TODOS somos esclavos de nuestras palabras y Marcelino García Toral (Villaviciosa, 14-VIII-1965) no iba a ser menos. El técnico asturiano, que fue confirmado anoche como nuevo inquilino del banquillo del Athletic tras el cese de Gaizka Garitano y su equipo de trabajo en la tarde del domingo, es la apuesta de la dirección deportiva para lo que resta de temporada y un año más, hasta junio de 2022. Aitor Elizegi, los responsables de la comisión deportiva, con Ricardo Hernani a la cabeza, y Rafa Alkorta han depositado su confianza en la figura de un técnico contrastado, con mucha experiencia en Primera División y que ya sabe lo que es ganar la Copa, logro que consiguió en 2019, y el que sin duda es el gran objetivo del Athletic en la presente campaña.

Pero eso será en abril. A corto plazo asoman las citas contra el Barcelona, el Atlético de Madrid y el Real Madrid (este en las semifinales de la Supercopa), como los grandes retos de un Marcelino que lleva en el paro desde el 11 de septiembre de 2019, cuando fue cesado del Valencia por unas declaraciones contra los dirigentes del conjunto ché. Precisamente, por otras palabra suyas deberá ganarse el cariño del público en Bilbao. Una afición que recuerda sus salidas de tono, con palabras muy poco agraciadas en el pasado.

La primera gran desavenencia tuvo lugar en 2008, en medio de la eliminatoria de los cuartos de final de Copa entre el Athletic y el Racing. El conjunto rojiblanco cayó derrotado en El Sardinero por 0-2, siendo el segundo tanto en clarísimo fuera de juego, y el entonces técnico del conjunto santanderino aseguró que la situación ilegal del atacante polaco "no era tan clara". Agregó, además: "Ojalá el arbitraje para el Racing sea como el que tuvo el Athletic en El Sardinero". En el choque de vuelta, que acabó con 3-3 en el marcador, el devenir pudo haber sido otro bien distinto, ya que con 3-1 favorable a los bilbainos, Pablo Pinillos cometió un claro penalti sobre Igor Gabilondo que el árbitro no señaló. Según Marcelino, el trencilla estuvo "bien, ni mejor ni peor que en Santander".

A la conclusión de la temporada 2007-08 y después de hacer historia con el Racing, clasificando al equipo a la semifinal de Copa y metiéndole en la UEFA por primera vez en la historia del club, abandonó el proyecto cántabro para fichar por el Zaragoza, que había firmado su descenso a Segunda. Devolvió a los aragoneses a la máxima categoría, pero en diciembre de 2009, con el equipo en puestos de descenso y tras perder 1-2 con el Athletic fue despedido.

Las aguas se calmaron después, o al menos no hubo ninguna declaración salida de tono del técnico asturiano hasta que en el curso 2013-14, con el conjunto rojiblanco y el Villarreal en plena pugna por la cuarta plaza, Marcelino pisó el charco hasta el fondo. Tras un empate a uno entre el submarino amarillo y el Betis, al que será nuevo entrenador del Athletic no se le ocurrió otra cosa más que soltar la siguiente frase: "El entrenador del Betis se tiene que quejar por el partido del Athletic. Al Athletic le favorecen los árbitros muy a menudo, como sucedió ante nosotros". Parece que tendrá trabajo por delante Marcelino, quien hace solo unas pocas semanas, en distintas entrevistas radiofónicas apuntó que su futuro como entrenador pasaba por el extranjero.