¿Malas sensaciones? ¿Una tarde torcida? ¿Desconexión de los futbolistas? ¿Desacertada gestión desde el banquillo? ¿Desprecio a la liga? Son muchas las preguntas y de todos los colores las que se hacen en el entorno athleticzale a causa del fiasco que firmó ayer el Athletic ante el penúltimo clasificado en lo que se entendía como el último examen, y por ende referencia, de cara a la finalísima del 3 de abril frente a una Real Sociedad que esta noche se expone en Anoeta ante el Barcelona, al que espera también el conjunto rojiblanco en la segunda final de Copa, el 17 de abril. Lo cierto es que el colectivo de Marcelino García Toral ya tiene puesto todos sus sentidos en las dos grandes citas en La Cartuja, pero sin obviar lo que sucedió ante el Eibar, cuando se entiende que el previsible once de las finales, que quizá ya no sea el mismo previsto, no fue capaz de dar casi una a derechas ante un rival muy tocado, inmerso en la zona de descenso y que supo, sin hacer nada del otro mundo, atascar a un Athletic que genera dudas a solo 13 días del histórico momento que se aguarda desde hace un año.Marcelino lo adelantó en la previa. No se iba a guardar nada. Dicho y hecho. Otra cosa es que el plan, su plan, no le funcionó y tuvo que rectificar sobre la marcha. Así las cosas, Unai López, merced a su grave error que costó el 1-1, y Mikel Vesga, muy gris, salieron señalados, por mucho que no lo considere así el entrenador; y dan materia para que durante muchos de los días que restan para la primera final se debata insistentemente sobre qué pareja será la que comparezca de inicio en la medular contra la Real. Dani García, muy fiable ayer, y Unai Vencedor, solvente, se lo han puesto difícil al asturiano, que mantendrá la incertidumbre hasta una hora antes del comienzo de la final. El de Villaviciosa ha ido variando su doble pivote en función del momento de cada uno de los cuatro mencionados. Dani García y Vencedor fue su sociedad en los dos partidos de la Supercopa; en el Villamarín, con el billete a las semifinales de Copa en juego, apostó por Dani García y Vesga; en la ida de esa semifinal frente al Levante repitió con Dani García y Vencedor, a los que les sustituyó en el descanso; y en el Ciutat lo hizo con Unai López y Vesga, una pareja que ayer se devaluó.

Como también se deprecian las posibilidades del Athletic de conseguir plaza europea vía liga, pese al llamamiento que hizo Marcelino el viernes. No en vano, el conjunto rojiblanco encadena tres jornadas consecutivas sin firmar la victoria y en las que se ha tenido que conformar con dos pobres empates que dejan a día de hoy la sexta plaza, la última que da el billete a la competición continental a diez puntos vista, una distancia que prácticamente se cree inalcanzable a falta de solo diez encuentros. Queda la pedrea del séptimo puesto, a cinco puntos vista a la espera de lo que haga hoy el Villarreal, pero solo es valiosa si el Athletic sucumbe en la final del 17 de abril ante el Barcelona. De ahí el gran reto de los leones, que, en caso de conquistar el título a costa del cuadro culé, al que ya tumbó en La Cartuja en la finalísima de la Supercopa, se meterían directamente en la fase de grupos de la Europa League, un torneo que no saborean desde hace cuatro campañas.

No son buenos los números en liga para Marcelino, quien incluso pareció enviar ayer un mensaje en las sustituciones que efectuó en los últimos veinte minutos, momento en que retiró a tres futbolistas que acaparan 16 de los 38 goles que acumula el Athletic en la competición de la regularidad, un gesto pensado aparentemente en la final de Copa del 3 de abril, cuando aún restan casi dos semanas para la disputa de la misma. Ya solo hay una obsesión entre ceja y ceja. Y el derbi de ayer debe servir para hacer autocrítica.

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Los puntos que ha sumado el Athletic de Marcelino en las once jornadas de liga con el asturiano en el banquillo y que se ha mostrado descontento con una cosecha que cree ha sido inferior a la que se merecía su equipo.