El primer equipo del Athletic ha iniciado de forma oficial sus vacaciones y no regresará a los entrenamientos hasta el próximo 7 de julio. En ausencia de jugadores y técnicos, Lezama acomete un período que se augura frenético por la complejidad que entraña satisfacer la voluntad expresada por Marcelino García Toral de cara al curso venidero. El club, con Rafa Alkorta a la cabeza, necesita reducir de forma drástica una plantilla que está sobredimensionada a juicio del técnico. Su intención consiste en dirigir un número de jugadores de campo que no exceda demasiado de la veintena. Lo ha dejado claro Marcelino en diversas entrevistas concedidas desde que concluyese la liga, pero dicho empeño choca con problemas que en principio se antojan insalvables o cuya resolución implicaría asumir un elevado coste económico.

El director deportivo del Athletic sabe cuál es el deseo del técnico asturiano y lógicamente conoce la identidad de los futbolistas de los que está dispuesto a desprenderse. La clave de este proceso radica en que todos ellos tienen contrato en vigor, detalle que reduce muchísimo el margen de maniobra de Alkorta. Tanto si pretende recurrir a la fórmula de la cesión como si negocia salidas definitivas a otros equipos, parece evidente que para buscar acomodo a estos hombres fuera de su disciplina el Athletic se vería forzado a cargar con parte de las fichas. Con una parte considerable cabría añadir, por cuanto el presumible destino de los futbolistas descartados sería con seguridad algún club sin recursos para hacerse cargo de los emolumentos que perciben en el Athletic. Se da por supuesto que los jugadores señalados en privado por Marcelino no están dispuestos a renunciar en su adiós a un dinero que por contrato les corresponde, no al menos en una proporción significativa. Y esto si aceptan hacer las maletas.

Lo llamativo de esta situación, cuyo origen remite a épocas de bonanza económica en el Athletic, es que encaja mal con varias de las renovaciones acometidas por Ibaigane desde que Aitor Elizegi tiene despacho en Ibaigane y muy especialmente las registradas durante la campaña recién terminada. Y no será porque no se viese venir. No cabe obviar que en el vigente mandato el equipo no ha logrado plaza en competición europea, vía de ingresos básica para sostener el pulso financiero de la entidad. Esta realidad no ha impedido sin embargo que se abordasen múltiples ampliaciones contractuales, alguna de primer orden, así como fichajes de dudosa rentabilidad deportiva y alguno que sí ha producido réditos, pero que conllevó un fuerte desembolso. Asimismo se desaprovechó la oportunidad de traspasar a algún jugador que contaba con oferta en firme atendiendo a criterios de imposible justificación.

un perjuicio para el equipo

En suma, que ahora a Marcelino le sobran como mínimo media docena de piezas y ya ha deslizado que el hecho de no menguar el plantel a lo largo del verano ocasionará un perjuicio en el funcionamiento del equipo y condicionará su rendimiento. La pelota está por lo tanto en el tejado de los responsables deportivos y todas las miradas se posan en la figura de Alkorta, quien hasta la fecha ya se ha visto en la tesitura de transigir con determinadas decisiones que iban en contra de su opinión.

De enero a mayo, Marcelino gestionó un vestuario con 25 almas, 26 si se cuenta a Zarraga, que firmó un contrato de primer equipo mediado el pasado febrero. A esta cifra se han de agregar tres jugadores que fueron cedidos y retornan una vez acabado el ejercicio: Vivian, Córdoba y Kodro. Y no puede descartarse que haya incorporaciones del filial, un trámite habitual en el comienzo de cada pretemporada. Y la única baja confirmada es la de Iago Herrerín, que se despidió tras consumir en blanco el curso.

Todavía quizá sea pronto, pero no hay noticias sobre otras posibles marchas y sí en cambio ha trascendido que el club se ha hecho con los servicios de Alex Petxarroman, defensa del filial de la Real Sociedad. Sin confirmación oficial de esta adquisición, se trata de un lateral derecho de 24 años que llega libre, sin costo, y que se habría animado a cambiar de aires ante la perspectiva de integrarse en la pretemporada en la dinámica del primer equipo, una posibilidad que por lo visto no existía en el equipo de Imanol Alguacil.

La iniciativa genera cierta perplejidad y no estaría relacionada con el nivel del donostiarra, que solo ha competido en Segunda B, sino con el contexto. Logre o no convencer a Marcelino, hasta que no se demuestre lo contrario Petxarroman debería competir por un puesto con Capa, De Marcos y Lekue. Es decir, de entrada no se observa esa máxima que recomienda dejar salir antes de entrar. Sobra personal y el Athletic se descuelga con una adquisición que por ahora hay que catalogar como experimental. Ello sin olvidar que también en el filial que juega sus partidos en Lezama hay un lateral derecho, Álvaro Núñez, al que se le augura cierta proyección.