Las calles del territorio vizcaino han amanecido con los locales de hostelería completamente cerrados. Anoche, sobre las 23.00 horas, los hosteleros bajaban las persianas de sus locales hasta finales de noviembre, respetando así la nueva normativa impuesta por el Gobierno vasco para contener el avance del coronavirus entre la población vasca. Sin embargo, tanto el sector como muchos clientes consideran que con esta nueva restricción no se conseguirá frenar la propagación del covid. Los hosteleros se muestran enfadados y tachan la medida de "injusta y desproporcionada". El sector considera que antes de haber implantado un cierre total se les debería haber dotado de ayudas que evitase llevar a miles de familias a una "situación de ruina".El gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez, cree que las instituciones vascas deberían haber elaborado un plan de contingencia antes de decretar un cierre que supone "un golpe muy duro" para el sector. En opinión de Sánchez "había, probablemente, otras alternativas". "Una limitación quizás mayor, o dejarlo como está", aseguró.

Hasta diciembre las terrazas de los bares no se volverán a colocar por las mañanas y el olor a café recién molido tampoco se extenderá por las calles de pueblos y ciudades de Euskadi. El enfado en la hostelería vasca es monumental. "Muchas familias se van a quedar sin trabajo y van a acabar endeudadas. Gran parte del sector ha pedido hipotecas para seguir adelante con sus negocios y ahora un nuevo cierre los hacen aún más insostenibles", afirmó ayer el miembro de la Asociación de Hostelería de Bizkaia y hostelero del Casco Viejo Boni García. "Toda la vida de empresario en la hostelería para acabar en quiebra", lanzó preocupado.

Boni es uno de los miles de trabajadores del sector a los que les ha tocado adaptarse a esta era del covid y al que el virus le ha puesto en la cuerda floja. Sin embargo, el sector muy indignado con este nuevo cierre, considera que con esta decisión el problema no se va a solucionar: "Esto es una responsabilidad individual. En Madrid, los locales continúan abiertos. La solución es el confinamiento perimetral, más controles para que todos y todas respetemos las normas", afirma Igor Catareche, del Portu Berria de la calle Iturribide de Bilbao. "¿Qué pasa, que la gente no se va a reunir en sus casas?", plantea. Por su parte, Amaia Guillamón, del bar Bertoko Berria de la Plaza Nueva de Bilbao muestra su indignación ante lo que tacha de un "despropósito" que supondrá el cierre de infinidad de negocios. "La gente no va a poder seguir adelante sin ingresos". Amaia dice que el sector no se niega al cierre, pero siempre y cuando existen ayudas complementarias que sirvan para sostener los miles de puestos de trabajo: "Detrás de la hostelería viven muchas personas. Si no somos los responsables, ¿por qué tenemos que cerrar? No es justo", afirmó.

El último café

Desde muy temprano los hosteleros de Bilbao abrieron sus locales ayer sabiendo que al menos hasta diciembre no lo podrán volver a hacer. Julen González tomaba el último café en el bar Urdiña de la Plaza Nueva. "Todo es un sin sentido. ¿En otros espacios no hay virus?", dice. Yolanda Etxebarria, responsable del local, intentaba mantener la calma y la mente ocupada sirviendo los últimos cafés del mes. "No van a poder conmigo, pero estoy muy tocada", apuntaba. En su caso comparte negocio con su marido y durante un mes no tendrán ingresos. "Un bar cerrado tiene gastos", explicó. En su caso Yolanda quiere agradecer a Amparo, la dueña del local, que durante los meses cerrados no les cobró el alquiler y ahora les cobra el 50%. "'Esas son las ayudas reales. ¿Las demás dónde están?".

Fernando Ezpeleta, de la bodeguilla de Indautxu se toma el cierre con resignación y con mucha preocupación. "Es un golpe muy duro. Es una injusticia que nos cierren cuando en la hostelería nos preocupamos por garantizar la higiene, las distancias... ¿Cuántos contagios ha habido? Muy pocos?", añade.

La hostelería suma en Euskadi 60.000 puestos de trabajo, de los que un 25%, 16.000, desaparecerán si no se activan medidas de rescate de forma inminente. "Las ayudas han sido insuficientes. Nos cierran, pero mientras tanto miles de personas se quedan sin trabajo y cada vez más pobres. Esto es muy duro de llevar", concluye Boni García

"Estamos unidos a la hostelería, no va a haber vida en la calle"

El gerente de la asociación de comerciantes Bilbao centro, Jorge Aio, ha opinado que el cierre de la hostelería va a afectar mucho a los comercios, porque "no va a haber vida en la calle".

Aio ha calificado las medidas de cierre que empiezan hoy como "muy radicales. El comercio está unido a la hostelería, y si está cerrada, el efecto va a ser doble, económico y social, el consumo va a ser menor y no va a haber vida en la calle".

Por ejemplo, el comercio de las capitales vive en buena medida de la gente de los pueblos que baja a hacer compras y tomar algo, pero ahora las familias no van a desplazarse.

Aio cree que incluso está en cuestión la campaña navideña, que concentra el 30 por ciento de las ventas anuales del comercio: "Se va a ver muy tocada, hay dudas sobre la posibilidad de reuniones familiares, va a ser muy duro. Veremos paulatinos cierres de comercios. La cuesta de enero va a ser de verdad".

También resalta que no hay ayudas: "están los Ertes, que fueron muy importantes pero la medida inicial. Después, no hay. Me da la impresión de que se ha sacrificado el sector servicios por otro que ha tenido la máxima atención, la industria".

Juan Mari Aburto

"Ha sido una decisión muy dura y dolorosa"

"Nada fácil". El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, admitió ayer que decretar el cierre de la hostelería "ha sido una decisión muy dura y dolorosa", aunque confía en que "la dureza de la medida que hoy se toma se convierta en la supervivencia del mañana. Sabemos que es una decisión drástica y que tiene un perjuicio extraordinario en el sector. No ha sido fácil; intentamos tomar la decisión teniendo en cuenta todas las opiniones, planteando si no se podía hacer otra cosa".

"Comportamientos". Asimismo, advirtió de que "el problema no está en la hostelería como actividad económica", sino el comportamiento de los ciudadanos cuando acuden a un bar o un restaurante. "Relajamos las medidas; en una comida nos quitamos las mascarillas y estamos dos o tres horas de charla, en las que los aerosoles funcionan constantemente en un sentido y en otro", destacó.

Medidas. Una vez adoptadas las restricciones, el alcalde señaló que ahora les toca a las administraciones -Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos- "diseñar conjuntamente medidas para paliar una situación tan complicada, de tan dificultad, que vive la hostelería".

SOS para la HOSTELERÍA

mANIFESTACIÓN HOY EN BILBAO

Concentración. Los hosteleros vascos están enfadados, preocupados y aseguran que ya no pueden más. Por eso el sector -con sus locales cerrados- salen hoy a la calle para manifestarse en las tres capitales vascas y protestar contra las medidas restrictivas impuestas para frenar el covid. De esta forma quieren expresar su malestar y piden "ayudas" para un sector muy castigado desde el inicio de la pandemia. Reclaman un plan de ayudas para sufragar los alquileres e hipotecas, una reducción temporal del IVA... medidas que les sirvan poder continuar con sus negocios. En Bilbao la manifestación partirá a las 17.30 horas de la plaza Moyúa.