no respaldan el nuevo texto legal, los candidatos que se presenten a las elecciones a la presidencia del próximo 24 de junio no tendrán que presentar aval alguno después de la modificación de la Ley del Deporte de principios de año. En caso de que el sí logre más de dos terceras partes de apoyos, el ganador de los comicios sí que tendrá que avalar. Concretamente, se sustituye la exigencia de aval bancario para la toma de posesión de la candidatura ganadora por un preaval suficiente conforme al último presupuesto aprobado, que se sustituirá por aval en el momento de aprobación de las primeras cuentas que elabore la junta directiva y que se entenderá vinculado a su propio proyecto que ha sido refrendado en las urnas. Este aval podrá ser distinto en cuantía absoluta de acuerdo al presupuesto que elabore, aunque calculado así mismo con el mismo porcentaje del 5% del presupuesto aprobado.

En los nuevos estatutos se instaura la figura del defensor del socio, que defenderá sus derechos, así como una comisión de control, transparencia y buen gobierno que velará por las correctas prácticas en toda la institución. También se establece la previsión de que el órgano de administración, o algunos de sus miembros, pueda tener una remuneración económica, siempre y cuando la Asamblea lo apruebe y se justifique la dedicación.

La dimensión digital y las nuevas tecnologías también tienen protagonismo en el texto. Se fija el derecho de voto electrónico y la web del club se fija como instrumento de comunicación y difusión.