Bilbao - Vestido de corto y sobre el césped, como uno imagina que debieran de ser las despedidas de los mitos, así tuvo Markel Susaeta el privilegio de decir adiós a la afición de San Mamés, la misma que le tributó una sonora ovación en el minuto 14 del encuentro ante el Celta. Un aplauso que arrancó desde la Tribuna Principal del campo, donde se dieron cita muchos de sus mejores amigos, ataviados con diversas camisetas del Athletic con otro denominador común: el apellido del capitán. La ovación se expandió al resto de San Mamés e incluso llegó al césped, donde Araujo, en nombre del Celta, se sumó a la fiesta al cometer penalti sobre Iker Muniain que Raúl García se encargó de mandar al fondo de la red. Susaeta festejó el gol desde el banquillo, su turno para saltar al terreno de juego llegaría después. Honores para el capitán, pero también para Ander Iturraspe y Mikel Rico, los otros dos futbolistas que pondrán fin el próximo 30 de junio a sus respectivas etapas como jugadores del Athletic. A ellos, la ovación a su compañero les pilló en el palco. San Mamés no coreó sus nombres durante el partido, pero no se olvidó de ellos.

Tuvieron tiempo después, una vez concluido el encuentro, de unirse a los festejos, a la fiesta que el club les tenía preparada. Una sorpresa de la que no se aireó nada para preservar la emoción del momento y que tuvo a Carlos Gurpegi, que algo sabe de despedidas, como director de orquesta. El de Andosilla fue el encargado de entregarles una camiseta de recuerdo, un obsequio para los tres “fenómenos”, como así les definió el técnico Gaizka Garitano. El técnico, que inquietó al personal al retrasar la entrada de Susaeta hasta el minuto 79, lo que le costó ganarse algunos silbidos, participó durante un rato de la fiesta, se posicionó en un lugar de privilegio en el paseíllo con el que tanto el cuerpo técnico como la plantilla recibió a los tres y poco después se retiró a vestuarios. El trío, equipado como para jugar un partido, emocionado, saltó por última vez al verde de La Catedral en medio de una cerrada ovación. Susaeta y Rico lo hicieron acompañados de sus hijos, con Iturraspe en medio. Una foto para la historia.

Los tres se despidieron de la afición con una vuelta de honor y acabaron su recorrido en la Iñigo Cabacas Herri Harmaila, que desplegó una pancarta en honor al capitán, que curiosamente ocupó en el terreno de juego el puesto de Muniain, portador ayer del brazalete del que no se separará el próximo curso. En la esquina del fondo norte con la Tribuna Este, Susaeta, Iturraspe y Rico participaron de los cánticos más conocidos y antes de enfilar la bocana de vestuarios fueron manteados por sus compañeros, que lucieron camisetas con los dorsales 8, 14 y 17, en honor a sus compañeros.

Otra foto para la historia la dejó el emotivo recibimiento a Susan Chalmers, hija del recientemente fallecido Billy McNeill, galardonado con el singular trofeo One Club Man. Junto a ella posaron mientras por la megafonía de San Mamés se escuchaba el You’ll never walk alone, José Ángel Iribar, John Clark, quien fuera compañero de McNeill en el Celtic, y el joven canterano Ander Rodríguez. La Catedral se citó por unos instantes con el fútbol del pasado antes de despedir a sus tres fenómenos.