Cinco años y medio después. En un abrir y cerrar de ojos. El Athletic volvió a entonar el cántico más deseado y repetido en Bilbao y en Bizkaia. Txapeldunak. Con letras mayúsculas. A lo grande. Como en los viejos tiempos. Después de superar primero, el pasado jueves, al Real Madrid y el domingo al Barcelona. Los dos equipos con los que se ha enfrentado durante más de un siglo y con los que tiene en común ser los tres únicos clubes que han militado siempre en Primera División. La historia dice que los duelos entre los tres se catalogan como clásicos, aunque algunos quieran distorsionar la tradición con sucedáneos varios. Conquistar un título tras vencer a merengues y culés acentúa el hito. Por ello, esta Supercopa, la tercera que suma la entidad bilbaina en su palmarés, hay que definirla como el Supertítulo, pese a quien pese. Como sucedió con el título de los once aldeanos, que marcó un antes y un después. El del domingo también puede presumir de ello. Es el título de una causa, de una filosofía, de una forma de ser. De un pueblo.

Marcelino García Toral pasará a la historia como el técnico que lo hizo posible. Pero es solo una estadística. Si el Athletic lo logró en La Cartuja fue gracias al legado que ha cogido el asturiano. Y esa herencia tiene nombre y apellidos. Gaizka Garitano seguro que se retorció de rabia por no haber estado anoche en la capital andaluza, pero también se sintió orgulloso. Un pedazo de esa corona es suya, si bien la trayectoria final de su etapa al frente de los leones le penalizara tanto como para no disfrutar de esta Supercopa y de la finalísima de Copa que se disputará en este mismo estadio dentro de tres meses. Sea como fuere, el que gana es el Athletic. La pandemia del covid-19 amarga la celebración. No habrá gabarra. Ni un recibimiento multitudinario. Se tendrá que conformar con un acto sencillo este lunes en las instituciones vascas. Txapeldunak.

Este Athletic tiene fe. Se lo cree y ello da premio. Encajó el tanto de Griezmann en el primer disparo de los azulgranas a los tres palos de la meta de Unai Simón. Lo hizo a los 40 minutos, un dato revelador. Supuso un mazazo, pero los leones son diferentes. Iñaki Williams sacó petróleo, centró, vio a Óscar de MarcosEl segundo capitán salió al rescate. Él tiene su propia historia personal con el Barça. Debutó como rojiblanco en Berna el 6 de agosto de 2009 en la eliminatoria previa de la Europa League ante el Young Boys. Días después se estrenó en el viejo San Mamés ante el propio Barça en el choque de ida de la Supercopa. El de Laguardia marcó el gol de la esperanza (1-2), como lo ejecutó también anoche. El Athletic tardó dos minutos en equilibrar el gol de Griezmann, al que su pasado realista le motiva cuando se mide a los bilbainos. De Marcos empató al filo del descanso y comenzó a escribirse una historia bonita.

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El Athletic se sentía campeón y hasta desquició a Leo Messi, el gran temido y que se fue del partido por la puerta de atrás al ver la roja derecha fruto de la frustración en la segunda parte de la prórroga. Este hecho incrementa el valor de un título que muchos lo tildaban de menor, pero el nuevo formato es más exigente que el anterior. Marcelino ha puesto la guinda al trabajo anterior y el asturiano puede decir que es una pesadilla para el Barça, al que le ha arrebatado dos títulos. En tres meses tocará jugar la final de Copa pendiente y posiblemente habrá también quien ponga a los rojiblancos como favoritos ante una Real que ya no lo debe tener tan claro. Es lo que genera un subidón como el de anoche y que finalizó con una fiesta interna en el hotel de concentración.Celebración de los jugadores del Athletic . Fotos: EFE

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GMv2_fin|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=6004cc332db08d000bf51dc4|GMv2_fin La pandemia obliga a celebraciones sencillas, aunque ya tocará retomarlas cuando la crisis sanitaria sea ya una pesadilla para olvidar. Iker Muniain levantó el trofeo que alzó en 2015 Carlos Gurpegi en el Camp Nou. Iker no jugó aquella Supercopa porque se encontraba en fase de recuperación de una grave lesión. Y el jueves arranca el recorrido en la Copa de la presente edición. Y que siga la fiesta. La Cartuja espera de nuevo al Athletic.