Dicen que más vale prevenir que curar. Por lo menos así lo han debido pensar en la dirección deportiva del Athletic, que no solo se ha obsesionado con el primer equipo, sino que ha apostado por una política decidida respecto al Bilbao Athletic, que el domingo se juega en Almendralejo la última baja para retornar cinco temporadas después a Segunda División. El Burgos, con un acentuado sabor vizcaino en su plantilla, es el único escollo que le queda al colectivo de Joseba Etxeberria para dar el salto a la categoría de plata, misión harta complicada porque a los cachorros solo les vale el triunfo, opción que han tenido en cuenta Rafa Alkorta y sus más estrechos colaboradores, Andoni Ayarza y Blas Ziarreta, para inclinarse por blindar el proyecto del filial independientemente si el próximo curso ejerza en LaLiga SmartBank, con la plusvalía que generaría para la causa, o en la nueva Primera RFEF, compuesta de dos grupos y que también ofrecerá una exigencia competitiva superior a la tradicional Segunda División B.

La dirección deportiva ha dado un paso arriesgado en su plan, o ambicioso, según se mire. El tiempo lo pondrá en su sitio. Lo cierto es que el Rafa Alkorta ha dado el visto bueno a ejecutar la cláusula que tiene el club para ampliar de forma automática los llamados contratos encadenados en aquellos casos en que la opción caducaba a lo largo de este mes de mayo, además de cerrar las renovaciones de otros jugadores que se consideran estratégicos, matiz que llama la atención en la larga duración de estos últimos, en referencia sobre todo a los acuerdos alcanzados con Julen Agirrezabala, Juan Artola, Imanol García de Albéniz, todos ellos de la generación del año 2000, y de Beñat Prados, del 201, hasta el 30 de junio de 2025; cuando aún son, a priori, un melón por abrir en el supuesto que lleguen a dar el salto al primer equipo. Con todo, esta fórmula responde al deseo de tener asegurados los pilares del proyecto del filial a corto y medio plazo a la espera de lo que suceda el domingo en tierras extremeñas.

La camada del 2000 es una de las más apreciadas en los últimos tiempos en Lezama y, al margen de los mencionados, Jon Cabo, autor del primer tanto el pasado domingo ante el Celta B en el primer asalto del play-off de ascenso; Ewan Urain, que hizo el segundo en Villanueva de la Serena; Aitor Paredes, presente en cercanas convocatorias con el primer equipo; Álvaro Núñez y Xabier Arberas también tienen contrato en vigor con la entidad bilbaina, aunque en sus casos sea por una temporada más, como ocurre en el Víctor San Bartolomé, uno de los capitanes del equipo. Alkorta, que sí tiene asegurado el blindaje de un Nicholas Williams que ya ha debutado como león y del juvenil Nico Serrano, también ha renovado a los 'veteranos' Ander Iru y Antxon Jaso, por dos y una campaña más respectivamente, y tiene que decidir sobre Jon Sillero, que ha ejercido como cedido en el Numancia y que tiene firmado hasta 2023.

El de Sillero no es el único caso que queda en el aire. Youssouf Diarrá (1998) y Oier Luengo (1997) han emergido como otras dos piezas claves en el sistema de Etxeberria (al que le queda un año más de contrato pero que quiere revisar con el club su situación tras el play-off), pero los dos acaban su relación con el Athletic este junio. La dirección deportiva ya les ha presentado una oferta de renovación y sus casos se resolverán en breves fechas, si bien los indicios apuntan a que los dos futbolistas continuarán en Lezama, incertidumbre que, en cambio, sí afecta a las situaciones de Iñigo Baqué (24 años), Andoni Tascón (23 años) o Julen Bernaola (22 años), pendientes de lo que suceda en el partido definitivo ante el Burgos y que puede marcar sus respectivos destinos.