OIHAN Sancet recoge un pase de Ibai Gómez dentro del área, un poco escorado a la derecha. No es su zona habitual de influencia y encima está de espaldas a la portería, pero le da igual. Mete quinta y levanta a Fadura. Primero se deshace de un defensor en medio del giro, luego encara a su siguiente rival y, en cuanto le tiene a dos milímetros, le deja en evidencia. Un pequeño toque a la pelota evita que la entrada al suelo de su oponente termine la jugada como un mero susto para el Arenas. Tan solo ha pasado medio segundo, pero Sancet ya está a escasos metros de la portería, casi pegado a su palo izquierdo. Entonces y solo entonces, levanta la cabeza, busca un aliado, un compañero que acabe lo que él ha comenzado. Y encuentra a Iñigo Vicente, su socio en el Bilbao Athletic, que tan solo la tuvo que empujar hacia la red. Así, de forma brillante, Sancet mostró sus credenciales, sus ganas y su hambre de quedarse en el primer equipo. De ser el aire fresco de un medio campo rejuvenecido tras las marchas de Iturraspe y Rico y de convertirse en importante importante para un Gaizka Garitano que le conoce muy bien. “Es bueno para Oihan hacer la pretemporada porque tuvo una lesión muy grave el año pasado, está sin hacer y necesita una pretemporada. Que haga cinco semanas de trabajo fuerte con nosotros mañana y tarde le va a venir bien para el futuro, porque todos los veranos está con la selección y nunca acaba de hacer una pretemporada que le consolide físicamente”, dijo el técnico del Athletic.

Garitano se refiere a la rotura de ligamento del cruzado anterior y del menisco interno de la rodilla izquierda que Sancet sufrió en septiembre del año pasado ante la Gimnástica, después de realizar la pretemporada con la primera plantilla y a las órdenes de Eduardo Berizzo. El centrocampista navarro estuvo seis meses en el dique seco, pero se recuperó, jugó los últimos siete partidos de la temporada del Bilbao Athletic y lo hizo tan bien que entró en la prelista del combinado estatal para el Europeo sub’19 de Armenia. Sin embargo, el seleccionador Santi Denia decidió dejarle finalmente fuera de la convocatoria definitiva, lo que le permitió ponerse a tiempo a las órdenes de Garitano. Ayer, Sancet jugó sus primeros 45 minutos de la pretemporada con el Athletic y, aunque los comenzó dubitativo -tragándose dos caños que le dejaron desorientado-, terminó como una de las notas más positivas del encuentro. De hecho, su gran aportación propició que, descaradamente, la segunda parte resultara mucho mejor y más atractiva que la primera.

Y eso que el joven Gaizka Larrazabal fue la sorpresa al ser incluido en el once inicial. Se hizo dueño de la banda derecha con permiso de Óscar de Marcos, con quien se asoció bien. Conectó con Muniain en varias jugadas con peligro, buscó a Aduriz por alto e incluso se atrevió con algún disparo, pero todas sus intentonas murieron por culpa de la defensa del Arenas. El centrocampista bilbaino aprovechó la oportunidad que le está dando Garitano para quedarse en la primera plantilla y es que, a pesar de su juventud, tiró de descaro para pedir el balón cuando el sol más calentaba, las piernas más pesaban y el partido peor se mostraba.

Garitano, contento Iñigo Vicente y Daniel Vivian fueron los otros dos cachorros que intentaron aprovechar la ocasión de dejarse ver. El primero, posicionado como extremo izquierda, fue un martillo pilón en su banda e incluso pudo celebrar un gol ante el Arenas, tras rematar un pase de gol de Sancet. Vivian, por su parte, ejerció en la segunda parte como jefe de la defensa junto a Peru Nolaskoain y, aunque poco se le pudo ver, se mostró seguro al corte. “A los chavales les he visto bien, han dejado detalles y algunas cosas también por mejorar. Para ellos es una buena oportunidad de poder coger un sitio en el equipo y seguro que alguno va a ser protagonista. Tenemos que intentar que sigan mejorando para que sean buenos a nivel competitivo en Primera”, dijo Garitano, satisfecho.