La detección de dos brotes en centros hospitalarios vascos mantiene en vilo a Osakidetza. Por ello, la consejera de Salud no descartó ayer que se plantee la realización de pruebas de coronavirus a las personas que quieran acudir a visitar a un familiar a un centro sanitario de la red pública vasca. Asimismo aludió a la necesidad de reforzar la seguridad de esas visitas. "Hay que tomar medidas para que el riesgo de que sean vector de infección se reduzca al mínimo", señaló. Nekane Murga insistió en que "hay que analizar bien cómo ha podido ser la fuente de contagio, para poner nuevas barreras". En este sentido, adelantó que se está valorando la posibilidad de "incrementar las medidas de seguridad a la hora del acceso de visitas de familiares".

Por su parte, el sindicato ELA reclamó ayer a Osakidetza que se tome la temperatura a las visitas de los allegados que accedan a un hospital. "Una medida sencilla y eficaz que, sin embargo, a día de hoy no se aplica". En una nota, la central sindical subrayó que los dos brotes detectados en los hospitales de Txagorritxu y Basurto reflejan la necesidad de "extremar las medidas de control y protección", y destacó que los profesionales sanitarios contagiados durante la pandemia superan los 2.000. ELA exigió asimismo que se realice un "acopio de EPI suficientes y de una calidad contrastada" dado que, según aseguró, "en la actualidad se sigue detectando escasez de materiales, como, por ejemplo, guantes de nitrilo.

Los últimos datos mantienen una tendencia de estabilidad y se sigue reduciendo la actividad asistencial, de forma que Euskadi "ha cumplido y cumple los requisitos para seguir avanzando en la desescalada", dijo la consejera.

Osakidetza advierte que hay que seguir alerta porque "la pandemia no ha acabado". "Todo el sistema sanitario está recuperando su actividad, pero la seguridad de los profesionales y pacientes es una prioridad", subrayó Murga.