LA historia de Isaac Palazón (Cieza, Murcia, 27-XII-1994), más conocido como Isi y por ser una de las revelaciones de LaLiga bajo las órdenes de Andoni Iraola en un lanzado Rayo Vallecano, es la de un futbolista que desafió al destino para alcanzar un sueño que saborea como pocos a día de hoy. Su camino hacia la élite, no en vano, ha estado marcado por una serie de obstáculos en forma de decepciones que fue superando abrazado a un poderoso ejercicio de fe que le animó a seguir intentándolo cuando todo parecía perdido. Primero fue el Real Madrid, de malas formas como él mismo ha lamentado en más de una ocasión y cuando tenía solo catorce años, el club que prescindió de él al no confiar en una proyección como jugador que tampoco vio clara el Villarreal, que le reclutó para sus categorías inferiores para cerrarle también las puertas después a sus 19 años.

Cuatro temporadas permaneció Isi en la escuela del conjunto castellonense antes de tener que volver a buscarse la vida, la cual le condujo hasta el campo para trabajar en una huerta que cambió por completo su percepción del mundo. Tras pasar de ganar algo más de mil euros en el Villarreal a quedarse sin nada y sin equipo en el que recalar, el murciano, necesitado de ingresos y con una creciente duda de si realmente serviría para el fútbol, se echó a un lado temporalmente para dedicarse durante un año a la cosecha de melocotones, albaricoques, nectarinas, paraguayas o melocotones en su localidad natal de Cieza, donde cambió la rutina del balón por la del campo para levantarse a diario a las siete de la mañana y hacer frente a unas adversas condiciones que le marcaron profundamente.

Aquella experiencia modificó su mentalidad y reforzó su personalidad. Así lo reconoció, sin tapujos, en una entrevista concedida semanas atrás en El País. La humildad, así como el orgullo por superar con entereza las trabas del camino, forman parte en la actualidad de un chico que se dio una última oportunidad a sí mismo al aceptar una oferta del filial del Real Murcia en 2014. Fue allí donde, definitivamente, explotó. Desatado y revitalizado, Isi marcó once goles en dieciséis partidos y promocionó al primer equipo del Murcia, si bien tuvo que hacer frente también a una rotura de los ligamentos del tobillo antes de firmar en 2017 por la Ponferradina de Jon Pérez Bolo, quien apostó por él en Segunda B. Tras ascender de categoría y destacar durante una temporada en la categoría de plata llegó la llamada del Rayo Vallecano por petición expresa de Paco Jémez.

Irrupción en primera

El pasado curso, con Andoni Iraola ya en el banquillo, colaboró activamente en el ascenso a una Primera División en la que está brillando con luz propia. Una lesión de rodilla de Martín Merquelanz a principios de temporada le reabrió las puertas de la titularidad e Isi no ha dejado pasar la oportunidad. No solo eso. Incansable en labores defensivas pese a actuar a pierna cambiada como extremo derecho, el murciano se ha ganado a pulso ser considerado una de las revelaciones de LaLiga.

Titular en dieciséis de las veinte jornadas que ha disputado el Rayo, que vio aplazada su visita al Barcelona con motivo de la Supercopa, Isi suma 1.404 minutos en las piernas y dos goles antes de recibir esta tarde al Athletic.