UNIDOS de por vida. Así quedaron los caminos vitales de Athletic y Elche tras la recordada final de Copa que midió a ambos equipos el 15 de junio de 1969 en el Santiago Bernabéu, donde los rojiblancos se llevaron el gato al agua gracias a un solitario y decisivo gol de Antón Arieta en el minuto 82. El zarpazo, suficiente para sumar un nuevo título copero a las vitrinas bilbainas, tumbó a un combativo conjunto ilicitano que contaba entonces con siete internacionales en su plantilla, de la cual formaba parte un jovencísimo Juan Manuel Asensi (Alicante, 1949), quien disputó aquel encuentro con solo diecinueve primaveras a sus espaldas para fichar un año después por el Barcelona y ejercer como culé durante once temporadas en las que llegó a portar el brazalete de capitán.

El alicantino, medio siglo después de tan singular cita ante el Athletic con el título de Copa de 1969 de por medio, hinca el diente con DEIA a lo acontecido en un inolvidable choque que tampoco pasará al olvido para exleones de la talla de José Ángel Iribar (Zarautz, 1943), Txetxu Rojo (Bilbao, 1947) y Javier Clemente (Barakaldo, 1950), el hombre que enlazó con Arieta II para que el durangarra dictara sentencia. Los tres ilustres exrojiblancos, que lograron entonces el primero de los dos títulos que cosecharon con el Athletic, formaron parte de una alineación diseñada por Rafa Iriondo y que completaron Saez, Etxeberria, Aranguren, Igartua, Larrauri, Argoitia, Uriarte y el goleador Arieta II. Enfrente asomaba un Elche que había finalizado la liga en una meritoria novena posición con 29 puntos, uno más de los que coleccionaron los bilbainos, quienes encararon el torneo copero tras cerrar las treinta jornadas correspondientes al campeonato de la regularidad en el undécimo escalón.

En la primera ronda de la entonces denominada Copa del Generalísimo, en los octavos de final, los de Iriondo despacharon al Zaragoza a doble partido, mientras que en cuartos fue el Deportivo de la Coruña el rival al que se impusieron los rojiblancos, superiores también al Granada en una semifinal en la que el Athletic, imponente, selló su billete para medirse en la gran final a un lanzado Elche que había dejado en la cuneta a Pontevedra, Valencia y Real Sociedad después de un tercer partido frente a los donostiarras a modo de desempate. La lucha por el título, así las cosas, puso frente a frente al Rey de Copas con un firme aspirante a dar la sorpresa en una "disputada" e "igualada" final, como aciertan a recordar Iribar, Rojo y Clemente. "Recuerdo que fue tensa, porque llevábamos muchos años sin ganar la Copa y había presión", subraya El Txopo, cuya actuación resultó determinante en el desarrollo de un encuentro en el que el cuadro ilicitano apretó de lo lindo de entrada.

"Ellos tenían un buen equipo y nos pusieron en problemas en la primera parte", reconoce el legendario exguardameta de Zarautz, si bien destaca que "poco a poco nosotros fuimos a más en el partido y la gran acción de Antón Arieta nos dio el título". Clemente, con diecinueve años recién cumplidos, fue clave en el gol al nacer de sus botas el pase que desembocó en el único tanto de la final, aunque el de Barakaldo se resta mérito a sí mismo y remarca que "cuando se gana un título todos los jugadores son clave, al igual que el entrenador". "Yo fui uno más, porque le hice el pase a Antón, pero el mérito del gol fue suyo, puesto que hizo un buen desmarque, una buena recepción y remató fenomenal", relata Clemente, quien no esconde que el título "hizo mucha ilusión al equipo y a la afición por lo que suponía volver a ser campeones".

"En aquella época el Elche era un rival muy fuerte y complicado, al tener un equipazo con gente joven de mucho nivel como Ballester o Asensi", explica asimismo el actual seleccionador de Euskadi, quien expone en relación a la inconmensurable labor de Iribar que "teníamos el mejor portero que había y es verdad que El Txopo estuvo muy bien, aunque tampoco estuvo todo el rato parando balones. Ellos tuvieron sus opciones de ganar, pero quienes acertamos fuimos nosotros y, por tanto, merecimos aquel título", advierte Clemente, para quien el choque resultó "extenuante". "Recuerdo que acabé agotado y tumbado un rato en la camilla, porque me faltaba el aire. Hizo mucho calor en Madrid y la final fue de mucha disputa, no paramos durante los noventa minutos y hasta que hicimos el gol tuvimos que currar muchísimo", apunta el vizcaino, quien indica en torno al formidable ambiente que se vivió en las gradas del Bernabéu que "yo acababa de cumplir 19 años y ver todo el estadio lleno prácticamente de aficionados nuestros fue impresionante, aunque ellos también llevaron mucha gente de Elche".

"Las dos aficiones se portaron estupendamente y entre los jugadores también hubo mucha deportividad de principio a fin, lo cual siempre es importante. Con Asensi, por ejemplo, coincidí también en la selección", rescata Txetxu Rojo, quien comparte con Iribar y Clemente que el Elche "tenía un buen equipo y en la primera parte estuvieron muy bien, presionándonos mucho y llegando al área, pero fuimos mejorando poco a poco y en la segunda mitad recuerdo que el partido cambió mucho". "Si ellos acabaron con la sensación de haber llegado más a nuestra área, no acertaron entonces, que al final es lo que cuenta", matiza el exrojiblanco, quien resalta que adjudicarse la Copa "fue muy bonito para mí, porque había quedado también campeón como juvenil y aquel título con el primer equipo me hizo una ilusión que saboreé más por dentro que por fuera, probablemente".

la versión de asensi Uno de los derrotados en el bando ilicitano fue Asensi, quien recuerda que la disputa del tercer partido contra la Real en semifinales pocos días antes de la final "hizo que en la segunda parte ante el Athletic empezáramos a notar el desgaste físico y que las piernas nos pesaran un poco". "Ellos, aun así, tenían grandes jugadores, por lo que tampoco podemos poner el cansancio como excusa", confiesa el alicantino, orgulloso del impacto que tuvo entonces el Elche, un equipo "modesto" que contaba con "muy buenos jugadores y un entrenador espléndido como Máspoli".

"Nos plantamos en la final después de hacer un gran campeonato y una buena liga. Nos gustaba tocar la pelota y fue una final muy nivelada contra el Rey de Copas, por lo que para nosotros fue algo excepcional enfrentarnos en aquel partido al Athletic", expone Asensi, que pone en valor el gran ambiente que se vivió entre ambas aficiones y que "casi todo Elche se desplazó a Madrid". "A la vuelta nos recibieron como si fuéramos campeones, porque la gente quedó contenta con el partido que hicimos, en el que a punto estuve de marcar el 0-1 en un centro al área que no llegué a rematar por poco", recuerda el propio Asensi, agradecido por la invitación que recibió por parte del Athletic en junio del año pasado para celebrar en San Mamés los cincuenta años de una final que permanece viva en la memoria de sus protagonistas.