bilbao - Gaizka Garitano se sinceró en la sala de prensa del Martínez Valero minutos después de que el Athletic superara con comodidad el primer trámite de la Copa. Su reflexión no se refería al duelo frente al Intercity, sino que su mensaje ya lo dirigía en clave de la liga, en concreto, de cara al exigente comparecencia del domingo en el Santiago Bernabéu: "Fuera de casa nos falta una victoria ante un equipo grande que sí hemos conseguido en San Mamés frente al Barcelona, por ejemplo". Las palabras del técnico derioztarra no hacen más que retratar ese músculo competitivo que le falta lejos de Bilbao a su equipo en campos referenci desde que lo dirige. El año de Garitano ha tenido muchas luces, pero también sus evidentes sombras. El compromiso ante el Real Madrid, al que le sigue la visita al Sánchez Pizjuán, no invitan al optimismo si se echa mano de esta estadística. El Athletic, con todo, está obligado a dar un paso adelante de calidad y el domingo puede ser un buen momento para que se produzca ese ansiado golpe de autoridad sobre la mesa que podría marcar un antes y un después.

El partido del martes en Elche supuso una sesión de baño y masaje para el cuadro rojiblanco. Probablemente le vino de perlas al vestuario para rebajar la presión que genera visitar el Bernabéu, que en los últimos tiempos produce una especie de depresión incurable. Garitano lo tiene claro. Debe dar con la tecla para no llevarse una nueva decepción en un clásico de la liga y en un estadio que se le suele dar muy mal en la historia reciente. Del choque frente al Intercity poco o nada debe valorarse hacia el gran choque ante el Real Madrid, que ayer sí se desgastó en el Camp Nou. Se entra en otra dimensión a la que suele salir muy mal parado el Athletic de Garitano, que no ha rascado punto alguno en sus comparecencias en los campos más exigentes de la liga. Cabe recordar que el derioztarra aún no ha visitado el Camp Nou como técnico rojiblanco, cuando paradójicamente fue su antecesor, Eduardo Berizzo, el que fue capaz de empatar en el coliseo culé en el que fue uno de los pocos partidos buenos de los leones con el entrenador argentino al frente.

Garitano, que sí ha vencido este curso al Barça en la jornada inaugural de esta liga en La Catedral merced a la obra maestra ejecutada por Aduriz a escasos minutos del final del partido, tiene ese debe en su hoja de servicios en Bilbao. La campaña pasada salió escaldado del Bernabéu, en el que el Athletic sufrió una derrota sin paliativos (3-0) gracias al hat-trick de Benzema, sellado en el segundo acto, nefasto para los leones. Esa debilidad en la guarida blanca no fue única, porque también se había dado con anterioridad en el derbi de Anoeta, en una flojísima primera mitad en la que sentenció al Real Sociedad, que infringió a Garitano su primera derrota en el banquillo rojiblanco. También naufragó en Mestalla ante un Valencia que necesitó hacer poco para ganar, como sucedió en el infausto compromiso en la última jornada en el Sánchez Pizjuán, donde el Athletic tiró por la borda la opción de entrar en Europa en un ejercicio de auténtica pobreza difícil de digerir. Este mal se ha acentuado esta misma campaña, en el décima jornada, en la comparecencia en el Wanda Metropolitano, en el que el Athletic hincó la rodilla ante el Atlético de Madrid en una nueva muestra de fragilidad competitiva.

máxima mentalización El vestuario rojiblanco asume que debe dar un plus en sus prestaciones si quiere rascar algo positivo el domingo. Garitano así lo pide y así lo desea. Se trata de romper la dinámica desde doce meses atrás, aunque la última referencia lejos de San Mamés no es nada halagüeña, después del fiasco que firmó hace once días en el Benito Villamarín, donde al Athletic le penalizó una pésima puesta en escena. No es el único lunar de este curso, porque en el recuerdo emerge la mala imagen que ofrecieron los leones en Balaídos ante un Celta en crisis. Son malos antecedentes, pero cada partido ofrece su propia historia. A Garitano, consciente de la necesidad de quitarse la flojera que ha proyectado el equipo en campos exigentes, le toca hacer un ejercicio de máxima mentalización que contagie a sus futbolistas. El Bernabéu cierra este año 2019 y el Pizjuán abre 2020. Dos auténticas pruebas de fuego para un Athletic que necesita recuperar ese músculo que le falta.