“La datación de la Mano de Irulegi en el último cuarto del siglo I aC es muy clara”. Así de contundente se muestra Eneko Iriarte, geólogo y profesor de la Universidad de Burgos que se encarga de la geoarqueología en el yacimiento de Irulegi. “No tenemos ninguna preocupación porque hay tres indicadores que nos llevan a esa fecha: la datación de restos orgánicos asociados con carbono 14, la presencia de cerámicas características y la edad del nivel en el que ha sido encontrada”.

Conoce los secretos ya desvelados de la Mano de Irulegi en este vídeo

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Como explica el geólogo, la datación de la Mano de Irulegi se ha hecho por el contexto. “Al ser metálica, la pieza no se puede datar directamente, así que se hace por otros elementos. Primero, vimos en qué nivel estratigráfico había salido. En este caso, eran restos que estaban en un nivel que se apoyaba sobre el enlosado del suelo de la casa. Era un nivel de unos 10 centímetros con un montón de material arqueológico que seguramente estaría dentro de la vivienda y que quedó bajó las paredes tras los incendios. Habíamos hecho una prospección con 27 sondeos sedimentarios de una profundidad de dos metros a lo largo de todo el poblado y, gracias a eso, ya teníamos bastante información sobre lo que había enterrado antes de excavar. Además, junto a la mano, teníamos cerámicas y restos de fauna”.

Dos de esos huesos de animales que aparecieron a escasos centímetros de la mano fueron datados. “Se extrajo el colágeno de esos huesos, se hizo la prueba de carbono 14 y nos dieron edades compatibles con el siglo I aC. A la vez, aparecieron unas cerámicas muy características, que se llaman de Campania, muy típicas de esa fecha. Luego, atribuyendo el incendio a las Guerras Sertorianas (82 a 72 a.C.), porque hay restos de puntas de lanza incendiarias, podemos asegurar sin miedo que la Mano de Irulegi es del primer cuarto del siglo I aC”, concluye.