albergue Zuloaga Txiki de Tolosa

Mamdou, de raza peul, tuvo un romance con una mujer malinké. Se trata de dos etnias enfrentadas en su país, por lo que tuvo que abandonar Guinea Conakry ya que el padre de ella envió al ejército para buscarle. Después de un largo viaje, el 25 de mayo llegó a Zuloaga Txiki. Se encuentra a la espera de la resolución de su solicitud de asilo. Mientras tanto, está estudiando en la escuela de educación para jóvenes adultos de Tolosa (EPA), donde aprende castellano. Quiere dejar atrás su pasado y solo piensa en construir “una familia, una casa y un trabajo”.

Ethman nació en los campamentos de refugiados saharauis y decidió abandonarlos en busca de “una vida mejor”. Ingresó en Zuloaga Txiki días antes que Mamdou, el 21 de mayo. Ethman es un solicitante apátrida. Asegura que su estancia en el albergue tolosarra será “temporal”. Aun así, piensa seguir viviendo en Euskadi ya que se siente “a gusto”. Aprender castellano, integrarse en la sociedad vasca y encontrar trabajo son tres de los objetivos que se ha marcado. “Sin perder la esperanza”, asegura que seguirá luchando “para que la situación vaya a mejor”.

Likofo tuvo que huir de su país por una sola razón: ser homosexual. En la República Democrática del Congo la homosexualidad es motivo de persecución, cárcel y muerte. Pagó a unos traficantes que le fueron trasladando de país en país hasta llegar a España en 2017. Le denegaron el asilo y desde entonces lleva cuatro meses y dos semanas en Zuloaga Txiki. Asegura que los estudios le resultan “muy importantes para la vida”. Por eso, con tan solo 21 años Likofo ya tiene un diploma en Fontanería, otro en Limpieza y está estudiando Estética, ya que tiene “experiencia previa”. Además, está mejorando su nivel de castellano en la EPA. “Quiero seguir estudiando para buscar un buen trabajo y me gustaría vivir aquí, en Tolosa”, añade. Gracias al trato, ayuda y cuidado que ofrece Zuloaga Txiki, los tres aseguran que están felices en Tolosa y que ahora “sí” se encuentran bien.

“Zuloaga Txiki ofrece un lugar de respiro, de protección y busca recomponer a todas aquellas personas solicitantes de protección internacional para poder reparar la historia de asilo”. Así es como define la directora del centro, Arantza Chacón, el albergue. “Zuloaga Txiki busca generar un espacio de confianza en la sociedad de acogida, que puedan acceder al derecho a la salud, a espacios formativos como el castellano, a conocer cuáles son las costumbres y a generar vínculos de convivencia”, añade.

“Hay mucho movimiento, pero se trata de no dejar a nadie en la calle y ser ágiles a la hora de coger a las personas”, explica la directora. El centro dispone de 35 plazas, de las que actualmente 20 están ocupadas. Desde que abrió sus puertas ha acogido a 112. “La media de estancia es de cuatro meses aunque depende mucho de la situación administrativa o la situación en que se encuentra el expediente de protección internacional de cada persona”, dice.

“CEAR me ha ayudado mucho; antes estaba en la calle y ahora duermo y como bien”

Refugiado de Guinea Conakry

“Quiero estudiar para buscar un trabajo, y me gustaría quedarme a vivir aquí, en Tolosa”

República Democrática del Congo

“Sin perder la esperanza, seguiré luchando para que la vida me vaya mejor”

Refugiado del Sáhara Occidental