bilbao - Los bermeotarras volvían ayer a rememorar una jornada trágica y veían cómo se repetía una de sus peores pesadillas, el fuego. Con la huella aún fresca de aquel 11 de abril de 2013, que quedó marcado en el calendario del municipio en rojo, ayer se agitaban los recuerdos y amanecían con una víctima mortal por el fuego. Por eso Miren, vecina de Askatasun Bidea, lo resumía con proverbial claridad. “Las casas, si se pierden, se hacen nuevas y ya está. Pero hoy -por ayer- se nos ha ido una vida, además muy joven, y eso ya es irrecuperable”, decía lamentando la tragedia.

Una de las vecinas del inmueble afectado por las llamas y que tuvo que ser desalojada de madrugada relataba a ETB, la angustia vivida en esas horas y cómo tras la evacuación del inmueble, los residentes se dieron cuenta que no estaban todos. “Hemos echado en falta al txiki, ¡que falta el txiki, el del primero!... ¿Dónde esta el txiki? hemos dicho... Y los bomberos han entrado a casa rompiendo puerta y todo, pero ya nada, ya era demasiado tarde para él”, afirmaba compungida.

Sobre la causa del fuego, los vecinos parecían también ofrecer una versión coincidente y creen que pudo originarlo el mismo joven al intentar prepararse algo para comer en la cocina al regresar a casa tras salir con los amigos. “Él era de salir y antes de acostarse solía comer algo porque eso lo ha hecho también en mi casa”, ponía de manifiesto la misma residente cabizbaja.

Con la tristeza fija en sus miradas y las ojeras instaladas, la treintena de vecinos desalojados pudieron regresar a sus domicilios una vez el fuego fue sofocado y el humo se disipó. De la aparatosidad de la humareda levantada da fe que cuatro horas después del suceso, los bomberos aún se vieron obligados a continuar en la zona ventilando el edificio. - C. Lago