El punto que sumó ayer el Athletic se puede vender de diferentes perspectivas y que entran en el campo subjetivo. Lo cierto es que el colectivo rojiblanco no perdió e insiste en la manida media inglesa, ganar en casa y empatar fuera, a la que tanto se aludía en tiempos pretéritos, con anterioridad a la vigencia de la liga de tres puntos. Por encima del valor resultadista, el partido en Butarque ratificó las carencias del conjunto de Gaizka Garitano a la hora de crear fútbol cuando comparece lejos de Bilbao, hasta el punto de que el personal ya parece resignado a semejante imagen, lo que genera un punto de incredulidad. El Athletic se presentó en casa del colista como líder y no demostró tal condición, lo que quizá se intuía de antemano visto los antecedentes de este mismo curso, Getafe y Mallorca.

El Athletic volvió a incidir en un fútbol sin argumentos, fiado a la inspiración puntual de alguna de sus referencias y a las penurias del Leganés, que había hincado la rodilla en sus tres encuentros anteriores en Butarque y sin ver puerta en ninguno de ellos. Los leones, sin embargo, no supieron sacar tajada ni con el marcador a favor, lo que no les deja en muy buen lugar cuando se habla de un equipo situado en la zona noble. Garitano tiró de rotaciones es este primer atasco en el calendario. Ya había dejado en casa a Unai López y dio descanso a Yeray, además de sorprender con la titularidad de Iago Herrerín en detrimento de Unai Simón, que solo había encajado un gol en 450 minutos. La apuesta por Beñat no funcionó, tampoco la de Córdoba y sí lo hizo la de Gaizka Larrazabal, que mostró que tiene hambre. El extremo acaparó lo poco interesante que ofrecieron los rojiblancos, que, al parecer, dejan sus virtudes para los compromisos en San Mamés.

Precisamente, el Valencia, que encadena dos partidos seguidos en Mestalla sin vencer, visita el sábado La Catedral y se entiende que el cuadro ché, pese a su irregularidad, exigirá un nivel mayor a este Athletic que muestra dos caras en función de dónde juegue, lo que es peligroso, sobe todo cuando pueda llegar el momento de que falle en el fortín hasta la fecha de su guarida.

2. La plusvalía de ponerse por delante

El conjunto rojiblanco presume de resultados y no conoce la derrota en estas seis jornadas , con lo que iguala el mismo inicio que en la temporada 1987-88

El Athletic se quedó con las ganas de firmar su primera victoria como visitante, paradójicamente cuando le tocaba ejercer en el campo en el que logró la última del pasado curso. Son, por tanto, cinco partidos seguidos sin ganar lejos de Bilbao y con la escasa tarjeta de dos goles, anotados ambos por Raúl García, que vio también puerta en Getafe y que eleva su cuenta personal a cuatro goles. La inspiración del navarro es vital para este Athletic, ya que ha marcado en cuatro de los cinco duelos en los que han mojado los leones. El acierto de Raúl García sirve para que el conjunto bilbaino continúe invicto recorridas las seis primeras jornadas, racha que no se daba desde la campaña 1987-88. Aquel Athletic de Howard Kendall enlazó cuatro victorias y dos empates, lo que le situaba en el segundo lugar por debajo del Real Madrid, que había hecho pleno.

Los de Gaizka Garitano, que ayer encajaron el segundo tanto del curso y de nuevo lejos de Bilbao, tienen la oportunidad de poner más brillo a sus números con el duelo del sábado ante el Valencia.

3. Otra vuelta de tuerca a la fórmula en la medular

Gaizka Garitano dejó en casa a Unai López en su política de rotaciones, con lo que apostó por la misma fórmula que aplicó en la segunda jornada en Getafe. Entonces, tampoco jugó el donostiarra, que ocupó sitio en el banquillo, y sí lo hizo Beñat, que repitió ayer como pareja de baile del intocable Dani García. Esta sociedad no funcionó en el Coliseum y tampoco lo hizo ayer, por lo que el técnico no acertó en el deseo de tener argumentos para crear fútbol, porque el Athletic lo hizo ayer en la mínima expresión. Beñat rindió a un nivel muy pobre y no aportó en la dirección del juego, que se deduce que es el papel que tiene que ejercer. Lo cierto es que Garitano solo se fía de estas tres piezas pese a que ayer convocó a Mikel Vesga, que sigue inédito este curso y que no tuvo la oportunidad de enfrentarse a su exequipo la campaña pasada y en el que supuestamente dio un paso adelante en su crecimiento en la categoría.