Intentar llevar a cabo un balance deportivo del comienzo de liga 2024-25 del Athletic femenino, teniendo tan cerca el gran varapalo sufrido por el conjunto rojiblanco con su prematura eliminación de la Copa en Cáceres, no sería del todo justo. Todo cambiaría también si se recuerda la salida anterior en liga del conjunto que entrena David Aznar paseándose en Sevilla con un apoteósico partido con un resultado de 2-5. Ni una cosa, ni otra. Así que intentando ser lo más objetivo posible sobre lo ya ocurrido en este comienzo de Liga F, porque todavía restan dos jornadas para llegar al ecuador de curso, habría que destacar que el Athletic tiene a tiro de piedra, dos puntos, su hipotética participación europea que este año incluye por primera vez hasta la tercera plaza. Eso a nivel de puntaje. Porque lo que verdaderamente hay que destacar es la gran apuesta de futuro que se vislumbra en la plantilla rojiblanca. Es una evidencia. Su descarada juventud se ha ido imponiendo y sus jugadoras, hasta hace poco promesas, empiezan a acumular experiencia suficiente como para tirar del carro de un conjunto que cada vez veía más difícil sobrevivir en una liga tan exigente y con tantas jugadoras foráneas que cada vez ponen el nivel más alto en la competición.

El Athletic comenzó bien en liga pero la exigencia del calendario le hizo ver que todo no iba a ser un camino de rosas. Cuatro derrotas alternas, en casa del Real Madrid, como local frente al Atlético, la habitual en Tenerife y la del Reale Arena, condicionada por las decisiones arbitrales, han sido los únicos tropiezos en los que ha dejado de sumar el conjunto bilbaino hasta ahora. Pero seguramente han hecho más daño los dos empates frente a los dos equipos que en estos instantes descenderían de la Liga F: en el Estadio Abanca-Riazor contra el Deportivo y en Lezama frente al colista Valencia. En las demás citas, siete, el Athletic ha sumado de tres en tres. De ahí su flamante cuarta plaza compartida con la Real Sociedad. Solo por detrás en la clasificación de los que podrían denominarse poderosos: Barça, Real Madrid y Atlético. Para llegar a la mitad de la liga solo falta el viaje a casa del Espanyol y recibir al todopoderoso Barcelona que no suele perdonar.

La apuesta por la juventud tiene estas cosas. Junto con las jugadoras veteranas ya contrastadas, otras como Landaluze (2000) Nerea Nevado (2001), Elexpuru (2003), Zubieta (20024), Pinedo (2003) Oguiza (2000), Mariana (2000), Sara Ortega (2005), Jone Amezaga (2005)…, por poner un ejemplo, parecen llevar toda la vida en la primera plantilla rojiblanca y han asumido su rol de importancia como algo natural. Además, la entrada de nuevas compañeras como Patri Zugasti (2000) Maite Valero (2003), Maitane Vilariño (2002) y más recientemente la vizcaina Daniela Agote (2006), avalan la vida de una plantilla que sigue creciendo en su juventud, aunque haya que pagar un precio a la bisoñez del grupo como ocurrió el domingo en la Copa. Solo queda mantener el nivel e intentar dar solidez y continuidad a una plantilla para que la ambición en la liga por Europa sea una realidad y no se quede en agua de borrajas.