A cantidad de bajas, la acumulación de minutos o quién sabe si la voluntad de Marcelino García Toral de hacer de este tramo final de la temporada un laboratorio dio la oportunidad a Oihan Sancet (25-IV-2000, Iruñea). El navarro fue titular y correspondió a la confianza depositada por el técnico con una gran actuación, quizá la mejor con la camiseta del Athletic

Llegaba a San Mamés el líder, el Atlético de Madrid. Para el Athletic era una empresa mayúscula por eso mismo, y también a juzgar por la trayectoria de los últimos tiempos. El conjunto bilbaino solo había ganado uno de sus últimos quince compromisos frente a los colchoneros. Por si fuera poco, la tropa de Marcelino tenía que mirar con catalejo hacia su última victoria, fechada en el 7 de marzo. En un escenario que se mecía entre la profunda depresión y la búsqueda de estímulos, el técnico apostó por un equipo plagado de infrecuentes, entre ellos Sancet, que hasta ayer domingo había disputado 19 partidos entre todas las competiciones para acumular un total de 611 minutos -una participación anecdótica teniendo en cuenta lo que ayer se proyectó sobre el césped-. Era, por tanto, un día propicio para prolongar la mala dinámica del equipo. Una jornada apta para que los menos habituales naufragaran en el intento de convencer al míster de que dispone de recursos en el banquillo.

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Para comenzar, el Athletic volvió a parecerse a ese equipo que se transformó con la llegada del entrenador asturiano. En términos de colectivo, saltó al campo con una intensidad que le permitió ganar los duelos divididos. La presión coordinada también concedió un número considerable de recuperaciones. Estas ganancias en términos de posesión favorecieron a Sancet, que, a diferencia de otras ocasiones, pudo entrar en contacto con la pelota. Ayer le tocó actuar como vanguardia del equipo, junto a Villalibre. Es ahí donde Marcelino le ubica, porque es un jugador que desde que dio el salto al primer equipo ha cubierto prácticamente todas las posiciones del mediocampo hacia arriba.El hecho de que el Athletic tratara de trenzar, de salir con el balón jugado desde la defensa, en lugar de buscar constantes desplazamientos en largo -véase las dos finales perdidas- dio posibilidades a Sancet, que además lució. El iruindarra sacó jugo a la pelota. Ofreció movilidad, a diferencia de Villalibre, quien se quedó más estático en la punta del ataque. Sancet se convirtió en el enganche. Fue el encargado de abrochar al equipo, de coserlo para dar unidad. Enlazó el juego entre la medular y las zonas de ataque. Cayó especialmente a la banda derecha, lo cual permitió al Athletic generar peligro por ese costado. Además, atrajo a rivales para liberar de marcas a Villalibre.

De hecho, en una acción por el flanco derecho llegó el gol del plantel bilbaino. Sancet fue, junto a Capa y Berenguer, quien trianguló para el tanto de cabeza de este último. Ese costado fue un dolor para el Atlético con un Sancet generando superioridades numéricas. Capa, mientras permaneció en el campo antes de lesionarse, se benefició de ello y cuajó una brillante primera mitad. El ayer delantero tuvo criterio con y sin balón -se ganó una cartulina frenando un contragolpe-, demostró virtudes técnicas, capacidad de esfuerzo con sus ofrecimientos y recuperaciones, así como templanza y visión de juego. Activo en todas las facetas. Desplegó un gran repertorio. Se hizo omnipresente.

En la segunda mitad, el 16 El dominio del Atlético se hizo abrumador. Una avalancha. El Athletic se atrincheró y los jugadores ofensivos quedaron aislados, desatendidos. A pesar de ello, Sancet dispuso de una gran ocasión para marcar el segundo gol del Athletic. Tras recibir un interesante pase de Morcillo, el navarro mandó su disparo por encima de la portería de Oblak. Fue su error más destacado. No obstante, no empañó su papel.

Marcelino decidió reemplazarle en el minuto 75 por Unai López. Paradójicamente, dos minutos después marcó el Atlético. Pero Iñigo Martínez hizo posible la victoria, y el disparo por alto de Sancet quedó en el olvido. Para el entrenador del Athletic, la actuación del jugador navarro es un argumento de que hay alternativas en su banquillo. Jugó a un gran nivel, demostrando que puede aportar a un equipo que muchas veces adolece de jugadores con buen trato de balón. El técnico ya puede decir que tiene conocimiento de la capacidad de conexión de Sancet, que brilló ante el líder de LaLiga.

Sancet fue la conexión entre el centro del campo y la línea de ataque en los mejores minutos del Athletic

Demostró sus recursos y polivalencia, ofreciéndose a los compañeros, tocando con criterio y empleándose en labores de presión