Leidy Aldana, afiliada a la ONCE, tiene desde julio a Évora, una de los cuatro perros guía que hay ahora mismo en Araba: una preciosa labradora dorada, que para ella está suponiendo “un aprendizaje muy grande”, y salir de su zona de confort.

“Quería ir por la ciudad de una manera más ágil para ir esquivando los obstáculos más imprevisibles”, así que solicitó tener uno a la ONCE. “Fue una alegría cuando me avisaron porque la lista de espera es grande. Tuve que pasar una especie de psicotécnico y luego realizar un curso de adiestramiento”.

Adaptación

Tras ello, vino un periodo de adaptación, que está siendo un reto, “no solo por ese aprendizaje entre las dos, sino porque con la ciudadanía también es otra forma de moverte". explica Leidy. "Digamos que cuando vas con bastón casi todo el mundo es buen samaritano, por esa especie de sensación de peligro. Pero cuando vamos con perro, sobreestiman al animal y creen que es él que te lleva, pero realmente sigues siendo tú el que dirige. Si voy con Évora, y alguien ha decidido que es buena idea tirar pan a los palomas, ya no voy recto. Vamos, que tiene su miga”.

Además de que en Gasteiz “hay mucho perro suelto”. Y si se le acerca otro, me dejan con la mía alterada y con otro que ni siquiera sé de qué raza y tamaño es o qué intenciones tiene...”

Cómo actuar

En general, se desconoce cómo actuar. “Lo primero que se debería hacer es hablar a la persona ciega para decirle “Hola, es que tengo un perro. ¿Se pueden saludar?”. Y siempre pedir permiso antes de tocarlo, tal y como advierte el cartel de Évora en su arnés: “No me distraigas. Estoy guiando”.

“Yo siempre digo que si tuvieras que ir tras esa correa, con los ojos cerrados, y tuvieras que fiarte de tu perro, empatizarías tanto con la sensación de inseguridad, que directamente no lo tocabas”, insiste Leidy.

Además, lamenta otro sentir social: “El de pobrecito perro guía, que sufre mucho. A mí me han llegado a decir, que me lo soltarían todos los días... Hay muchos mitos, pero resulta que también se sueltan, pero no les identifican como tal, porque no tienen el arnés y está corriendo como un labrador más”.