bilbao - El Athletic tiene argumentos suficientes como para sospechar de la existencia de una maldición que le atormenta cuando juega en terreno del Espanyol, ya sea en Montjuïc en el pasado o en el rebautizado RCDE Stadium en los últimos tiempos. Ayer volvió a darse cabezazos, porque son ya 23 visitas consecutivas al Espanyol sin conocer la victoria en liga y porque ésta se le escapó de las manos pese a ser mejor durante los noventa minutos y gozar de más ocasiones de gol. La leyenda negra continúa y ni siquiera pudo finiquitarla ante un Espanyol que es colista y que se llevó el empate en su única ocasión clara de gol, lo que irrita más al colectivo rojiblanco, superior en casi todos los conceptos.

Gaizka Garitano le dio muchas vueltas a la cabeza al partido y se inclinó por un plan que despistó al personal, y en especial al equipo periquito, que esperaba a un Athletic distinto. El derioztarra recuperó la fórmula en la pizarra que expuso en el Santiago Bernabeú y en el Sánchez Pizjuán, pero con un matiz significativo. Retocó su versión ofensiva, al dejar en el banquillo al intocable Raúl García y dar toda la libertad a Iker Muniain, ausente en los dos escenarios reseñados, que se hizo dueño y señor de la situación. El capitán se sintió cómodo, lo que agradecieron los dos puntas, Iñaki Williams y Asier Villalibre, especialmente este último que puso la guinda a su primera titularidad en liga con un gran partido y con un buen gol que le debe servir para dar un paso adelante a corto plazo.

El Athletic marcó los tiempos en el primer acto, sobresaliente en la vertiente táctica, con control absoluto en la medular por parte de Dani García y Mikel Vesga, y con Yuri Berchiche y Ander Capa como auténticas flechas por sus respectivos costados, pero el único tanto de Villalibre se quedó a la postre en una escasa recompensa. El conjunto rojiblanco careció de un mayor instinto goleador, o sea no mató el partido cuando lo tenía todo a favor y eso lo pagó con la pérdida de dos puntos, porque el único lunar defensivo generó el tanto de Raúl de Tomás y que priva los leones de volver a ocupar puestos europeos, que es el objetivo al y al cabo.