El independentismo ha llenado este sábado la Via Laietana de Barcelona, con una manifestación menos multitudinaria que en los años anteriores a la pandemia -108.000 personas según la Guardia Urbana, 400.000 según la ANC- y con discrepancias estratégicas sobre la mesa de diálogo con el Estado.

Eliminadas las últimas restricciones anticovid del Govern hace tan solo 24 horas, y tras una Diada de 2020 sin apenas movilizaciones por la pandemia, con una manifestación con movimiento, desde la plaza Urquinaona hasta la Estación de Francia, aunque las cifras de asistentes han quedado lejos de las 600.000 personas que la Urbana cifró en 2019, que fue la menos concurrida desde que se inició el procés en 2012.

Para esta convocatoria, la primera desde los indultos a los presos del procés, la ANC ha fletado más de 200 autocares hacia Barcelona, una cifra significativamente más baja que la de 2019, cuando se llegó a los 1.300 autocares.

A la cita de este sábado -con muchas mascarillas, poca distancia social y con el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, presente- ha acudido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, recibido con algunos silbidos, contestados por sus partidarios con gritos de "president".

La manifestación de la Diada llega en plena división interna en el independentismo sobre cómo encarar la mesa de diálogo con el Estado, que se reactiva la semana que viene.

Mientras Aragonès y ERC la consideran una oportunidad de oro para plantear las reivindicaciones de amnistía y autodeterminación ante el Gobierno de Pedro Sánchez, para JxCat y la CUP se trata de una pérdida de tiempo.

En la manifestación se ha visto pancartas críticas como "¿Dónde está la república, mentirosos?" u otra que parodiaba el cartel de la Generalitat por la Diada, en el que la imagen del violoncelista Pau Casals había sido sustituida por el rostro de Aragonès, junto al mensaje: "Somos la misma mierda de árbol, y el árbol es España".

Al término de la manifestación, desde el escenario instalado frente a la Estación de Francia, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha instado al Govern a "dejar de mirar permanentemente al Estado esperando concesiones que no vendrán nunca" y ha exhortado a Aragonès: "President, haga la independencia".

"Lo volveremos a hacer y esta vez lo haremos mucho mejor" que en 2017, ha afirmado Paluzie, que ha lanzado un mensaje a ERC y JxCat: "Basta de reproches y desconfianza", porque hay que "prepararse para la ruptura".

Casi simultáneamente, en otro punto del centro de Barcelona, varios asistentes a la manifestación promovida por la CUP han quemado una foto gigante de Sánchez y Aragonès y han reclamado al Govern que no llegue a ningún "pacto" con el Estado.

Por la mañana, los actos de celebración de la Diada han empezado en Barcelona con las tradicionales ofrendas florales al monumento a Rafael Casanova, en las que la cuestión de la mesa de diálogo ha centrado las declaraciones de los partidos.

El secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, ha expresado su "escepticismo" y ha advertido que sólo con movilización se logrará la fuerza para "ganar la autodeterminación", mientras que la líder de la CUP en el Parlament, Dolors Sabater, ha afirmado que la mesa de diálogo "está totalmente desautorizada".

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, que la pasada madrugada fue abucheado con gritos de "botifler" (traidor) por independentistas en el Fossar de les Moreres, ha asegurado que su partido no tiene "miedo" a hablar con el Gobierno.

El líder del PSC en el Parlament, Salvador Illa, ha reclamado al Govern que "abra un diálogo sincero y honesto dentro de Catalunya" que permita afrontar con garantías los "grandes retos" del país.

La presidenta de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach, ha pedido que la mesa de diálogo sirva "para salir del atolladero de bloqueo y parálisis", mientras que, en cambio, el líder de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa, ha vaticinado que el Govern "la liará otra vez" dentro de dos años, cuando se haya acabado la "mesa de chantaje".

El presidente del PPC, Alejandro Fernández, ha llamado a recuperar la "convivencia" en Catalunya y a superar la "decadencia", mientras que el líder de Vox en Catalunya, Ignacio Garriga, ha tachado la Diada de "fiesta xenófoba" y "antiespañola".

En un acto propio, el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha reclamado a los partidos independentistas una "estrategia conjunta" para alcanzar la autodeterminación, sin "ceder al chantaje de la represión".