Bilbao - La “falta de consenso” existente en la recogida de datos sobre las muertes de menores a manos de sus progenitores es la principal conclusión extraída por la psicóloga forense Arrate Maestu de su investigación sobre este tipo de crímenes. “Que un padre o madre acabe con la vida de sus hijos es espantoso y un solo suceso hace que la sociedad entera se revuelva, pero carecemos de unas estadísticas acerca del impacto real de este problema, lo cual repercute a la hora de elaborar y aplicar protocolos tanto de prevención como de actuación”, explica.

¿Qué puede llevar a una madre o a un padre a matar a sus hijos?

-Los motivos pueden ser tan diversos como actos de altruismo -en los que justifican la muerte del menor como una salida mejor que continuar con vida-, pasando por homicidios motivados por ser el menor un hijo no deseado, estar provocado por un brote psicótico, ser el resultado de un maltrato continuado que finaliza con la muerte del menor tras una paliza que se va de las manos o actos de venganza o represalia contra el otro progenitor del menor con el objetivo de hacerle sufrir el mayor daño posible.

¿Es frecuente que las mujeres que matan a sus hijos o hijas sufran enfermedades mentales ?

-El fenómeno del filicidio tiene como complicación añadida a lo incomprensible del suceso por ir contra natura que los datos sobre su incidencia no están consensuados. Los que se tienen refieren, en general, que las mujeres que matan a sus hijos tienen en mayor medida, comparadas con los hombres, algún tipo de trastorno mental.

¿Cuándo supone este una eximente?

-Debe probarse, previo examen psicológico o psiquiátrico forense, la existencia de un trastorno mental que imposibilite al progenitor entender y manejar sus actos, y será el juez o jueza quien lo considere como eximente o no. En muchos de los casos a nivel internacional de madres que matan a sus hijos estas acaban ingresadas en centros psiquiátricos como sustitución a la pena de prisión.

¿Utilizan las mujeres modus operandi ‘menos violentos’?

-En comparación con los hombres, tienden a usar formas menos agresivas. Los métodos que más usan serían asfixia, envenenamiento, apuñalamiento y violencia física.

¿El absentismo escolar debe hacer saltar las alarmas?

-Que un menor no acuda regularmente a su centro escolar, sin una causa justificada, debería ser motivo de que salten las alarmas. Aunque no digo con esto que las alarmas lleven directamente a pensar en este fatal desenlace, sino que se debe prestar atención a qué puede estar pasando en ese hogar y llevar a cabo la intervención pertinente.

¿Qué otros factores de riesgo deberían ser tenidos en cuenta?

-Se deben tener en cuenta situaciones de riesgo que pueden poner en peligro a cualquier menor como un entorno carente de apoyo social, dificultad para acceder a los servicios sociales, situaciones de precariedad, violencia intrafamiliar previa, amenazas de suicidio de los progenitores, violencia de género o amenazas de matar a la pareja o expareja...