bilbao - Los buenos propósitos se abren paso en estas fechas. Comienza un año natural, que no equivale a la temporada futbolística, pero el detalle carece de importancia cuando se trata de expresar la firme voluntad de no caer en los errores del pasado e intentar hacer cosas distintas, mejores, que están pendientes de abordar. En el caso del Athletic, el primer compromiso de 2020 se presenta como un excelente punto de partida para demostrar que ese espíritu de superación tan vinculado a las navidades es algo más que una simple pose. Cita lejos de casa y ante un oponente de entidad, o sea: Sánchez Pizjuán y Sevilla.

Ambas referencias, campo y rival, refrescan en la memoria una larga serie de experiencias ingratas. La última, coincidente con el cierre del anterior campeonato, queda muy próxima y se asocia a una plaza europea esfumada tras una actuación lamentable. No es verdad que el ansiado objetivo se extraviase justo el pasado 18 de mayo, sino que ese día el equipo confirmó lo que de malo había apuntado en citas previas donde no se comportó a la altura esperada y exigible. Sencillamente el calendario se le hizo demasiado largo, un problema que ahora no serviría de atenuante.

Esta noche acaba la primera vuelta para el Athletic, que llega a la misma con seis puntos más que un año atrás. Viene además de arrancar un empate en otro escenario muy poco amable, un Santiago Bernabéu donde los astros se alinearon felizmente para rentabilizar un concienzudo trabajo que se apoyó en la novedosa disposición táctica de tres centrales. Apostar por la reedición de la fórmula no resulta descabellado. Es una opción tan válida como el dibujo clásico de Gaizka Garitano, el utilizado en el 99% de las ocasiones. La solución al enigma, media hora antes del inicio del choque.

Que Núñez forme línea con Yeray e Iñigo no constituye una garantía de éxito, aunque sobre el papel parezca una alternativa interesante para proteger mejor el área de Simón. Pero el asunto no consiste únicamente en defenderse frente a un Sevilla al que le cuesta marcar en su estadio pese a su variedad de registros ofensivos, con especial mención para la aportación de los laterales. En definitiva, por encima del sistema está la actitud y el grado de acierto de los hombres escogidos, sabiendo que será imprescindible correr mucho y no achicarse ante la contundencia de las piezas defensivas de Julen Lopetegui, centrales y medio centro principalmente.

Actitud como sinónimo de atrevimiento, ambición, confianza en las propias fuerzas. Volvemos al tema de los buenos propósitos, que en boca de Garitano son la prolongación o la plasmación del trabajo diario. "En 2019 hemos hecho buenos resultados y ahora queremos seguir en esa línea. Ahora solo tenemos en mente este partido. Al año que empieza no le pido nada. Lo que te pueda traer es en función del trabajo que haces. Hay que intentar mejorar lo que no hayamos hecho bien y lo que de bueno tenemos, también mejorarlo. No vale de nada esperar algo si tú no pones de tu parte".

vuelve capa Pocas novedades en la expedición aparte del regreso de Ander Capa, cumplida la sanción por cinco tarjetas, y la ausencia de Larra, enfermo. Como cabía suponer, ni Muniain ni Aduriz figuran en la lista, si bien el capitán reaparecerá en breve, según comunicó ayer Garitano, que ve más lejana la vuelta del ariete por culpa del tipo de lesión que le impide jugar desde hace un par de meses.

Y si está, Capa es titular. Ello desplaza a Lekue, su sustituto contra el Madrid, al banquillo o quizá a otra demarcación. Reforzar las alas se antoja una iniciativa adecuada e independientemente de la táctica que escoja Garitano, el polivalente jugador bilbaino se perfila como una baza más que probable. Sendas incógnitas revolotearían sobre Vesga y Kodro, sorpresas en el once anterior.