eL Athletic, con Europa en juego, visitará el sábado el mismo escenario en el que se quedó a un paso de obtener el billete para las semifinales de la Europa League en la temporada 2015-16, la antepenúltima vez que los leones han competido a nivel continental. Los rojiblancos, con Ernesto Valverde en el banquillo, alcanzaron entonces la tanda de penaltis en una agónica ronda de cuartos de final que se llevó el Sevilla de Unai Emery, que vio cómo el Athletic igualaba en el Ramón Sánchez Pizjuán el 1-2 con el que el conjunto hispalense había cerrado el choque de ida en San Mamés. Sin nada que perder, los del Txingurri afrontaron el envite de vuelta en territorio andaluz, disputado el 14 de abril de 2016, con la confianza por bandera y la ilusión como principal vitamina. El encuentro, así las cosas, se desarrolló en medio de una soberana puesta en escena de los rojiblancos, capaces de enviar la eliminatoria a la prórroga con goles de Aritz Aduriz y Raúl García y, posteriormente, a los lanzamientos desde los once metros, los cuales jamás pasarán al olvido para Beñat Etxebarria.

El de Igorre, que completó un magnífico partido, hasta el punto de que Valverde le catalogó como el mejor jugador de la eliminatoria, fue el encargado de lanzar el cuarto y a la postre penúltimo penalti del Athletic. En medio de una tremenda pitada por su pasado como jugador del Betis, Beñat arrancó desde el círculo central y se dirigió con paso lento hasta el punto de fatídico, lugar desde el que Raúl García, Borja Viguera y Mikel San José habían conseguido batir previamente a David Soria para contrarrestar así los aciertos de Coke, Krychowiak y Konoplyanka. Con 3-3 en el marcador y dos penaltis pendientes para cada equipo, el 7 rojiblanco tomó carrera, disparó y vio, apesadumbrado, cómo Soria adivinaba sus intenciones sin demasiado esfuerzo. Su lanzamiento, tibio, centrado y a media altura, fue un irrechazable caramelo para el exguardameta sevillista, ahora en las filas del Getafe.

El mundo se vino abajo entonces para un cariacontecido Beñat, quien lamentó profundamente su error tras observar cómo N’Zonzi y Gameiro consumaban el pleno de penaltis materializados para el Sevilla, siendo el de Igorre el único de los cinco leones que no vio portería, al no fallar tampoco Markel Susaeta en el quinto y último penalti del Athletic. Desconsolado en el centro del campo, Beñat vivió una de sus noches más duras. Cuatro años antes, el 2 de mayo de 2012, el vizcaino había protagonizado la otra cara de la moneda al salir como un héroe del Sánchez Pizjuán, gracias a un doblete con el Betis que dejó sin Europa al Sevilla. Aquel dulce recuerdo, sin embargo, se borró de inmediato de la memoria de un alicaído Beñat aquella noche de abril de 2016, en plena Feria sevillana, convertida en auténtica pesadilla para un futbolista que tendrá el sábado una oportunidad de desquitarse de tan amargo recuerdo.

En las dos siguientes visitas al Sánchez Pizjuán, lejos de poder redimirse, Beñat volvió a abandonar el césped sevillista cabizbajo como consecuencia de sendas derrotas por 1-0 y 2-0, la primera de ellas en el ejercicio 2016-17 y la segunda, en la vigésimo séptima jornada del pasado curso. Los antecedentes del de Igorre en feudo hispalense como rojiblanco, sin ir más lejos, resultan sumamente negativos, pues la única victoria firmada en un total de cinco partidos data de aquella aciaga cita europea que supuso la eliminación de los leones. En las otras cuatro visitas al Sevilla como león, Beñat ha sufrido otras tantas derrotas sin gol alguno del Athletic de por medio, con tres tropiezos por 2-0 y un 1-0 entre medias.

El sábado, con Dani García como escudero en el centro del campo, el centrocampista rojiblanco intentará romper una especie de maldición que sufrió en sus propias carnes tres años atrás. Se reencontrará, además, con Joaquín Caparrós, el entrenador que desestimó su promoción al primer equipo del Athletic cuando lucía como cachorro y que ahora, en un crucial partido para ambos equipos, verá al de Igorre al frente de la sala de máquinas de los leones.

LOS 500 DE SUSAETA La cita del sábado también tendrá un aliciente especial para Markel Susaeta en caso de que el eibartarra disponga de minutos en su adiós al Athletic. El capitán, no en vano, alcanzó los 500 partidos oficiales como rojiblanco en el Pizjuán el pasado 16 de enero. Lo hizo en la vuelta de los octavos de final de Copa, partiendo como titular, del mismo modo que hizo en abril de 2016 en la eliminación continental a manos del propio Sevilla. Aquel envite, al igual que Beñat, tampoco habrá podido olvidarlo Susaeta, quien no acertó a batir a Soria en un mano a mano cuando el choque se hallaba en la prórroga.

Corría el minuto 97 y el eibartarra, tras recibir un maravilloso pase entre líneas del propio Beñat, decidió picar el balón por encima del portero sevillista, que suspiró al ver que el balón no cogía portería. El error de Susaeta en la definición, que permitió al cuadro andaluz alcanzar la tanda de penaltis, fue otra de las claves de una sentida eliminación continental de la que intentarán desquitarse el sábado los hombres de Gaizka Garitano, que ya saben lo que es ganar en el Pizjuán, aunque en esa ocasión fuera en Copa. En caso de conseguirlo, el motivo de celebración será el logro de un nuevo pasaporte europeo del que, pase lo que pase, también disfrutará el Sevilla.