ACE mucho que la robótica nos circunda en todos los ámbitos de la vida, pero, con frecuencia, por pura habitualidad, nos pasa desapercibida; esto no es así si lo llevamos puesto y su combinación de sensores, ordenadores y motores nos impulsa como si de repente, en un truco de magia, dejáramos de notar nuestro peso y nuestra gravidez; estamos dentro de un exoesqueleto. Es la impresión que relatan quienes ya utilizan estos armazones externos como parte de su rehabilitación o como compañero fiel para su autosuficiencia de motilidad.

Esta rehabilitación robótica ya no es algo lejano, ni en el tiempo ni en el espacio. "La guipuzcoana Gogoa Mobility Robots es una de las cinco empresas en el mundo -y la primera en Europa- homologada como fabricante de exoesqueletos para equipamiento médico", explica Carlos Javier Fernández, ingeniero mecatrónico, "y ahora, de la mano de Movex Clinics, ya se dispone en Bilbao de esta tecnología puntera en neuro-rehabilitación robótica". Del mismo modo que los robots son nuestros aliados reproduciendo las habilidades humanas, cada día mejor, los esqueletos exteriores se nos presentan como una ayuda extraordinaria de autosuficiencia para quienes han sufrido algún tipo de accidente o enfermedad cuyas secuelas les han postrado en la inmovilidad de una silla; su ayuda en marcha ya no es ciencia ficción, ni habrá que esperarla décadas, porque ya están entre nosotros en un futuro que ya es hoy.

Precisamente, Movex Clinics quiere ofrecer la máxima recuperación y la mejora en su calidad de vida a pacientes con secuelas de ictus, lesiones medulares y en general de enfermedades degenerativas, como ELA o Parkinson, o a recuperarse de las consecuencias de accidentes, sean deportivos, laborales o de tráfico, así como a acoplarse mejor a las prótesis injertadas, bien para restaurar el patrón de marcha bien para generar uno nuevo en su caso.

Al igual que el esqueleto externo de un artrópodo, estos robots son armazones articulados fijados al cuerpo como una segunda osamenta, facilitando, mejorando y, en último término, permitiendo la recuperación de la movilidad que lleve a la propia motilidad y la autosuficiencia para quienes han parecido alguna lesión de rodilla, cadera, raquialgias o patologías de hombro. En todo caso, el objetivo final es acortar el tiempo de rehabilitación y optimizar sus resultados.

menos recaídas

Este plus en la neuro-rehabilitación, además de limitar y aminorar el impacto socio-económico de la recuperación de una lesión, reduce la posibilidad de recaídas, por ejemplo en un 40-50% de los traumas de rodillas. A lo que se añade, por supuesto, el empujón anímico que supone verse de pie.

Es el caso de Miguel Ángel Zabalaga, postrado en una silla de rueda desde su accidente en 2014 en la bodega donde trabajaba. Con demasiada frecuencia pensamos en la onda que marcan los Robocop o Iron Man de película, pero los tubos y cinturones de los exoesqueletos que presentan en la clínica bilbaina Movex Clinics y fabricados en la empresa guipuzcoana de Gogoa Mobility Robots, no son de película ni del futuro, sino reales aquí, en Gipuzkoa, Bilbao, Euskadi.

Es muy posible que inmersos en la burbuja de nuestra acelerada actividad personal, no nos fijemos demasiado en las personas en sillas de ruedas, con muletas o andando dificultosamente con ayuda de un cuidador. Pero cada día son más, entre otras razones por el aumento generalizado de la longevidad, además de por accidentes, por ictus o por degeneraciones neuronales. De hecho, los estudios recientes indican que las personas, de media, sufrimos algún tipo de discapacidad durante 8 años de nuestra vida. Además, según datos de Eurostat, el 10% de los europeos necesitamos en algún momento rehabilitación y medicina física. Hace 20 años el INE (Instituto Nacional de Estadística) recogía que había más de 3 millones de personas con alguna discapacidad, dato que en 2021 fácilmente superará los 5 millones en el Estado. Traídas a Euskadi, suponen 300.000 vascos y vascas necesitados de neuro-rehabilitación y medicina física.

"Cuando el fisioterapeuta del hospital de tetrapléjicos te dice que has tocado techo en tu rehabilitación, la posibilidad que ofrecen estos exoesqueletos es que puedas mirar por encima de la ventana; todo un reto ahora alcanzable con ayuda de estos armazones que pasan a ser tu segundo esqueleto", dice Zabalaga. "La primera vez que pude ponerme en pie y andar con un exoesqueleto fue como cuando vi nacer a mi hijo; una sensación indescriptible", reconoce emocionado. "Y eso que aquel robot era el abuelo tecnológico del que estoy probando en la clínica de Bilbao; es tener la oportunidad de volver a hacer una vida bastante normalizada; ayudar a tus hijos, a tu mujer", dice emocionado. "Ojalá pudiéramos contar en todos los hospitales públicos del Estado con alguno de ellos", sentencia.

Son evidentes los beneficios de rehabilitación mediante exoesqueleto, tanto en la mejora del patrón de marcha o ayudando a generar uno nuevo si es necesario, como para recuperar antes la movilidad de la zona dañada, lo que a la larga permite mantener las capacidades funcionales mucho mejor y durante más tiempo.

"El beneficio de verse a dos piernas es muy liberador", dice sonriente Miguel Ángel, quien de estar postrado en una silla a ponerse ahora en pie, contempla un nuevo horizonte.

"En tiempos de pandemia parece que todo se ralentiza, pero nosotros nos hemos lanzado de lleno a esta iniciativa empresarial, porque si la montaña no viene a nosotros, nosotros vamos a la montaña", subraya Tato de Zurikalday, impulsor del proyecto y socio del mismo.

"Hemos visto que en los hospitales, de rehabilitación los pacientes pasan unos meses y luego se quedan a su aire; vimos una ventana de oportunidad y ahora, al observar las lágrimas de quien ves en la calle en pie de nuevo, es un empujón que incentiva nuestra actividad", recalca Zurikalday. "Solo Japón los tiene incorporados en su sanidad como algo normal".

pionera en Europa

La suya es la primera clínica a nivel europeo que se dedica a estos exoesqueletos y está en Bilbao. Con tecnología ya experimentada en Japón Movisc Clinics, presenta varios tipos de exoesqueletos. El Belk, para rehabilitación de rodilla; el Hank, exoesqueleto para miembros inferiores en pacientes con lesiones neurodegenerativas, medulares e ictus, y el Hand of hope, mano de esperanza, que, combinando robótica y neurociencia, actúa con electromiografía y permite recuperar el movimiento de la mano paralizada. A esto se suma la plataforma de rehabilitación virtual Rehab, una aplicación pionera que permite intensificar la terapia tradicional. En el modelo Hank hacen especial hincapié en que es el único en el mundo con 5 articulaciones motorizadas, lo que posibilita movimientos habituales como subir y bajar rampas, algo imposible para otros modelos; con sus 14 kilos, batería incluida, es el más ligero del mercado mundial, pero lo más destacable es que puede ser manejado por el propio paciente, admitiendo incluso la incorporación de un sistema de control por voz, lo que intensifica el grado de autosuficiencia.

Con estos robots exoesqueléticos, para un tetrapléjico ya no resulta imposible ponerse de pie y disfrutar de un horizonte nuevo.

"Al verme caminar con el exoesqueleto, mi hijo Jairo, de cuatro años, me decía feliz, 'Papá te pareces a los robots de Iron Man"

"Cuando el terapeuta te dice que ya no puede hacer más, este 'armazón' pasa a ser tu segundo cuerpo y te permite mirar por la ventana"