En estos momentos, en los que las imágenes de la devastación social en Afganistán y los destrozos causados por el terremoto en Haití acaparan los medios de comunicación y las pantallas, es fácil olvidar que en el mundo hay otras muchas crisis humanitarias que perviven desde hace tiempo y para las que aún no se ve un final. Es precisamente en estos lugares donde trabajan numerosas organizaciones que tratan de paliar los efectos de los conflictos en la población y para ello cuentan con el apoyo y la financiación de eLankidetza, la Agencia Vasca de Cooperación.

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Asistencia Humanitaria eLankidetza ha hecho público su apoyo a 23 proyectos dirigidos a la protección de personas afectadas por crisis, conflictos y situaciones de violencia en todo el mundo. El respaldo de la Agencia Vasca de Cooperación se materializa en la aportación de más de 4,5 millones de euros para que las ONG radicadas en Euskadi puedan desarrollar sus proyectos de ayuda a las poblaciones afectadas.

Uno de los proyectos financiados por eLankidetza se desarrolla desde el año pasado en Mali, donde "la crisis humanitaria y el aumento de la inseguridad están instalados desde hace años, pero ahora con la pandemia hay más presión sobre instituciones y comunidades y se limita la capacidad de los servicios sociales básicos". En este contexto "tenemos un proyecto para garantizar el acceso a una educación segura y de calidad a niñas y niños afectados por la crisis humanitaria en las regiones de Mopti y Ségou, en el centro de Mali", explica Elsa Fuente, coordinadora de Unicef País Vasco.

Mali y Uganda

"Es una intervención dirigida a unos 3.600 niños y niñas, de 6 a 12 años, y a 250 profesores y 33 facilitadores, porque estamos hablando de educación formal y no formal. La intervención está centrada en 25 escuelas y en 11 espacios temporales, que son lugares en los que se ofrece educación cuando no hay una escuela como tal. Son espacios seguros y provisionales a expensas de que se pueda construir una escuela", detalla Elsa Fuente. "La idea -añade- es mantener el derecho a la educación y que los menores puedan permanecer en un entorno seguro, sano y protector frente al conflicto que vive el país y también frente a la covid-19".

Otro de los proyectos de Unicef País Vasco que cuenta con el respaldo de la Agencia Vasca de Cooperación se va a desarrollar en el campo de refugiados de Bidi Bidi, en Uganda, donde se pretende "dar una atención integral para la prevención y respuesta a las necesidades de las personas supervivientes, especialmente niñas y niños, de violencia basada en el género". Elsa Fuente indica que el objetivo es "fortalecer el entorno de protección para las niñas y niños de las poblaciones acogidas en el campo", que es el segundo más grande del mundo.

Para "dar servicios directos de prevención y respuesta a los niños y niñas que han sufrido diferentes formas de violencia sexual y de género se articularán servicios de gestión de casos, actividades psicosociales basadas en el apoyo comunitario y se fortalecerá el sistema de protección", explica la coordinadora de Unicef País Vasco.

Palestina y Níger La ONG Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP), que también tiene proyectos financiados por eLankidetza, actuará a lo largo de los próximos meses en Palestina y Níger conjugando la ayuda humanitaria más básica, como el suministro de alimentos, con la defensa de derechos, la atención psicosocial a mujeres e infancia y la incidencia política.

"Los proyectos que vamos a desarrollar en Palestina son parecidos a los que ya tenemos en marcha porque forman parte de una estrategia a largo plazo", explica Mónica González, delegada de Asamblea de Cooperación por la Paz en Euskadi. Añade que la organización trabaja en el gobernorado (región) de Salfit, donde en 2017 se creó, junto a varias organizaciones locales -PARC, PHG y PSCCW-un grupo "para dar respuesta humanitaria multisectorial". "Este grupo, denominado Action Group, nos permite tener estrategias a largo plazo y fortalecer las capacidades locales, de forma que si en algún momento las organizaciones internacionales se van, sea la propia población la que responda a las necesidades que haya", explica Mónica González.

La delegada de ACPP en Euskadi destaca el trabajo realizado "en pueblos que se han visto muy afectados por los asentamientos de colonos israelíes y por la construcción del muro, allí trabajamos en acondicionar las tierras para que la población pueda trabajarlas, y también en facilitar el derecho al agua potable".

En cuanto al proyecto en Níger, Mónica González destaca que "la situación humanitaria en este país, donde han sido asesinados varios cooperantes, es una suma de muchas cosas: crisis alimentaria, pobreza extrema, desertificación, inseguridad por la actuación de grupos violentos yihadistas, y existencia de asentamientos temporales de población desplazada". "Trabajamos en estos asentamientos -explica-, tanto en acción directa, con el reparto de kits alimentarios, porque las necesidades son enormes, como en materia de sensibilización y refuerzo de capacidades contra la violencia de género. Porque hemos detectado que además de toda esa mala situación, y también por toda esta situación, la violencia se está agudizando".

El proyecto que ha recibido financiación de la Agencia Vasca de Cooperación incluye "el fortalecimientos de las capacidades de las mujeres con actividades generadoras de ingresos". "En este caso -detalla González- se dota de ganado a las mujeres para que lo alimenten, hagan productos derivados de la leche y, si tienen una necesidad acuciante, puedan vender el ganado".

En detalle

  • Proyectos. Gracias al trabajo de entidades vascas y locales, eLankidetza, dependiente del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, apoya 23 proyectos en el corredor migratorio centroamericano, Colombia, los Grandes Lagos africanos, el Sahel u Oriente Medio, entre otros.
  • Ejemplos. Algunas de las iniciativas están relacionadas con la atención psicosocial a menores palestinos que han sido detenidos y sufrido torturas u otro tipo de violencia; el apoyo a mujeres centroamericanas expuestas a múltiples violencias en su tránsito hacia EE.UU. o Costa Rica, y el acompañamiento en un retorno seguro a las comunidades indígenas embera en Colombia
  • En África. Muchos de los proyectos respaldados se llevarán a cabo en África. Entre estas iniciativas se potenciarán las ayudas para la alimentación de la niñez y juventud refugiada saharaui; garantizar la inclusión en la escuela de menores con discapacidad que están refugiadas en Tanzania, o atender a mujeres desplazadas internas por la violencia en Níger.