Detrás del 80 por ciento de los suicidios hay una enfermedad mental y esta multiplica por diez el riesgo, pero con un seguimiento adecuado muchos se podrían evitar, según explican desde la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de la Costa del Sol (Afesol).

Para quienes trabajan en este campo, una manera de prevenir el suicidio es hablar abiertamente de ello, algo que aún cuesta porque durante años se ha considerado un tema tabú. Sin embargo, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio entidades como Afesol reclamaron ayer campañas de sensibilización similares a las de la DGT.

Uno de los problemas a solucionar y en el que pone el acento la presidenta de esta entidad, Concha Cuevas, es que “el tema de las adicciones y la salud mental van separadas”, señala, y sin embargo, “hay una relación muy cercana” entre ambas.

“No todas las personas que tienen problemas de salud mental tienen adicción a tóxicos y no todas las personas que tienen adicciones a tóxicos desarrollan una enfermedad mental”, precisa, pero son muchos los casos en los que van de la mano. Para la especialista, el sistema está fallando principalmente porque faltan recursos. Son necesarios más profesionales por ratio, que los protocolos funcionen correctamente o que haya continuidad en el cuidado del enfermo que se ha intentado quitar la vida.

El apoyo a la familia también es fundamental porque cuando estas situaciones se producen, “el entorno familiar también sufre muchísimo y está muy perdido”, insisten.