Estamos a pocas horas del comienzo de una nueva temporada, ¿cómo lo afronta alguien con una trayectoria tan extensa como la suya?

-Suelo decir siempre que llevar tanto tiempo como profesional sirve para mentalizarme como si fuese a ser la primera vez, con la ventaja de haber vivido muchos momentos como este.

Se vale por tanto de la veteranía para estar tan ilusionado como un chaval.

-Es una cuestión de motivación: quiero algo nuevo, veo la temporada como un reto diferente porque una vez más se empieza de cero. No me vale lo que haya podido hacer antes sino lo que voy a vivir ahora mismo.

No tiene usted pinta de que haya estado alguna vez carente de motivación, al menos eso se deduce de su particular forma de interpretar el juego.

-La motivación es algo que va más allá de lo que se puede decir con palabras. Yo soy alguien que respeta muchísimo el trabajo que tengo y por eso creo que hay que estar al nivel. Somos unos privilegiados y tenemos una gran responsabilidad por representar a mucha gente que le encantaría estar en nuestro lugar.

Está deseando que llegue la primera jornada.

-En vacaciones tampoco paro. Me viene bien tener actividad física, pero llega un momento en que ya tienes ganas de competir y sí, quieres que llegue ya.

¿Qué valoración hace del calendario, de los primeros compromisos que se han catalogado como difíciles?

-El calendario es algo que no eliges. Toca así. Al ver los rivales puede parecer una cosa y luego salir a la inversa. Ahora toca centrarse en que viene el Barcelona y tenemos ganas de jugar ese partido. Sabemos que va a ser complicado, como siempre.

¿Le ha seguido al Barcelona en la pretemporada?

-Sí. No puede sorprender mucho tenga los jugadores que tenga porque todos son grandísimos futbolistas.

Es probable que en esta oportunidad le toque jugar cerca de uno que es nuevo, De Jong.

-Otro más de primer nivel. Le he visto muchos partidos, así que tengo un conocimiento de lo que me voy a encontrar. Supone otro reto. Me da que De Jong tiene mucha personalidad, viene de una escuela donde ha aprendido a jugar de una forma desde pequeño. Es dinámico, se ofrece siempre y aporta buenas salidas al equipo.

Por el contrario, parece que faltará Messi.

-Bueno, lo primero a ver si juego yo. Hasta que el míster no lo diga, yo no lo doy por hecho. Es evidente que Messi es el mejor jugador del mundo y está claro que su baja nos viene bien.

De perlas cabría decir después de sufrirle como ningún otro equipo por haberse cruzado el Athletic con el Barcelona en infinidad de partidos en los últimos tiempos.

-Pero eso es algo normal y no solo para nosotros, sino para el 95% de los equipos. Es alguien que hace mucho daño y saca adelante la mayoría de los partidos. Pero incluso si él viniese a San Mamés vamos a pensar en sacar el partido.

Si tuviese que describir al actual Athletic, marcar sus señas de identidad o definir los rasgos de su personalidad, ¿qué diría?

-Todos los equipos tienen su propia identidad. Nosotros buscamos ser fuertes defensivamente, hacer una presión alta e intensa. Son aspectos que creo que se han podido ver plasmados desde que vino el míster. Luego, independientemente de esto, hay unas señas de identidad que son del club y siempre tienen que estar ahí.

¿A qué se refiere con esto último?

-Aquí en el Athletic, el sacrificio, el esfuerzo y el compromiso con la camiseta son máximas que están por encima de todo lo demás.

Habla de algo que quizás conocía antes de recalar en el Athletic y que luego ha podido comprobar en persona.

-Cuando me planteo ir a un nuevo destino intento enterarme de cómo es ese club porque es el jugador quien debe adaptarse al club que va y no al revés.

Y no le engañaron.

-Yo me siento muy cómodo en el equipo ahora y también cuando llegué. No es solo por lo que te cuentan otros sino por lo que percibes en el día a día. Además al Athletic ya le había visto muchas veces jugar y al venir encontré lo que ya me esperaba.

Ha renovado recientemente por un año más. Tiene este año de contrato y el siguiente. Se sigue sintiendo fuerte, capacitado para dar la talla.

-Bueno, si se dan estos acuerdos es porque las dos partes están contentas. Lo demás es hilar sobre la incertidumbre del futuro. Mi intención es estar bien físicamente para aportar y si no fuera así sería el momento de tomar decisiones.

En principio acabaría su actual contrato con 34 años de edad, una edad que no es la misma que hace un tiempo en el fútbol profesional.

-Antes había gente que llegaba muy bien a los 34 ó 35 años, pero ahora la media en este sentido es mucho más alta. Y eso viene siendo así por todo: los avances médicos, la recuperación de las lesiones, la alimentación y en general el control que se lleva sobre todo lo que afecta a la preparación. Hoy, a diferencia de antes, la edad es solo un número y no equivale a un estado físico concreto.

Y luego está el espíritu, el modo en que cada cual se expresa en el campo. En su caso el modo en que da guerra a los contrarios.

-Tengo una forma de ser. No me gusta decir que soy así porque nunca dejo de intentar superarme y ser mejor. Hay muchas situaciones en los partidos en que me gustaría hacer las cosas de otra forma, pero controlar esto es complicado. Ya digo que no me vale ese planteamiento de que “es que soy así y no puedo ser diferente”. Todos podemos cambiar a mejor.

Durante la pasada campaña hubo una fase en que no jugó todo lo que acostumbra y tampoco lo hizo en su demarcación habitual. Fue algo pasajero que quizás no se había dado antes. ¿Cómo asimiló esta novedad?

-Sí fue algo que aquí nunca me había pasado antes, pero parto de la base de que en otros sitios ya me ha tocado vivir de todo. No sé si será un defecto o una virtud, pero cuando pasó esto que comentas ni siquiera pensé demasiado en ello porque el equipo no estaba bien. Si eso me pasa con el equipo en una situación desahogada, seguramente me hubiese influido más. Aparte de lo que digo, es evidente que todos queremos jugar y cuando no es así uno se enfada, pero supe gestionar bien ese enfado porque lo primero es el equipo.

El nervio se templa pensando en el bien común.

-Soy una persona que respeto mucho el trabajo y me parece muy egoísta pensar exclusivamente en mí mismo. Mi tiempo lo tengo que invertir en ayudar al equipo. La madurez en el fútbol te va dando esta visión, este tipo de perspectiva.

Volvamos a su carrera. En la cabeza quizás empieza a ocupar más lugar el futuro, hasta cuándo seguirá, qué hará después, esa clase de reflexiones o todavía no experimenta sensaciones propias de un veterano.

-Está claro que empiezas a recapacitar sobre el futuro más que antes. Es normal porque el final está más cerca, quieras o no. Es verdad que en esta etapa soy partidario de tener contratos de duración corta para así tener la libertad de comentar las cosas con el club. Los contratos largos se agradecen cuando eres más joven, pero ahora sería algo que te obligaría demasiado. Si viese que no puedo tengo que dirigirme al club y comunicarle que no puedo. Yo ahora me siento bien y la verdad es que no sé cómo estaré dentro de un par de temporadas. Vivo el día a día.

¿Qué tal se le da ejercer de veterano en una caseta donde abunda la juventud?

-Los años te aportan cosas que los jóvenes no saben por la simple razón de que no les ha tocado pasar por donde tú sí lo has hecho. Pero también tengo que decir que convivir con jóvenes es gratificante porque ellos te aportan frescura. A nivel personal no trato de que todos sean como yo soy, pero sí les digo a los chavales qué es lo que he vivido y qué les puede venir bien. Esta es una labor que además al veterano le conviene hacer porque si los jóvenes progresan es algo positivo para todos los integrantes del equipo.

Es ley de vida, le ha llegado el turno de asesorar, aconsejar.

-Veo esto desde una óptica muy elemental. Recuerdo que cuando yo empezaba los veteranos te hablaban y era positivo. Simplemente intento transmitir lo que he aprendido, pero la verdad es que es una labor que ya hacía antes, cuando no era tan veterano.

Será entonces porque va con su forma de ser.

-Yo soy de los que me lo tomo todo muy en serio y tengo la tendencia de meterlo todo para adentro, quizás en exceso. Sería mejor relativizar todo un poco, pero no puedo evitar tomármelo todo como muy mío. Y pienso que es lo que me ha hecho ser lo que soy.

O sea que ese carácter suyo tiene más de positivo que de negativo.

-Yo creo que sí.