bilbao - Después del clásico vecinal que abre cada pretemporada, ese desfile de jugadores con ganas de desentumecer músculos y golear que esta vez tuvo lugar en Fadura, llegó el turno para pruebas de mayor enjundia. Tampoco excesiva por las fechas, aunque de indudable exigencia dada la identidad de los rivales, dos conjuntos de elite en menos de 24 horas, si bien el Paderborn dirá poco al aficionado, nada en comparación al Borussia Mönchengladbach, el club que encumbró a un extremo zurdo llamado Jupp Heynckes y al que el Athletic se medirá esta tarde. Da igual, el Paderborn milita actualmente en la Bundesliga y pese al relativo valor que se ha de otorgar a la alineación, los cambios o el marcador, conviene y se estima que los jugadores se muestren competitivos y, como fue el caso, sean capaces de subsanar desajustes y demás lastres propios del mes de julio con una reacción que sirvió para evitar lo que parecía una derrota clara.

Dijo Gaizka Garitano que tenía especial interés en comprobar la desenvoltura de los más jóvenes y de entrada alineó a tres: Vivian formó pareja con Yeray y en tres cuartos, abiertos en las bandas, se ubicaron Larrazabal y Vicente. En la reanudación, Sancet contó con algunos minutos. De todos ellos quien acumuló más razones para sentirse satisfecho fue Larrazabal, en buena medida gracias a un arranque fulgurante que sin duda allanó su primera experiencia en un nivel muy diferente al que ha conocido hasta la fecha. Apenas necesitó unos segundos para hacerse notar. Vesga realizó un cambio de juego con un globo que se tragó la zaga germana y Larrazabal acreditó su querencia por el gol. Se plantó veloz al borde del área, dejó que la pelota botase y enganchó una potente volea que Huth se limitó a seguir con la mirada. “He salido a por todas y me ha caído ese balón inesperado. Ha sido un poco raro el gol, pero ahí he estado y a seguir sumando, dando goles al equipo. Es de los más rápidos que he marcado. El año pasado en Lezama le metí un gol a la Real a los 25 segundos o así, pero sí este ha sido de los más rápidos que he hecho”, reveló.

El extremo diestro expresaba su felicidad al final del encuentro: “He estado participativo, he querido el balón, cuando había que correr al espacio he corrido, creo que he ayudado en lo posible al equipo. Hemos tenido alguna ocasión más, pero estoy contento con el partido”. Celebró asimismo el acierto de Córdoba, quien, según explicó, es uno de sus mejores amigos en la plantilla y un futbolista poco asiduo en la lista de goleadores que se benefició de una asistencia del portero rival para colocar con suavidad su remate en una red desguarnecida.

En la gestación de la remontada también se adjudicó una cuota de protagonismo Sancet, quien recibió de Aduriz, tras el robo del veterano, penetró en el área y picó sobre la salida del meta. El envío tocó el larguero y Muniain, sin oposición, solo tuvo que empujar para certificar las tablas a dos minutos de la conclusión.

En una valoración general, Larrazabal agradeció el grado de dificultad que conlleva un amistoso de este tipo: “Sabíamos que iba a ser un partido intenso, porque cuando vas fuera muchos de los jugadores que te encuentras son atletas y eso requiere un gran sacrificio de todo el equipo los noventa minutos. Te exigen un ritmo de juego alto, era lo que nos tocaba hacer, lo que nos había dicho el míster. Se nos han puesto las cosas difíciles y hemos sabido sacar el empate. Es un ritmo muy alto, son muy intensos y van a todos los choques. Ha sido un partido de golpes, de peleas, y es lo que te enciende un poquito, lo que te hace espabilar, vas viendo lo que te espera”. Larrazabal tendrá más oportunidades para ir calibrando lo que supone vestir la camiseta del Athletic.