El centrocampista hace un repaso de los episodios más destacados de un curso donde el equipo ha sido incapaz no ya de responder a la inusitada expectativa que se generó en torno a las finales de Copa, en especial la primera, sino de ofrecer un comportamiento fiable a lo largo de ocho meses muy densos. Confía en que las experiencias acumuladas y la posibilidad de apuntalar en pretemporada las ideas de Marcelino sirvan para cambiar el rumbo del Athletic.

Si tuviera que describir la temporada con una sola palabra, ¿cuál escogería?

—Intensa. O irregular.

O ambas, ¿no? Las dos juntas podrían valer.

—Sí.

Sin embargo en la percepción general seguramente la que se impone es la segunda: irregular.

—Digo irregular porque no hemos conseguido mantener un nivel alto en todo el año. Sí en algunos partidos, varios muy buenos, pero no con una continuidad. No es ya solo por el hecho de no llegar a los objetivos en las dos finales de Copa, sino que tampoco nos hemos podido clasificar para Europa.

Lo de jugar en Europa era una de sus metas cuando fichó por el Athletic y en los tres años que lleva en el equipo no ha podido lograrla.

—Es duro, habrá que seguir insistiendo.

Intensidad e irregularidad probablemente están conectadas, pero qué explicaciones tiene para todo lo que ha sucedido.

—Habrá que hacer un estudio profundo porque no es una cosa normal no haber sido capaces de ganar dos partidos seguidos. Tampoco lo es perder o no ganar algunos partidos como lo hemos hecho. Y no es un tema que relacione con la ambición porque ese es un valor que no cuestiono en este equipo. En todo caso lo vinculo a que hay que dar un nivel individual más alto.

¿Cómo califica el nivel que usted ha dado?

—Creo que he dado el mío. Es el año en que menos regularidad he tenido como titular, pero ya digo que creo que he estado a mi nivel. Lo de jugar más o menos es algo que decide el entrenador. Yo no soy un jugador que en los partidos vaya a destacar en el plano individual. No voy a decidir ningún resultado como hacen otros jugadores.

Con Gaizka Garitano jugaba siempre, pero en sus últimos meses en el equipo prescindió de usted en varios partidos.

—Eso tuvo que ver con el hecho de que si no hay resultados es normal que el entrenador intente cambiar la dinámica. Lo acepté. A nadie le gusta dejar de jugar, pero yo siempre miro por el bien del equipo y desde ese punto de vista lo asumí sin problema.

Desde la llegada de Marcelino ha habido mucho movimiento en el centro del campo. Ha barajado constantemente las cuatro alternativas con las que contaba.

—Pienso que al llegar Marcelino probó a todos y luego ha ido decidiendo en función del trabajo de la semana o de las características de cada partido, algo que potencia la competencia y que opino que es positivo. Desconozco si ha habido tanto cambio por una cuestión de que lo hiciéramos mejor o peor, pero opino que el rendimiento general del centro del campo ha sido bueno.

Pues aunque no se ha salvado casi nadie, ni defensas ni delanteros, ha habido bastante debate sobre el centro del campo, que no es algo que solo haya ocurrido este año.

—Está claro. Pero cuando se juega bien y se gana no suelo ver que se destaque al centro del campo. En cambio, cuando no sale un buen partido o se pierde, enseguida se dice que el centro del campo no ha controlado el juego o cosas parecidas. A veces jugamos contra equipos que meten más gente por dentro, nos pasó en la final con el Barcelona, no supimos marcar a Busquets y además estaban De Jong y Pedri... Desde que llegué a Bilbao siempre he visto que se censura al medio del campo en cuanto los resultados no son los que se persiguen, pero considero que esas críticas no responden a la realidad.

Es verdad que a menudo el Athletic se enfrenta a equipos que reúnen más jugadores en esa zona. Un poco lo que acaba de comentar sobre el Barcelona.

—Cada sistema tiene sus pros y sus contras. Eso que dices ha habido veces en que lo hemos sabido contrarrestar, pero no es una cuestión del sistema. Este sistema nos va bien, pero hay que trabajarlo más. El año que viene se harán mejor las cosas porque en este ha habido muchos partidos entre semana y pocas sesiones de entrenamiento para trabajar los conceptos. Esto no es una excusa, ha sido así. Por otra parte, es normal en Primera que haya fases en los partidos donde el rival te domine y se generen desajustes. Con este sistema estamos cómodos, nos permite ajustar en los repliegues y no sufrir cuando el otro equipo te mete un jugador más por dentro.

En pocas ocasiones se asistirá a un contraste en el rendimiento tan fuerte como el habido entre la Supercopa y las finales de Copa.

—En la Supercopa fuimos la sorpresa. Tanto el Madrid como el Barcelona fueron pensando que iban a ganarnos fácil, pero estuvimos muy bien en intensidad defensiva y acertamos con el balón en ataque. En la final con la Real estuvimos mal ellos y mal nosotros. Hubo mucha tensión y nos pudo la presión de que había que ganar sí o sí porque el Athletic llevaba muchos años sin ganar la Copa. De la final con el Barcelona te diré que fui con toda la ilusión del mundo, creyendo de verdad que podíamos, pero en la segunda parte nos superaron totalmente. Trataría de extraer la parte positiva de estas experiencias, lo que hicimos en la Supercopa, pero la oportunidad de ganar el título de Copa no se nos va a volver a presentar de esta manera otra vez. Eso no quita para que haya que intentarlo el año que viene.

¿Hasta qué punto no fue negativo jugar dos finales separadas por quince días?

—A toro pasado está claro que fue negativo.

La Supercopa fue en tres días, apenas hay margen para pensar en nada, pero dos semanas y tras lo sucedido ante la Real...

—Es el fútbol. No estuvimos acertados y hay que aceptarlo así.

Demasiada expectación, demasiados meses pensando en la final con la Real, todo lo que se generó tampoco ayudó.

—Desde el inicio de la temporada el objetivo era esa final, parecía que no había ni liga ni nada. Y todo el mundo esperaba que ganásemos. Fue tan larga la espera y tanta la fijación que no salió bien.

La temporada arrancó con un ambiente, digamos, enrarecido. Se encajó mal el flojo final de la liga anterior y casi sin pausa se puso en marcha un nuevo campeonato.

—El Athletic mueve mucho en su entorno. Pero si en vez de Garitano el entrenador hubiera sido Klopp no se hubiera escuchado tanto ruido como el que había. Con cada mal resultado todas las miradas se dirigían al entrenador. Éramos conscientes de que con el palo de la liga anterior se nos iba a exigir mucho en el comienzo, más si ese comienzo no era bueno.

Y luego, empezaron los rumores sobre la destitución de Garitano, que si no sacaba tal o cual partido se iba a la calle. Funcionar en ese contexto debe ser, aparte de desagradable, complicado.

—Intentas evadirte de las noticias, de los rumores que circulan, pero no somos tontos. Nosotros, los jugadores, siempre hacemos todo lo posible por ganar, independientemente de quién sea el entrenador, pero sin duda era una situación complicada, sobre todo para ellos, el cuerpo técnico quiero decir. Para ellos era más difícil que para nosotros.

¿Cómo recibió la destitución de Garitano?

—Fue algo duro. Para mí no es un entrenador más y ver sufrir a alguien a quien estimas no es algo fácil de llevar. Además, creo que ni él se esperaba que la destitución se produjese justo después de haber ganado a Elche.

¿Habló con él?

—No, con él no, sí lo hice con Patxi Ferreira. A Gaizka le conozco desde hace mucho y creo que es mejor dejarle a su bola que llamarle.

La marcha del equipo no ha mejorado con Marcelino, en liga no al menos.

—Lo de los resultados no se puede valorar por la elevada carga de partidos que hemos tenido. Habría que detenerse en el rendimiento que se dio en bastantes de los partidos que empatamos pudiendo haberlos ganado. No soy yo el que debe valorar si el cambio ha venido bien o mal, pero estoy convencido de que estos meses han servido para poner un buen cimiento de cara al próximo año.

Eso es lo que destaca de la temporada.

—Lo mejor es la Supercopa, no voy a engañar a nadie diciendo esto, lo sabe todo dios, pero sí espero que todo lo que hemos vivido nos sirva para algo en el futuro. Hemos cambiado de estilo de juego y veo muchos cambios. Vamos a tener un tiempo para trabajar conceptos, algo que como he dicho antes no se ha podido hacer por el calendario. Necesitamos una pretemporada para que todo quede claro.

¿Cree que después de todo lo ocurrido, la calle puede ser receptiva a este mensaje?

—Lo que la gente quiere es que se saquen resultados. Es normal que la gente esté enfadada.

En este contexto se supone que es inevitable que se hable mucho de la regeneración de la plantilla, de si la juventud viene empujando y cosas así.

—Es mejor que me guarde mi opinión sobre esto.

Vale. En condición de ex del Eibar, ¿qué opina de su descenso?

—El Eibar siempre ha basado la permanencia en lo que conseguía en Ipurua. La verdad es que al final ha sido bastante cruel la forma en que ha bajado, cuando parecía que podía librarse. Vendrán cambios y confío en que hagan un equipo para volver enseguida a Primera porque no hacerlo el año que viene complicaría mucho ese objetivo.

El Eibar solo ha ganado dos partidos como anfitrión, pero el problema de la falta de público ha sido común para todos.

—Hay una manera de jugar en San Mamés con gente y otra sin gente. Desde luego a nuestro equipo le afecta, estoy convencido. Ahora, en los partidos no hay el ritmo que había antes. Ves muchos partidos por la tele que parece que son de pretemporada. La intensidad ha bajado mucho desde que los campos están vacíos.

También se podría decir que todos los equipos se han beneficiado cuando han ejercido de visitantes.

—Yo hablo del fútbol en general. Pienso que el espectáculo se ha resentido mucho y no hablo solo de lo que el ambiente aporta. Se está perdiendo vivir el fútbol como se vivía.

Bueno, dicen que la asistencia de gente a los campos se resolverá de cara a la siguiente campaña.

—Dependerá de cómo esté lo de la pandemia. Ojalá se solucione porque querrá decir que estamos todos vacunados, pero creo que no debería tomarse riesgo alguno.

¿Cuándo acaba su contrato?

—En 2022.

¿Ha recibido alguna noticia del club?

—No. De momento o dentro de poco tampoco la espero. Si el club quiere que siga me ofrecerá algo durante la temporada que viene, como está pasando con otros compañeros a los que se dirige en el año que terminan.

"Habrá que hacer un estudio profundo porque no es una cosa normal no haber sido capaces de ganar dos partidos seguidos"

"Yo no soy un jugador que vaya a destacar en un partido, ni que vaya a decidir un resultado como hacen otros jugadores"

"Con el sistema estamos cómodos, permite ajustar en el repliegue y no sufrir si el rival mete un jugador más por dentro"

"El objetivo era esa final y todo el mundo esperaba ganarla, fue tan larga la espera y tanta la fijación que no salió bien"

"Ver sufrir a alguien que estimas no es fácil y creo que ni Gaizka esperaba la destitución justo tras ganar al Elche"

"Hay una manera de jugar en San Mamés con gente y otra sin gente, desde luego al equipo le afecta, estoy convencido"