DESPUÉS de eliminar a Intercity, Sestao River y Elche, el Athletic vuelve a medirse esta noche a un rival de inferior categoría en Copa. El Tenerife, un histórico en horas bajas, asoma como el escollo a superar en unos octavos de final que trasladan al conjunto rojiblanco hasta el Heliodoro Rodríguez López, donde habita un equipo con el agua al cuello en Segunda División y con la ilusión por bandera en el torneo del K.O. Verdugo del Valladolid (2-1) en la ronda anterior, así como del Yeclano (0-3) y Rayo Majadahonda (1-1 y 2-4 en los penaltis) en sus dos primeros compromisos coperos, el club isleño encara la cita frente a los leones sin presión alguna y con una renovada propuesta futbolística desde la llegada del técnico Rubén Baraja. El entrenador vallisoletano, que asumió las riendas de la primera plantilla el pasado 2 de diciembre tras la destitución del vizcaino Aritz López Garai, ha convertido al Tenerife en un rival correoso con el contragolpe como principal arma.

Lejos de sentirse incómodos sin el balón en su poder, los chicharreros acostumbran a replegarse y cerrar líneas en busca del error rival, momento oportuno para desplegar sus alas y acometer rápidas ofensivas con la portería rival en el horizonte. No tiene inconveniente alguno el equipo tinerfeño en aguardar con calma la oportunidad que se presente para dañar al rival, tal como hizo con sumo éxito frente a un Valladolid que mordió el polvo la pasada semana en el Heliodoro. A pesar de adelantarse en el marcador con un gol de Sandro Ramírez, los pupilos de Sergio González no lograron cerrar el partido y vieron cómo los de Baraja daban la vuelta al marcador con tantos de Joselu Moreno y Dani Gómez. Se trata, así las cosas, de un aviso para navegantes de cara al choque de esta noche, en el que la presión de superar la eliminatoria estará presente en el bando rojiblanco y sumamente alejada del rincón local.

Después de firmar un empate sin goles el sábado en la visita a la Unión Deportiva Las Palmas, el Tenerife figura, sin ir más lejos, en decimoctava posición en liga a un solo punto de los puestos de descenso con seis victorias, ocho empates y once derrotas, por lo que la necesidad de triunfos señala directamente a la liga. La Copa, mientras tanto, asoma como el patio de recreo a ojos de un vestuario y de una afición que se han propuesto disfrutar del torneo con la ilusión de poder soñar en grande, misión prácticamente imposible en una Segunda División en la que el objetivo a corto y medio plazo radica en abandonar la zona baja de la tabla.

LOS MENOS HABITUALES En el choque ante el Athletic se espera de nuevo a la segunda unidad del Tenerife, circunstancia que, sin embargo, no debería invitar a los de Gaizka Garitano a caer en un estado de optimismo desmedido tras lo ocurrido seis días atrás en el Martínez Valero, donde los suplentes habituales del Elche forzaron una agónica tanda de penaltis en la que un "pequeño milagro" dio el pase a los rojiblancos. Así calificó Mikel Vesga lo sucedido en una noche que tendrá continuidad en Copa en el Heliodoro, donde la hinchada local se desprenderá por unas horas de la sensación de ahogo que padece en liga para saborear una reformada competición en la que los hombres de Baraja, sin el exrojiblanco Isma López, pero con Iker Undabarrena y Suso Santana, máximo goleador en el campeonato liguero con cinco dianas, intentarán volver a dar la sorpresa.