El verano de 2020 fue especialmente movido en can Barça. Sin fichajes de relumbrón al margen de la llegada de Miralem Pjanic o el regreso tras su cesión al Bayern de Múnich de Philippe Coutinho, a las muchas dudas deportivas tras un calamitoso final de temporada posconfinamiento, en el que el Barcelona perdió la liga ante el Real Madrid y el conjunto bávaro le endosó un sonrojante 8-2 en los cuartos de final de la Champions League, se unió el intento de huida de Leo Messi. El capitán azulgrana, harto de los vaivenes de la Junta Directiva presidida por Josep María Bartomeu, envió un burofax al club el 25 de agosto exigiendo su liberación. La entidad se plantó en el no, el argentino se negó a entrenar durante varias jornadas y, una vez corroboró que su salida no sería posible, principalmente porque no había ningún resquicio legal que le hiciera quedar libre, regresó al trabajo como si nada hubiera ocurrido. Meses después, su futuro sigue siendo una incógnita. La única certeza es que su contrato expira el próximo 30 de junio, que desde el 1 de enero es libre de negociar con cualquier club y que sin él, el conjunto azulgrana baja muchísimo su nivel. Esto último no es nada nuevo, lo cual se convierte de manera directa en una amenaza para el Athletic, rival este sábado del Barça en la final de Copa.

El astro, considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia, volverá a cruzarse de nuevo en el camino del conjunto rojiblanco. Un monstruo viene a verme€ ¿por última vez? Quién sabe. Lo que parece seguro es que la duda sobre su continuidad o no en el Barça revoloteará en el ambiente al menos unas cuantas semanas más. Seguramente el caso Messi se alargará en el tiempo una vez que concluya la liga, pero por lo pronto el argentino tiene este sábado la oportunidad de sumar su séptimo título de Copa. Lo intentará evitar un Athletic que si bien ya sabe lo que es imponerse al Barcelona en dos finales, ambas de la Supercopa, la de 2015 y la del pasado mes de enero así lo atestiguan, ha caído derrotado con holgura en las tres últimas finales del torneo del K.O. que ha disputado ante el equipo culé. Los años 2009, 2012 y 2015 se recordarán en Bilbao por lo que pudo ser y no fue. Además, en los tres encuentros con el título en juego Messi jugó un papel destacado.

Especialmente recordada es la jugada por banda derecha que se marcó en el Camp Nou en la cita de 2015. Arrancó prácticamente desde el centro del campo y tras zafarse de hasta cuatro futbolistas rojiblancos fusiló la portería de Iago Herrerín con un disparo colocado junto a la cepa del poste. Una acción individual que dio la vuelta al mundo y con la que Messi abrió el marcador. En la segunda parte logró el 0-3 que echó al traste cualquier atisbo de remontada por parte del Athletic en un encuentro en el que Iñaki Williams hizo el tanto de la honra para su equipo. En la final de 2012, en la que no hubo partido, pues el Barça pasó por encima de los bilbainos, que perdían 0-3 en el minuto 25, el capitán azulgrana anotó el 0-2. En 2009 también participó activamente en el marcador al anotar el 1-2 con el que el Barcelona remontó el tanto inicial de Gaizka Toquero. El choque acabó 1-4.

Pero si recordada es la jugada de la final de Copa de 2015, también lo es lo ocurrido el pasado mes de enero en el estadio de La Cartuja, escenario de nuevo de la final de este sábado. A pocos minutos para que concluyera la finalísima de la Supercopa, Leo Messi fue expulsado tras agredir a Asier Villalibre en una disputa por el balón. En lance, que no deja lugar a la duda, también se viralizó, como casi cualquier acción en la que el argentino es protagonista. Incluso las palabras del búfalo de Gernika y su icónico "sa enfadau" dieron la vuelta al mundo. Pese al feo gesto de Messi, Villalibre restó importancia a lo sucedido. No quiso hacer leña del árbol caído.

UNA PESADILLA

Y pudo aprovechar la situación el atacante rojiblanco para hacerlo, pero demostró saber ganar. Algo que no siempre es fácil, menos aún cuando al rival al que has derrotado te ha puesto tantos palos por el camino. Y no solo por las tres finales perdidas en los últimos doce años, sino porque desde que el capitán del Barça debutara en liga en la temporada 2004-05, este parece tenerle ojeriza al Athletic, al que ha situado como su cuarta víctima favorita en el aspecto realizador. No obstante, Messi se ha visto las caras con el conjunto bilbaino hasta en 40 ocasiones, lo que convierte al conjunto rojiblanco en el cuarto rival contra el que más veces ha jugado. 27 de esos encuentros han sido en liga, 9 en Copa y 4 en Supercopa, con un balance de 27 victorias (21 en liga, 5 en Copa y 1 en la Supercopa), 9 empates (6, 2 y 1) y tan solo cuatro derrotas (dos en Copa y otras tantas en la Supercopa).

En lo que a sus registros goleadores se refiere, el argentino le ha marcado al Athletic un total de 27 goles, lo que sitúa a los rojiblancos en cuarta posición de un ranking que lideran el Sevilla (38 goles en 43 partidos), el Atlético de Madrid (32 en 42) y el Valencia (29 en 35). Iñaki Lafuente fue el primer portero del Athletic en encajar un tanto de Messi (15 de enero de 2006) y Unai Simón (el pasado 31 de enero) el último; entre medias, Gorka Iraizoz, Iago Herrerín y Kepa Arrizabalaga también han tenido que recoger el balón del fondo de sus porterías a disparos del argentino. Un Messi que ha defendido la elástica azulgrana en 771 ocasiones, logrando 661 goles. ¿La del sábado será su última vez ante el Athletic?

sus números

27 Goles al Athletic

Leo Messi se ha enfrentado hasta la fecha en 40 ocasiones con el conjunto rojiblanco, ante el que ha anotado 27 goles. El Athletic es su cuarta víctima favorita tras el Sevilla (38), el Atlético de Madrid (32) y el Valencia (29). Es, también, el cuarto club ante el que más veces ha jugado.