"Mi papá corto el cuello a mi mamá". Durante los seis meses que las hijas de Maguette permanecieron en el centro de acogida, la mayor repitió cómo su padre había agredido a su madre con un cuchillo. "Hacia el gesto del corte en el cuello", ha explicado la trabajadora social que atendió a las menores. La profesional ha dicho que las niñas llegaron al centro tristes, expectantes, ausentes, como que no sabía qué les sucedía. "En 15 años no he visto nunca unos niños así, les costaba dormir y por las noches llamaban llorando a su madre". Además, la trabajadora ha concretado que la mayor relataba en diferentes situaciones y con el gesto del corte en el cuello cómo su padre cortó a su madre con un cuchillo.

La hija de 4 años de Bara. N., y de Maguette Mbeugeu relató cómo su padre había cortado a su madre con un cuchillo. Este episodio lo describió ayer en el juicio por el asesinato en 2018 de Maguette M., la educadora social de la Diputación de Bizkaia donde las dos menores fueron acogidas durante seis meses tras el suceso: "Ella lo verbalizaba a su manera; gesticulaba y nos hacía el gesto de que su padre cortaba el cuello a su madre. Nos dijo que su madre estaba malita y que la tenían que llevar al médico para que le pusieran unas tiritas", explica.

La profesional relató el estado en el que las dos niñas llegaron la tarde del 25 de septiembre al centro de acogida: "Estaban con semblante triste, expectantes, nerviosas... ", ha dicho la trabajadora social quien ha confesado que en 15 años de profesión nunca había visto unas niñas en ese estado: "Fue un caso que me llamó la atención. Estaban como fuera de lugar, con la sensación de que no entendían nada, no sabían lo que hacían allí", hace hincapié.

El juicio por el asesinato de Maguette Mbeugou ha continuado este martes en la Audiencia Provincial de Bizkaia con la declaración de nuevos testigos y agentes de la Ertzaintza que acudieron al piso donde sucedieron los hechos la madrugada del 24 de septiembre. En la tercera sesión del juicio oral, la trabajadora social ha relatado que tanto la mayor de 4 años como la pequeña de 2, lloraban todas las noches con mucha congoja llamando a su madre. Se levantaban con la cara hinchada", asegura. La niña de 2 años apenas se expresaba, le costaba hablar, parecía una niña sin vida.

"MI MADRE HACÍA EL SPIDERMAN"

Según ha explicado la educadora social de la casa de acogida foral, la niña de cuatro años comparaba el momento de la trifulca y del degollamiento con dibujos animados.: "Mi madre hacía el Spiderman, nos dijo. ¿Y qué es hacer el Spidermar?, le preguntamos. La niña nos dijo que cuando su padre cortaba a su madre ella saltaba. ¿Y qué más hacía?, le preguntamos. La rana", respondió la menor imitando el sonido del anfibio.

Los hechos que se juzgan se produjeron la madrugada del 24 de septiembre de 2018 en la vivienda familiar que compartía la pareja en Ollerías Altas 25. La joven senegalesa de 25 años fue hallada sin vida, acuchillada y en presencia de sus dos hijas de 2 y 4 años. El cadáver presentaba 83 heridas realizadas por arma blanca y la mujer falleció degollada.

DIVORCIO

Entre las personas que han testificado este martes se encontraba la trabajadora social del Ayuntamiento de Bilbao que atendió a Maguette M., durante los nueve meses anteriores a su asesinato y posteriormente a que acudiera al hospital de Basurto por un episodio de ansiedad. Fue concretamente allí cuando Maguette relató que sufría malos tratos por parte de su marido. "Ella contó que su marido le propinaba bofetadas, golpes y patadas, incluso que lo hizo estando embarazada de la segunda de sus hijas", ha añadido.

En la misma línea declaró la médico de familia del matrimonio, quien explicó que los meses anteriores al asesinato, la mujer contó que su esposo le trataba fatal y le pidió llorando que le ayudase a salir de casa. Concretamente, la trabajadora social dijo que la última cita que mantuvo con Maguette fue el 20 de septiembre -cuatro días antes de su asesinato-. "Entonces me entregó el certificado de matrimonio para solicitar la tramitación del divorcio. Dijo que ya no podía esperar más, que su marido le trataba mal y que quería divorciarse". La siguiente cita estaba prevista para el 27 de septiembre, pero Maguette fue hallada muerta el 25 de septiembre.

En la misma sesión también también han declarado los ertzainas que participaron en la detención del acusado y en la investigación. Según relataron, tras matar a su esposa Bara N., se fue a la localidad guipuzcoana de Mutriku a casa de unos amigos. Fue allí donde el imputado fue detenido al intentar huir descolgándose por una ventana, situada en la parte trasera de la vivienda. Una vez en el coche policial, el acusado de manera espontánea contó a los agentes que el día anterior estaba en casa y que fue atacado por su mujer y le propinó las heridas que tenía. "Él era consciente de que su mujer estaba muerta", ha añadido. A partir de ahí, según el agente el acusado decidió no volver a hablar de lo sucedido.

DECLARACIÓN DEL ACUSADO

En la primera sesión del juicio celebrada el lunes, Bara N., acusado de degollar a su pareja, Maguette Mbeugou, y abandonar a sus dos hijas, de 2 y 4 años, en su domicilio de Bilbao en septiembre de 2018, reconoció que acabó con su vida y confesó que quiere "pasar página". "Si se murió ha sido mi culpa, soy culpable", dijo. Sin embargo, según declaró ayer a preguntas del fiscal lo hizo en defensa propia porque fue Maguette quien le atacó.

Aunque no quiso dar detalles de cómo se produjo la muerte de su mujer, a preguntas de su abogada, Bara sí concretó que cuando Maguette accedió al interior de la sala donde él dormía con las menores, su mujer se sentó sobre él y le hirió en el cuello con un cuchillo. A partir de ahí, no quiso detenerse en detalles, ni quiso justificar cómo su mujer acabó degollada y con 83 puñaladas, salvo que posteriormente, cubrió el cuerpo, cerró la puerta y no volvió a entrar más.

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Comienza el juicio por el asesinato de Maguette Mbeugou en 2018

El único imputado en el asesinato de la joven senegalesa de 25 años, manifestó que cuando 24 horas después se marchó del piso, abandonando a las dos menores y al cadáver, era consciente de que su mujer estaba muerta. Además, concretó que dejó las luces de la casa encendidas para que sus hijas no se asustaran y les dejó pan y vasos para que pudieran beber. Tras abandonar la vivienda, el acusado se llevó consigo dos bolsas de basura, una de las cuales contenía ropa, sábanas y cinco cuchillos ensangrentados. Según relató, solo habría utilizado uno de ellos y si tiró los demás fue para que sus hijas no los utilizaran. Además, negó que tuviese intenciones de salir del país. "Toda mi documentación la dejé en casa".

UN GRITO SECO

Las voces de los primeros testigos se pudieron escuchar este lunes, en la primera sesión oral del juicio. Declararon dos vecinas de la pareja, una de las cuales reconoció haber escuchado una pelea de madrugada que le habría despertado. "Escuché un grito seco y después se calló todo". La segunda vecina, que fue quien se encontró a las niñas en el descansillo, afirmó que entró con las menores a la vivienda y al ver en la habitación un "bulto tapado", optó por abandonar el inmueble con las menores y llamar al 112, ya que supuso que la madre estaba muerta, "que le había dado un infarto", concretó.

La Fiscalía solicita para el procesado 25 años de cárcel, los mismos que la acusación particular, que también reclama otros tres años de prisión por maltrato y ocho más por abandonar a sus hijas con el cadáver de su madre. Asimismo, la acusación popular, en representación del Ayuntamiento de Bilbao, suma a su petición ocho años de prisión por las lesiones psicológicas que padecen las menores.

Por su parte, la defensa, que reclamó al jurado que dé "una oportunidad" al acusado y "no juzgue sin pruebas", reconoce un delito de homicidio con atenuante de legítima defensa, penado con 8 años de cárcel. En este sentido, la abogada recalcó que su defendido carece de antecedentes penales y pide también que se le aplique el atenuante de "miedo insuperable".

JUSTICIA Y QUE SE SEPA LA VERDAD

El hermano de Maguette Mbeugou desea "que la justicia sea justa", aunque ha indicado en que la familia de la víctima sabe que el acusado "va a mentir". "No esperamos que diga la verdad, es evidente que miente. El hecho está hecho y queremos que la justicia sea justa. Ella no va a volver a la vida", destacñi, para añadir que confía en que el juicio sirva para "prevenir" la violencia contra las mujeres.

Por su parte, Jone Goirizelaia, abogada que representa a la familia de víctima, reconoce que lo que plantean es que "se pueda conocer la verdad de lo sucedido y podamos trazar un relato".

"La familia piensa que la verdad debe ir unida a la justicia y si no sabemos toda la verdad la justicia queda coja. Esta es nuestra intención y, a partir de ahí, ver si la verdad nos lleva a la reparación, que es lo que la familia desea".

La declaración de testigos se prolongará hasta el jueves 18 cuando se den inicio a las pruebas periciales.