Bilbao - El final se acerca, seis partidos más y la competición bajará la persiana, lo que significa que es tiempo de decisiones, de ir planificando la siguiente temporada. Un proceso que en el Athletic echó a andar incluso antes de que la directiva ampliase el contrato de Gaizka Garitano, aunque este paso marcaría simbólicamente el inicio de las gestiones que definirán el futuro deportivo del equipo en el corto plazo. El baile de nombres vinculados a posibles salidas o entradas de futbolistas es una realidad que se palpa a pie de calle y en los medios de comunicación son habituales las interpelaciones a los responsables del club, que si bien optan por dar largas no pueden evitar ir deslizando algunas pistas de por dónde irán los tiros.

Durante un tiempo ante preguntas sobre qué porvenir aguarda a jugadores concretos, tanto Aitor Elizegi como Rafa Alkorta se remitían a la renovación pendiente del entrenador para no posicionarse, al menos con claridad. Oficializado a primeros de abril el contrato de Garitano para la campaña 2019-20, se diría que algunas de las incógnitas van despejándose. Era lo previsto, no en vano los portavoces del club habían manifestado que la composición de la plantilla iba a abordarse de inmediato, en la semana previa al encuentro con el Rayo Vallecano.

El análisis del que saldrá la confección del plantel está en marcha, pero todavía han transcurrido muy pocos días y además sería improcedente que en mitad de la competición trascendiese cualquier resolución relativa por ejemplo a las bajas que vayan a producirse. Será más adelante, en la segunda quincena de mayo, cuando se sepa a ciencia cierta y presumiblemente empezando por los interesados, la identidad de los descartes. Pero a falta de información explícita, hay hechos que no pasan desapercibidos.

Nadie ha hablado aún con suficiente nitidez, pero resulta evidente que la maquinaria del área deportiva se halla a pleno rendimiento y que Garitano está tomando medidas que lógicamente responden a un criterio. En este sentido, el pasado domingo hubo detalles en la gestión del encuentro de fácil interpretación. El más llamativo afecta de lleno a Markel Susaeta, que figuraba en la convocatoria y permaneció sentado en el banquillo.

Garitano recibía al Rayo Vallecano con las bajas de Capa e Ibai, una circunstancia que sobre el papel podía resolver situando a De Marcos en el lugar del primero, como lateral, y a Susaeta, más avanzado. Al fin y al cabo, por sus características, eran las alternativas más a mano, las más sencillas. De Marcos sí fue titular en la zaga, pero arriba el elegido fue Iker Muniain, que nunca antes había sido colocado en el costado derecho.

El técnico justificó la inédita apuesta por Muniain con el argumento de que los jugadores deben asumir distintas funciones o demarcaciones. Ni mencionó a Susaeta, sin embargo la noticia era precisamente él y es que todo el mundo entendió que la decisión del entrenador encerraba un mensaje inequívoco. Garitano le acababa de indicar el camino de la puerta a un Susaeta que termina contrato en junio y no tiene una propuesta para seguir vinculado al Athletic.

Garitano vino a decir que prefiere a De Marcos o a Ibai en el puesto habitual de Susaeta, pero fue un poco más lejos y dejó sentado que no tiene inconveniente en recurrir a una variante inédita, en este caso Muniain, con tal de no conceder a Susaeta la oportunidad de saltar al césped. En otras palabras, situó a Susaeta como el cuarto aspirante a la demarcación donde ha cubierto su dilatada carrera y a partir de dicha consideración malamente se justificaría que el club le extienda una oferta para que siga.

De Marcos y Muniain tienen contrato en vigor e Ibai es una adquisición acometida por la actual directiva en el último mercado invernal, y desde una perspectiva técnica no hay que olvidar que también están las bazas de Lekue o de Williams, por lo que la conclusión sería que Susaeta se queda sin sitio de cara a la próxima temporada. Garitano ya ha demostrado cuáles son sus gustos, no es que no haya contado con Susaeta, pero su presencia ha ido decreciendo según transcurrían las semanas hasta desembocar en la jornada más reciente, donde cabría afirmar que se zanjó la polémica suscitada tiempo atrás en torno a un futbolista con números de récord que no goza de la simpatía de un sector de la afición.

ITURRASPE Hubo más en el duelo con el Rayo, pues Garitano consiguió sorprender a propios y extraños al meter en la lista a Unai López. No cabe imaginar que lo hizo para darle la oportunidad de saludar a quienes el curso anterior fueron sus compañeros en las filas del conjunto madrileño, pero tiene miga que se acordase de él después de no haberle llamado desde el 6 de diciembre, día en que el entrenador se estrenó con el Athletic en la vuelta de la Copa en Huesca. Unai López fue suplente en esa fecha y no volvió a asomar en las siguientes diecinueve convocatorias.

A la vigésima fue la vencida, San José estaba suspendido y en vez de llamar a Iturraspe, que había empleado en situaciones similares, sin ir más lejos quince días antes ante el Levante, el entrenador se decantó por Unai López, un hombre sin ritmo ni rodaje que en navidades intentó salir cedido consciente de que su suerte estaba echada. ¿Mensaje para Iturraspe? Pinta tiene desde luego, aunque tampoco hacía mucha falta después de la utilización del medio vizcaino realizada por el técnico. Falta por ver si con la lesión de larga duración de Dani García insiste con Unai López.