La pandemia del covid-19 marcará la histórica final de Copa que disputarán el Athletic y la Real Sociedad el próximo 3 de abril en La Cartuja, que, en principio, ofrecerá la imagen de sus gradas vacías. La crisis sanitaria impide la presencia de decenas de miles seguidores de ambos equipos en Sevilla y también ha privado de la posibilidad de que José Ángel Iribar (Zarautz, 1 de marzo de 1943) y Roberto López Ufarte (Fez, 19 de abril de 1958) pudieran conversar cara a cara para recordar momentos de los derbis que vivieron como futbolistas y de sus sensaciones sobre la finalísima en menos de un mes. Las preguntas han tenido que realizarse por teléfono, sin el deseado vis a vis, pero no por ello los mitos de los dos clubes vascos dejan de proyectar sus reflexiones.El Athletic va a jugar dos finales consecutivas de Copa en un intervalo de dos semanas, algo histórico para la entidad bilbaina y quizá puede generar envidia en la Real Sociedad.
—JOSÉ ÁNGEL IRIBAR: Supone una inmensa alegría, aunque sea muy atípico manejar dos finales de Copa en quince días. No creo que una final marque a la otra, porque hay suficiente espacio de tiempo entre ambas, aunque puede que sí el resultado de la primera afecte algo en lo anímico.
—ROBERTO LÓPEZ UFARTE: El Athletic ha hecho los merecimientos suficientes para jugar esa segunda final. Particularmente, creo que es bonito lo que ha hecho, pero deseo que la Real gane la primera final y el Athletic, la segunda. Así lo firmaría. Repartiríamos las dos Copas para agrado de todos.
Es la primera final de la historia entre Athletic y Real Sociedad, que se ha hecho de rogar en el tiempo.
—J. A. I.: Así es. En la final de 1969 ya estuvimos a punto de jugarla, porque nosotros estábamos clasificados y la Real jugó su semifinal ante el Elche, pero no pudo superarla. Fue el año más cercano para jugar esa final.
—R. L. U.: Sí y, además, se había aplazado para que asistiera el público y no ha podido ser así. Los dos clubes necesitan de esta oportunidad histórica después de esperarla durante tanto tiempo.
Lástima que la final se juegue finalmente sin público.
—J. A. I.: Esa es la gran pena. Cambia mucho, porque el aficionado vasco y el aficionado al fútbol en general se merecen disfrutar de una final histórica como esta. Las circunstancias son duras y no queda más remedio que adaptarse a la situación.
—R. L. U.: El futbolista juega para su público, para su afición, para la sociedad. Tanto la Real como el Athletic sufren porque sus aficiones son muy cercanas al jugador y ese público siempre es alentador y en los momentos más complicados, mucho más.
¿Qué recuerdos tienen de sus eliminatorias en Copa?
—J. A. I.: Me quedan un poco lejanas. Sí recuerdo una eliminatoria (cuartos de final) en 1975, creo que pasamos en la tanda de penaltis, después de perder por 3-1 en Atotxa y ganar nosotros en San Mamés por el mismo resultado. Sé que marqué y también lo hizo Artola (portero de la Real). Creo que también perdimos otra (en 1972, también en cuartos).
—R. L. U.: Me acuerdo, sobre todo, de la de 1987, en una semifinal a doble partido. Jugamos primero en Atotxa y el Athletic nos perdonó la vida, porque acabamos jugando con nueve, nos dedicamos a no perder, a que el partido acabara 0-0. El Athletic quizá pensó que también le valía porque en San Mamés iba a ser más fuerte. Y ahí cometieron el error, porque supimos jugarle al Athletic ganándole 0-1 con gol de Bakero. Sí es cierto que antes nos sabíamos todos de memoria las alineaciones de los dos equipos.
¿En qué argumentos se fundamentan para defender la victoria del Athletic y viceversa?
—J. A. I.: Los argumentos se fundamentan en el momento francamente bueno del Athletic, es un equipo que va creciendo y eso ayuda mucho en la confianza. Una final, como todas, son difíciles y enfrente vamos a tener una muy buena Real, que también lo está haciendo muy bien pese a su revés ante el Manchester United en Europa. Es una final que podemos ganar, veo muy mentalizado al equipo y a día de hoy estamos muy bien.
—R. L. U.: Partiendo de la base de que en una final no hay favoritos, independientemente de que uno esté mejor que otro, como ocurre también en los derbis, sí creo que la Real tiene una sensación de más continuidad en el juego. Lleva un año y pico haciendo las cosas realmente bien, salvo accidentes como el de Manchester United. La Real tiene muy buenos jugadores, Imanol mantiene la idea de juego y cuenta con mucho talento desde el centro de la campo hacia arriba. Quizá tiene que mejorar el aspecto defensivo en general, es un poco su talón de Aquiles. No olvidemos que tanto el Athletic como la Real históricamente se han apoyado en una buena defensa para intentar marcar después la diferencia en ataque.
En sus épocas como futbolistas, los derbis se caracterizaron por un sano pique y en muchos casos predominaba la camaradería. En los últimos tiempos, en cambio, sí se han dado más episodios polémicos e incluso un mal rollo.
—J. A. I.: Los derbis en la actualidad son otra cosa. Nuestros derbis eran once vascos contra once vascos. Nos conocíamos más, sí que había piques en el campo, pero nos reuníamos, comentábamos los partidos€ El fútbol ha cambiado mucho, salvo nuestra filosofía, que la mantenemos nosotros. La Real es otra amalgama de jugadores, aunque está haciendo buenos equipos. Antes era todo más cercano.
—R. L. U.: Hay que ver las cosas como son. Cuando jugábamos nosotros había una relación muy buena entre los dos clubes, y también entre los jugadores. Nos veíamos en varias ocasiones, compaginábamos eventos conjuntos€ Nos llevábamos bien, luego ya en el partido cada uno iba a lo suyo. Quizá sí marcó un antes y después la operación del fichaje de Joseba Etxeberria por parte del Athletic. A partir de ahí se enturbiaron las relaciones, sobre todo a nivel de clubes y aficiones. Pero a nivel de jugadores creo que ha habido una buena entente a pesar de los resultados.
Retrocedamos, entonces, al derbi del 5 de diciembre de 1976, el de la icónica imagen de la ikurriña en Atotxa. ¿Cómo se gestó aquel momento en los dos vestuarios cuando la enseña vasca todavía no era legal?
—J. A. I.: Se gestó de una manera relativamente fácil. La Real, con Kortabarria su capitán a la cabeza, lo tenía ya planeado. Nos trasladaron esa posibilidad y con el visto bueno de todos, porque era la condición sine qua non, lo hicimos. Tardamos más en organizarlo y conocer cómo iba a ser la reacción de las autoridades. Con el tiempo se ha podido comprobar que estuvo bien organizado y fue toda una fiesta en un campo a tope, era el momento para ejecutarlo. El partido, en cierto sentido, quedó más en un segundo plano.
—R. L. U.: Se gestó con mucho sigilo, con poca información, porque también era lógico. Eran tiempos complicados para sacar la ikurriña y los dos protagonistas, Iribar y Kortabarria, también con Josean de la Hoz Uranga, fueron los que llevaron a cabo esa posibilidad que abría un camino hacia la democracia. Recuerdo que metimos un 5-0, no sé si estaban asustados todavía, y el gol que metió Satrus de cabeza desde casi fuera del área.
¿Cuál fue el jugador rival qué más le han martirizado o marcado en los derbis?
—J. A. I.: Satrustegi. Ha sido un nueve extraordinario, tanto en su poderío en el juego aéreo, como a la hora de controlar y proteger el balón. Un jugador muy difícil de frenar y marcar. Me gustaba tener un delantero de esas características, teníamos esa mentalidad de enfrentarnos a los buenos, a ver quién podía más.
—R. L. U.: Me llevo bien con Dani y con Goiko, ya que cuando estaba en el Atlético de Madrid entablamos una amistad mayor. Goiko me llamaba la atención y me parecía un jugador noble, independientemente de las lesiones que pudiera acarrear a Maradona y creo que también a Schuster. Fue un gran defensa y muy difícil de superar. Más que traumatizar, me fijaba también en Argote, que técnicamente sacaba unos centros precisos; Sarabia, que jugaba en media punta y que marcaba diferencias. Yo tenía mis guerras con Santi Urkiaga, que me perseguía por todo el campo. Recuerdo que el Athletic nos ganó una nochevieja (1983) en Atocha y fue una de las peores noches que he pasado en mi vida.
¿Qué imagen tenía Iribar de López Ufarte y viceversa?
—J. A. I.: Roberto era un extremo desequilibrante, técnicamente de un nivel altísimo. Era un jugador pequeñito que parecía frágil, pero con el balón en los pies era increíble, en el regate, en el último pase, tenía también gol...
—R. L. U.: Iribar ha sido el gran portero vasco hasta que llegó a Arconada. Me llamaba la atención que Iribar con el brazo fuera capaz de sacar el balón hasta el centro del campo, independientemente de su sobriedad en los balones por arriba que los cogía todos. Yo no fui capaz de meter ningún a Iribar. Tengo esa espinita clavada, aunque se retiró antes de que nosotros consiguiéramos las dos ligas consecutivas.
¿Qué futbolista puede marcar la diferencia en cada equipo?
—J. A. I.: Los futbolistas ofensivos son normalmente los que marcan las diferencias y si tienen su día y aciertan€ Son los que llevan el gato al agua. Pero también los porteros pueden ser determinantes. Será una lucha titánica en todos los matices.
—R. L. U.: El que debe marcar la diferencia es el bloque. La Real tiene equipo y muy buenas individualidades. El Athletic quizá tenga menos individualidades, aunque las que tiene son muy buenas, como la de Raúl García, que ha renacido; Muniain me gusta muchísimo, Williams con su verticalidad y que me encanta en todos los sentidos. Si el Athletic juega como equipo y con esas individualidades, la Real va a tener muchas dificultades, sabiendo que atrás son también fuertes.
La Real conquistó la Liga de 1982 en el último partido en el derbi con el Athletic y el Athletic, la de 1984, en San Mamés ante la Real. ¿Se tiene ganas de chafar la fiesta al vecino o se entiende como una derrota dulce? ¿Ven posible a día de hoy la misma reciprocidad de antes si se diera el caso?
—J. A. I.: Bueno, yo ya había colgado las botas para entonces. Se trató de una alegría para el fútbol vasco, nos felicitamos mutuamente, porque era importante que se proyectara esos títulos ante los clubes con más poderío económico. Sí es cierto que hoy no sería lo mismo, porque la situación ha cambiado. No tiene nada que ver los años ochenta con el año 2021.
—R. L. U.: Si no ganábamos nosotros, a mí no me importaba que ganara el Athletic. Fue una casualidad del calendario. Si el Athletic nos quería ganar ese último partido, debía esforzarse al máximo, cuando nos pasó a nosotros en la liga del 82. Nadie te regala nada. No había pacto alguno. Se podía decir lo que quisiera puertas afuera, pero a la hora de la verdad el que tenía que marcar los goles era el Athletic o la Real en su momento. El hecho de dejarse ganar no se le pasaba a nadie por la cabeza. Yo me alegré cuando el Athletic ganó la Supercopa en La Cartuja, porque la ganó con todo vencimiento. El problema era que la Real fue de favorito y no pasamos el primer corte de forma frustrante. En cambio, el Athletic supo jugar mejor sus dos partidos, aunque es verdad que para la gran mayoría de la afición de la Real, habría preferido que no hubiera ocurrido.
En el caso de Iribar, ¿cómo encajaba su condición de guipuzcoano en el Athletic y en el que se ha convertido en leyenda? Y en el caso de López Ufarte, ¿le tocó en algún momento el Athletic para intentar su fichaje?
—J. A. I.: Siempre he sentido el Athletic, al que he mamado desde pequeño en mi baserri. Mis aitas, mis tíos... eran muy del Athletic cuando yo era un crío. Recalar en Bilbao siempre es lo que había soñado, fue una bendición y una alegría tremenda, y esa felicidad se convierte en doble o triple.
—R. L. U.: Sí, hubo dos momentos que quizá han pasado desapercibidos. El primero, cuando era demasiado joven. Yo estaba en el Real Unión y en ese momento vinieron varios equipos, entre ellos el Athletic, el Sporting€ Tenía 16 años, pero cuando apareció la Real todo eso se diluyó. En el 87, cuando me invitaron a salir de la Real porque no es que yo quisiera marcharme, hubo conato de alguna posibilidad de ir al Athletic aunque no se dio una negociación clara, pero Menotti, que era el entrenador del Atlético de Madrid, hizo todo lo posible para que me fuera con él. Curiosamente mi último partido con la Real fue en la final de Copa del 87 que conquistamos.
Para ustedes, ¿el derbi era el partido más importante del año?
—J. A. I.: Sinceramente, no. Eran los duelos ante el Barça y el Madrid. La afición y todo el mundo tenía puesta la X en esos encuentros, eran los partidos que había que ganar, eran los más importantes en esa época.
—R. L. U.: No sé qué decirte. Queríamos ganar todos los partidos posibles y el año de la imbatibilidad lo que nos importaba era no perder e intentar ganar la liga. Creo que el año de la segunda liga perdimos incluso ante el Athletic y conquistamos el título. Buscábamos involucrarnos en cada partido para ganarlo, ya viniera el Athletic, el Real Madrid o el Barça. A mí , particularmente, me gustaba ganar todos los partidos, no solo cuando te enfrentabas al Madrid o al Athletic. Sí es cierto que el derbi ante el Athletic era una fiesta en las gradas y para la afición, pero nada más.
¿Qué detectan en común entre el Athletic de Marcelino y la Real Sociedad de Imanol?
—J. A. I.: Son dos equipos que juegan de manera intensísima, con mucha velocidad, los dos equipos pretenden rasear la pelota y con muy buena organización táctica. Son dos equipos muy reconocibles y hoy en día el Athletic está disfrutando y convencido de sus opciones.
—R. L. U.: Los dos juegan como bloque. Me da la sensación de que Marcelino es más sólido en el matiz defensivo, que es una asignatura pendiente que nos cuesta en la Real. Pero hay que tener en cuenta que la Real tiene mucha pólvora ahí arriba, desde Oyarzabal o Isak como fijos, o Portu. Merino, Silva.. son grandes fichajes. En una final no valen estas cosas si no las aplicas correctamente.
Ya la última, mójense con el resultado de la final.
—J. A. I.: Las finales son muy complicadas, nos debemos a la afición y el equipo va a darlo todo para intentar ganar con todas las fuerzas que tiene y también con toda la calidad que atesora. Es difícil aventurar un resultado, pero que este sea favorable al Athletic.
—R. L. U.: Aunque pudiera parecer que habrá pocos goles, yo diría un 3-2 a favor de la Real, sería ideal para todos (risas).
"Es una final que podemos ganar, veo muy mentalizado al equipo y a día de hoy estamos muy bien"
"Los partidos del año eran ante el Barça y el Madrid, todo el mundo tenía puesta la X en esos encuentros"
"Roberto era un extremo técnicamente de un nivel altísimo, con el balón en los pies era increíble"
"La Real tiene una sensación de más continuidad en el juego, lleva un año y pico haciendo las cosas bien"
"Queríamos ganar todos los partidos, el derbi era una fiesta en las gradas y para la afición, pero nada más"
"No metí ningún gol a Iribar y tengo esa espinita clavada, aunque se retiró antes de que lográramos las ligas"
"En el derbi que sacamos la ikurriña nos trasladaron esa posibilidad y lo hicimos, porque era la condición sine qua non"
"Hubo dos momentos que quizá han pasado desapercibidos en los que el Athletic me hubiera podido fichar, en juveniles y en 1987"