El calendario sitúa al Athletic en un escenario distinto y más complejo. El inicio liguero del 12 de septiembre dio paso a un paréntesis de dos semanas, ahora toca jugar tres partidos en solo siete días y luego de nuevo habrá quince sin competición. El domingo visitó Ipurua, mañana recibe al Cádiz y para el próximo domingo queda el derbi de Mendizorrotza. En vísperas de disputar el segundo de estos tres compromisos se activa la curiosidad por ver cómo gestiona Gaizka Garitano un tramo que por pura lógica exigirá un gasto de energía importante, superior al ya invertido.

Durante la campaña anterior hubo un puñado de situaciones similares: semanas sueltas con tres citas, períodos más extensos con idéntica cadencia de partidos a causa de las eliminatorias coperas o el concentrado final de liga del verano, que encajó once jornadas en poco más de un mes. La línea de actuación observada en la mayoría de estas fases consistió en depositar la responsabilidad en el bloque titular y perseverar en la apuesta. Una política que disparó la participación de una mitad de la plantilla y redujo sensiblemente la presencia de la otra mitad. El hecho de que el Athletic transmitiese síntomas de cansancio en diferentes momentos, mientras iba salvando rondas de la Copa o en la parte decisiva de la liga, asoma como una consecuencia directa de esa manera de proceder. En términos prácticos se diría que por meterse en la final con la Real Sociedad se frustró el acceso a Europa vía liga: entre enero y febrero el equipo se retrasó en la tabla y luego fue incapaz de recuperar el terreno perdido en el esprint de julio. Agua pasada no mueve molino, pero acaso merecería la pena extraer alguna lección de la experiencia vivida.

Cierto es que el contexto de ahora es otro. La pretemporada, que no queda tan lejos, fue más corta de lo habitual y Garitano tuvo que apechugar con un montón de pegas, lo cual significó acudir con limitaciones a la jornada inaugural de Los Cármenes: aparte de varias bajas, jugadores cortos de preparación. Problemas que se subsanaron gracias al trabajo realizado en Lezama y el doble amistoso con el Sevilla en las dos semanas previas al derbi con el Eibar, una especie de ampliación de la pretemporada. En efecto, la mejoría general en el apartado físico fue patente y clave para entender el primer triunfo del curso, además de que Garitano recuperó a algunos de sus favoritos para componer el once de salida.

los fijos

En Ipurua, la fisonomía del Athletic recordó a la de muchísimos compromisos. Solo faltaron Yeray, lesionado, y Córdoba, bajas cubiertas por Núñez, que tampoco es un recién llegado, y Morcillo, que siéndolo se ganó el puesto frente al Granada. El resto, los habituales en el esquema de Garitano. Habiendo jugado dos encuentros tan separados, que además son los únicos, no cabe hablar de acumulación de esfuerzos de cara a recibir al Cádiz. Solo el portero, Iñigo y Dani García llevan 180 minutos en las piernas, mientras que Capa, Muniain, Raúl García y Morcillo se hallan por encima de los 150.

Que los citados estén mañana sobre el césped de San Mamés no debiera implicar una exigencia desproporcionada. Esta reflexión, con mayor motivo, invita a esperar que repitan los demás compañeros, máxime por ser los protagonistas de un resultado positivo. Ya se sabe, los técnicos enseguida se agarran a aquello de no modificar lo que funciona. Por otra parte, la prioridad es el partido que toca, no se suele enfocar el más inmediato con un ojo puesto en el siguiente. Son criterios a los que Garitano suele aferrarse para introducir pocas variantes o ninguna en la pizarra.

Pero aparte del estado físico está el rendimiento individual, indicativo que pudiera aconsejar retoques. Hay titulares sin chispa y suplentes que han cumplido o destacado. Y por último, siempre interesa tener a más futbolistas integrados en la dinámica de la competición. Rotar consiste en hacer dos o tres cambios mañana y de nuevo el domingo, abrir el grupo para contar con un abanico de recursos más amplio. Es un método que Garitano apenas ha puesto en práctica. Visto lo visto es posible que sea el momento.