UNO de los mayores atractivos que hoy ofrece el Athletic se llama AthleticNico Williams. Su presencia despierta interés por la edad que tiene (cumplió 19 años en julio) y el modo en que interpreta el juego. La combinación de ambos factores, aparte de generar una expectativa fundada, supone un aliciente para el espectador, ávido de alegrías en medio de un período grisáceo. Las virtudes que le adornan resultan sugerentes y le distinguen. Es un delantero que se mueve en la banda derecha, con notables recursos técnicos y una altísima velocidad de ejecución. Su principal argumento es el desborde, baza que desarrolla utilizando ambas piernas para salir en cualquier dirección haciendo gala de un descaro que le impulsa a apurar jugada en la mayoría de sus posesiones.

De momento, su rendimiento es más apreciado por cuanto sugiere o promete que por la eficacia atribuible a sus acciones. Las estadísticas dicen que todavía su contribución al adecentamiento de los pobres registros goleadores del equipo es muy discreta. Nico se estrenó con un doblete la pasada semana en cita copera y no se le ha anotado un solo pase de gol, aunque lo cierto es que de sus botas han salido varios servicios aprovechables para que los compañeros marcasen. Así, el desacierto ajeno minimiza su balance.

Lo nuclear es que el chico engancha al público y, por lo que refleja su aún breve trayectoria, también al entrenador. Como su hermano quedó inédito en Mancha Real, Nico es ya el único miembro de la plantilla que ha participado en todos los partidos. Veintiuno de liga y uno de Copa. Sin embargo, aunque en el último tramo del calendario haya figurado con cierta asiduidad entre los titulares, su rol sigue siendo de suplente. En siete ocasiones ha jugado de inicio y solo en una acabó el partido.

Con estos datos, afirmar que el hermano de Iñaki está verde es una perogrullada. Corto de rodaje en la categoría, debe adquirir cuajo para desenvolverse en las zonas más conflictivas del campo. Las que él frecuenta, donde escasean los espacios y las décimas de segundo valen oro. Necesita asimismo pulir el físico, pues aún acusa la exigencia de los noventa minutos. No basta con hacer jugada, también tiene obligaciones sin pelota, como perseguir a su par hasta campo propio y apoyar al lateral de su lado.

El salto de Segunda B a Primera cuesta. Ello explica que a menudo no tome la decisión correcta frente a defensas con escamas que llevan mal que un mocoso insista en retarles con amagos y fintas. Aunque su agilidad le ha evitado algún disgusto, ya ha recibido varias patadas contundentes: una después de tirar dos caños seguidos en Balaídos, cortesía del internacional peruano Tapia, y la que le estampó Djene en el Coliseum, levantándole metro y medio del césped. En el derbi con el Alavés, Duarte no dudó en dejarle su tarjeta a la primera de cambio. Es la factura que abona el delantero habilidoso.

A Nico Williams le cabe el honor de encabezar la relación de los jóvenes de la plantilla en minutos disputados, si se exceptúa a Vencedor, quien vive su segundo año en el equipo y luce la vitola de fijo en la pizarra de Marcelino. Podría no ser así, pero Dani Vivian, debutante en la categoría que jugó completos ocho de sus nueve partidos no pudo continuar engordando sus números a causa de la lesión que en octubre le frenó en seco. Tiene pinta de que la situación de privilegio de que goza Nico se consolidará con el discurrir de los meses.

del gusto del técnico

La conveniencia de cuidar a un meritorio acaso impida que su cuota de minutos se dispare, pero visto el brillo que desprende se antoja improbable un viraje radical en el criterio de Marcelino. Además, en adelante el calendario del Athletic será más denso y hará falta disponer del máximo de efectivos. Desde agosto se percibe la voluntad del entrenador en promocionar a Nico Williams. Era lógico de entrada que le hiciese esperar turno, si bien en cada cita le ha dado un rato para expresarse. Además, si su sitio en el esquema está en un costado lo tenía complicado. Tanto Berenguer como Muniain partían con ventaja. Uno, avalado por su acierto en la campaña anterior; el otro, por ser quien es, pese a que no ejerza de extremo.

Ninguno de los dos funcionó en el inicio de liga, lo que no fue óbice para que permaneciesen en el once. Mientras, Nico Williams asomaba un día diez minutos, luego quince, veinte, media hora; ratos que aprovechaba para intentar alterar el pulso del partido, para revolver y dinamizar en alguna medida el previsible ataque rojiblanco. El capitán levantó algo el vuelo bien avanzado octubre, pero Berenguer perseveró en una versión muy apagada. Tras once oportunidades casi consecutivas, Marcelino relegó a la suplencia al ex del Torino durante un mes, lo que permitió que Nico Williams apareciese más en el escaparate. A ver qué pasa en la Supercopa, escenario singular para un futbolista como este.

No se le computa un solo pase de gol, aunque de sus botas han salido ya varios servicios para que los compañeros marcasen

Si su sitio en el esquema está en un costado lo tenía complicado, pues tanto Berenguer como Muniain partían con ventaja