Maguette se intentó proteger de su agresor con manos y brazos. Ella fue consciente del ataque y falleció por una grave hemorragia tras el corte de 12-13 centímetros en la región lateral del cuello. Esta es una de las conclusiones que se desprende de la autopista realiza al cuerpo de la senegalesa. El médico forense que se encargó de realizar el estudio del cuerpo de la joven ha definido de "brutal " por el corte vascular y por el corte de la vía aérea que le generó la pérdida abundante de sangre y el fallecimiento. Tenía numerosas heridas en manos y en el antebrazo, pequeños cortes inciso punzantes, ha dicho el médico forense.

Los análisis forenses realizados al cuerpo de Maguette así como las pruebas recabadas por la policía científica en el lugar del suceso arrojarán sin lugar a dudas mayor claridad acerca de cómo se desarrollaron los hechos en torno al crimen de la joven senegalesa de 25 años en su casa de Ollerías Altas de Bilbao. Este jueves la vista oral continúa en la Audiencia Provincial de Bizkaia con el inicio de las pruebas periciales y la declaración de las psicólogas y psicoterapeutas que trataron a las menores. Únicamente el jurado popular -la prueba no será pública- también podrá escuchar la voz de la hija mayor de Maguette y Bara N., en una sesión con la psicóloga que le trataba en el centro de menores donde estuvo junto a su hermana pequeña seis meses.

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Bizkaia acoge desde el lunes el juicio oral por el crimen de Maguette Mbeugou, senegalesa de 25 años asesinada presuntamente a manos de su marido en su domicilio de la calle Ollerías Bajas de la capital vizcaina. La víctima recibió 83 puñaladas y murió degollada.

En la primera sesión del juicio celebrada el lunes, Bara N., acusado de degollar a su pareja y abandonar a sus dos hijas, de 2 y 4 años, en el domicilio donde residía la familia, reconoció que acabó con la vida de Maguette Mbeugou, mientras que el martes la educadora social del hogar de acogimiento donde fueron las menores tras el crimen relató como la hija mayor contaba que "mi papa ha cortado el cuello a mi mamá con un cuchillo y tienen que llevarla al médico para que le pongan tiritas".

En la sesión del miércoles testificaron ertzainas que participaron en el dispositivo policial que condujo a la detención de Bara N. en Mutriku un día después de cometerse el crimen, los que custodiaron los contenedores donde el acusado dijo haber tirado los cuchillos presuntamente utilizados para acabar con la vida de Maguette y el que visionó las cámaras de videovigilancia del Ayuntamiento de Bilbao en la zona de Atxuri en las que aparecía el marido de la fallecida.

Un ertzaina que realizó labores de investigación en el exterior de la vivienda donde fue hallado el cadáver de Maguette declaró que, entre las personas a las que entrevistó, habló con "un chico negro que se interesa mucho por el tema y que, al final, dijo que el acusado estaba en Mutriku". Según le explicó, se había acercado a la vivienda de Ollerías porque "conocía a la familia" e iba "a ver el estado de las niñas" a petición de "un tercero amigo común" de él y del padre de las menores.

Este agente también analizó el teléfono móvil del acusado, que tenía "pocos movimientos", con solo tres llamadas "registradas" en una franja horaria "concreta y reducida", sin poder determinar si eran "entrantes o salientes".

Por su parte, un agente de la Ertzaintza que participó en la detención del acusado en Mutriku el 25 de septiembre de 2018 explicó durante su declaración que las patrullas participantes en el dispositivo quedaron en las inmediaciones del pueblo para "idear" la entrada en el domicilio donde les había comunicado que se encontraba Bara N. y el morador de la casa, tras ir a buscarle a su trabajo en Ondarroa, les entregó las llaves para poder acceder de una forma "más rápida y silenciosa".

Ya en el domicilio, -dijo-, cuando unos agentes entraban en la vivienda, "se vio a una persona que se descolgaba de la parte de atrás de la casa, se le retuvo y se procedió a su detención". "Se le leyeron los derechos como detenido, nos cercioramos de que realmente comprendía lo que le estábamos diciendo y se le introdujo en el vehículo policial con distintivos para su traslado, momento en el que vimos que en el cuello tenía unos cortes", relató.

La Fiscalía solicita para el procesado 25 años de cárcel, los mismos que la acusación particular, que también reclama otros tres años de prisión por maltrato y ocho más por abandonar a sus hijas con el cadáver de su madre. Asimismo, la acusación popular, en representación del Ayuntamiento de Bilbao, suma a su petición ocho años de prisión por las lesiones psicológicas que padecen las menores.

Por su parte, la defensa, que ha reclamado al jurado que dé "una oportunidad" al acusado y "no juzgue sin pruebas", reconoce un delito de homicidio con atenuante de legítima defensa, penado con 8 años de cárcel.