- El reloj de la estación ferroviaria central de Bolonia (centro de Italia) marca desde hace 40 años las 10.26 horas, cuando el 2 de agosto de 1980 una bomba estalló causando 85 muertos y 200 heridos en el que es el peor atentado de la historia italiana y ayer se volvió a pedir que se esclarezca quienes fueron los verdaderos responsables.

En el 40 aniversario del peor atentado que ha vivido el país y por el que fueron condenados dos miembros del grupo terrorista NAR vinculado a la extrema derecha, la asociación de víctimas y la instituciones volvieron a pedir que se aclare la verdad.

El presidente de la República, Sergio Mattarella, visitó hace unos días Bolonia y se encontró con la asociación de familiares de las víctimas, que siguen pidiendo que se esclarezca quienes ordenaron el atentado. También el primer ministro, Giuseppe Conte, destacó la importancia de “romper definitivamente el velo que nos separa de la verdad”. “Se lo debemos a las 85 víctimas inocentes”, agregó.

La asociación de víctimas criticaron que los exterroristas del Nar condenados por el ataque, Francesca Mambro y Giusva Fioravanti, “nunca colaboraron, hoy son totalmente libres y a menudo son tratados como estrellas”.

Hace meses, el fiscal general de Bolonia retomó la investigación sobre este atentado siguiendo la pista del dinero que sirvió para organizar la masacre y analizó a las cuatro mentes que pensaron el atentado, todos ellos fallecidos.

Según la nueva investigación Licio Gelli, responsable de la logia masónica P2 y Umberto Ortolani fueron los encargados de financiar el atentado; el exjefe de la oficina de Asuntos Privados del Ministerio del Interior, Federico Umberto D’Amato, fue señalado como principal organizador, mientras que Mario Tedeschi, exsenador del partido ultraderechista Movimiento Social Italia, ayudó a D’Amato en su gestión.

Por el atentado, fueron condenados a cadena perpetua Fioravanti y Mambro y a penas menores otros dos acusados, mientras fueron absueltos Gelli y dos antiguos agentes de los servicios secretos italianos. Nunca se aclaró quién ordenó poner la bomba.