El día a día de Danel pasa por múltiples videoconferencias de trabajo. “De mi habitación al escritorio parando para comer y salir un rato al balcón para aplaudir a los que trabajan en la calle para que al resto de la población no nos falte de nada”, dice sonriente, este joven, de 28 años, estudiante en Mondragon Unibertsitatea.

Si antes se contactaba y hablaba mucho con la gente, ahora este tiempo le lleva doce horas. ”Algunas de las clases las realizamos on line inmerso en estudios de emprendimiento y liderazgo. “Todo lo que aprendemos es trabajando, poniendo en marcha proyectos, como en mi caso, el Forzium . El pasado 1 de marzo creamos una empresa relacionada con el ocio, el entretenimiento por los caminos digitales actuales”, dice Danel, consciente de que, como decía Darwin, hay que adaptarse a las situaciones.

“No es cómodo para nadie, pero quejarse no sirve de nada y hay que buscar la forma de pasarlo lo mejor posible y continuar siendo productivo”, sostiene, consciente de que existe mucha incertidumbre de cara al futuro laboral, aunque su visión de emprendedor le hace ser optimista. “Tengo claro que afectará a la economía y será un mazazo para todos, pero es el momento de adaptarse, porque siempre habrá algo en lo que trabajar para ofertar a la sociedad”, añade con convicción. “Además, en cuanto al claustro generará hábitos para consumir más productos digitales, la gente estará más conectada y esta crisis sanitaria servirá para normalizar el uso de Internet entre la población de edad más adulta”, apunta Danel.

Esta pandemia ha variado los planes de este veinteañero y su equipo a la hora de lanzar en el verano una iniciativa empresarial de videojuegos “de creación de contenidos. Estamos en contacto con influencers, sería un proyecto innovador para Euskadi. Pero el coronavirus ha cambiado los tiempos, aunque seguimos adelante con el plan. Por eso estoy más conectado que nunca tanto por ocio, pero principalmente por trabajo”, sostiene, quien hizo la prácticas universitarias en Finlandia, Estados Unidos y este año le tocaba China.

Danel dice que en estas semanas sin salir de casa asegura que no se ha sentido mal en ningún momento, aunque echa de menos el deporte al aire libre. “Mentalmente no tiene sentido tirar por pensamientos negativos; sí me apetece dar un paseo, pero ahora toca descansar, y seguir trabajando. Lo contaremos a los nietos”, dice.

Reconoce que con el coronavirus se ha pasado por diferentes etapas. “De la incredulidad de que nos iba a llegar, al no será para tanto hasta esto será algo que contaremos a nuestros nietos”, dice, mientras apunta que en su entorno de amistades piensan que en un mes estarán haciendo pintxo pote. “Soy optimista, pero al tiempo realista y creo que va para largo. Me preocupa cómo viven esta situación las personas más vulnerables y que la crisis se vaya comiendo los rangos sociales actuales.”, afirma.

Confía en que de esta crisis se salga con lecciones aprendidas. ¿Cuáles? “La necesidad de la colaboración entre la ciudadanía entre los que tienen más recursos y pueden aportar más a los que lo pasan peor. Esto hará que el sistema actual no vaya al garete. Más que nunca es el momento de colaborar”, recalca.