“La final a puerta cerrada es una opción que los clubes y los jugadores descartamos completamente. No puede ser una final sin nuestro público. Es más, nos deberíamos de plantar ahí porque quién sabe cuándo vamos a llegar a una final dos equipos vascos. Creo que es muy importante para ambas aficiones unirnos y disfrutar de ese momento”. La entrevista, aunque sea telemática y sin opción a repreguntar, es un género que permite conocer la personalidad del protagonista. Iñigo Martínez es de los que no se anda por las ramas.

Añadió en torno al fútbol con las gradas vacías: “No tiene emoción, no hay la intensidad que debe haber”. Le disgusta la sensación de estar jugando “un amistoso” en vez de un partido de competición. Puso como contrapunto las rondas coperas celebradas, que calificó como “los partidos que más he disfrutado, todos emocionantes, duros psicológicamente. Jugar con uno menos casi desde el inicio, vernos fuera en los penaltis, el del Barcelona en casa, el del Granada fuera. Partidos para enmarcar. Ahí está la labor del equipo, la solidez, el carácter, pelear hasta el final, algo que pocos equipos tienen”. Rememoró la “increíble emoción” y “el peso que nos quitamos de encima” gracias al gol de Yuri en semifinales.

Confesó que piensa a menudo en la final, pese a que ahora la atención debe centrarse en la extraña vivencia que nos mantiene confinados. Le preocupan los efectos del parón, “perjudicial para todos los equipos”: “Es mucho tiempo sin tocar el balón, habrá que hacer otra pretemporada para coger ritmo. Sabemos que somos un equipo físico y que tiramos mucho de eso”. Pero estima que el Athletic posee un plus de cara a esa cita cumbre: “Cada uno tiene sus armas, su estilo, sabemos cuáles son las nuestras y cuando se acaben habrá que tirar de orgullo y de casta, que tenemos de sobra. Creo que somos capaces de hacerle frente a la Real, sobre todo en una final. Iremos a por todas y espero que la aprovechemos porque las finales son para ganar, nadie se acuerda del que pierde. Hay que disfrutar y sacar adelante el partido. Ganar alguna final con el Athletic es lo que más me importa. Ya llevo años jugando, no he estado en ninguna, ahora tengo la oportunidad y espero traer la Copa a Bilbao”.

Iñigo repasó su fichaje por el club que definió en tres palabras: “Único, historia y familia”. Y expuso los motivos del cambio: “Vine al Athletic porque vi desde el primer minuto que confiaron en mí, que me querían sí o sí, me transmitieron el cariño que necesitaba en ese momento porque no estaba disfrutando en la Real, no me sentía a gusto. Luego, la garra, el coraje y la valentía que tiene el Athletic me unió más a él y ya sabía lo que es ser del Athletic porque soy vizcaino y lo he mamado en la familia”.

Sobre la pandemia, Iñigo Martínez dijo que los futbolistas deben dar ejemplo con su comportamiento y “ayudar en las iniciativas solidarias puestas en marcha”. Y para concluir dejó caer una previsión pesimista: “Por desgracia no creo que cambie nada. La gente se olvida rápido de lo que ha pasado y eso es lo que más pena me da. Habría que aprender, cuidarnos y ayudarnos mutuamente como se esta haciendo ahora, pero no creo que vaya a ser así”.