UNAI Núñez y Ángel Correa fueron las grandes sorpresas en los onces del Wanda Metropolitano. Y ganó, de largo, la apuesta por el argentino. Porque Núñez jugó ayer su cuarto encuentro liguero como titular esta temporada, después de vivir a la sombra de Iñigo Martínez y Yeray; y el colchonero le amargó la noche. También es cierto que el portugalujo saltó al césped despistado y prueba de ello fue la incomprensible falta que concedió al borde del área, nada más empezar, por coger con ambas manos un balón que le regaló el Atlético. Núñez pensó que la pelota no estaba en juego y entregó la primera falta directa al rival. No llegó a ocasión porque la barrera repelió el posterior disparo, pero ya fue un claro indicio de que ayer no iba a ser el día del jarrillero. Y eso que Garitano apostó por él en detrimento de un Yeray que terminó el pasado encuentro ante el Valladolid cuestionado.Así que el técnico rojiblanco optó por la fortaleza física de Núñez: “Le he metido por el juego aéreo, es un jugador muy bueno para nosotros en ese aspecto, podía jugar perfectamente este partido y por eso ha jugado. Con él hemos ganado altura porque teníamos un equipo muy bajito para jugar en el Wanda”, reconoció el propio Garitano en la rueda de prensa tras el encuentro. Pero ayer de nada sirvieron los centímetros ante la habilidad de Correa.

De hecho, el 3 del Athletic se mostró muy seguro en el juego aéreo con Álvaro Morata y siempre fue contundente al corte de las carreras de Lemar. Pero la cosa cambió cuando le tocó emparejarse con Correa. De hecho, al argentino le bastó un control orientado para dejar atrás a Núñez e irrumpir en el área. Pero es que encima después se recreó con un recorte que el portugalujo no vio venir y una asistencia medida, exacta, para que Saúl Ñíguez fusilara a la red entre un barullo de piernas. Era la primera ocasión del Atlético de Madrid, era cuando mejor estaba el Athletic. Y un descuido de Núñez provocó que los colchoneros abrieran un regalo que no merecían: un gol en su primer disparo entre los tres palos.

Con todo, el central rojiblanco quiso sobreponerse, volvió a incomodar a Morata y a echarse al suelo para frenar a Lodi, a Lemar y a quien hiciera falta. Pero en el minuto 35, cuando los de Garitano volvían a dominar, a examinar a Oblak, Correa volvió a meter miedo en el cuerpo. De nuevo, buscó emparejarse con Núñez y, de nuevo, sacó su pillería a relucir para dejar atrás al defensa del Athletic, que midió mal un bote. El argentino se plantó solo ante Simón, pero su vaselina salió por encima del larguero. Un segundo tanto antes del descanso hubiera sido demasiado castigo para unos leones que protagonizaron, de largo, la mejor primera mitad como visitantes de toda la temporada. Sin embargo, Núñez no se encontraba.

Así, en pleno debate sobre su papel secundario en el Athletic, tras haber cambiado recientemente de agente y después de desestimar reiteradamente una oferta de renovación del Athletic -a pesar de que su contrato expira en 2023-, Núñez se marchó del césped como uno de los soldados más endebles de la guardia de Garitano -Unai Simón tampoco estuvo muy acertado-. El portugalujo abandonó el Wanda Metropolitano mientras el estadio aplaudía a un Correa que también fue el asistente en el segundo gol del encuentro, obra de Morata. En esa ocasión, Núñez poco pudo hacer para evitarlo, pero subrayó aún más que, en el juego de apuestas de ayer, el ganador fue Correa.