Ceuta - La Delegación del Gobierno en Ceuta cerró ayer en 155 el número de varones migrantes indocumentados de origen subsahariano que a las 7.00 horas consiguió entrar en Ceuta superando el doble vallado fronterizo por su extremo norte en un tramo hasta el que no llega la tercera defensa con alambres con cuchillas desplegada durante los últimos meses por Marruecos.

En el salto participaron unas 200 personas de origen subsahariano y ocho que quedaron encaramados en lo alto de la malla del espigón marítimo de Benzú, en aguas del Estrecho de Gibraltar, fueron devueltas al Marruecos inmediatamente aplicando la figura del rechazo en frontera incluida en la última reforma legal, aunque desde algunos sectores se acusó al Gobierno español de practicar una devolución en caliente. Una vez en Marruecos, las autoridades de Rabat procedieron al traslado de estos inmigrantes y de los que finalmente no lograron acceder hasta Ceuta, hasta la base para ordenar su identificación.

El suceso se saldó con 16 extranjeros atendidos por heridas leves -uno fue evacuado hasta el Hospital Universitario con un esguince de tobillo- y once guardias civiles pasaron por una clínica para recibir asistencia sanitaria por “contusiones en brazos, manos y piernas”. Uno, incluso, fue alcanzado con “algún tipo de líquido abrasivo” en los ojos, pero como el resto de funcionarios policiales recibió el alta a mediodía.

Los inmigrantes llegaron por sus propios medios o trasladados por los vehículos de Equipo de Respuesta Inmediata ante Emergencias (ERIE) de Inmigración de la Cruz Roja hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) local, en el que hasta ahora permanecían acogidas 500 personas, ligeramente por debajo de su capacidad máxima operativa (512 plazas).

En el grupo no se encuentra ninguna mujer y una parte del mismo parecen menores de 18 años, extremo que deberán corroborar las pruebas de determinación de edad que se les practiquen en el marco de la instrucción de los expedientes sobre su situación administrativa en España.

La frontera terrestre de 8,2 kilómetros de longitud de Ceuta no era escenario de un intento de salto en grupo tan numeroso desde el 22 de agosto del año pasado, cuando consiguieron acceder irregularmente a territorio español 116 personas. El Gobierno de Pedro Sánchez aplicó entonces un Tratado de Readmisión de 1992 que propició la expulsión a Marruecos en 24 horas de 113, todos salvo tres menores de edad.

Ninguna de las fuentes gubernamentales confirmaron o descartado que esta vez se vaya a implementar o no un procedimiento similar. Solamente recordó que el texto de referencia establece que “la solicitud de readmisión deberá ser presentada en los diez días posteriores a la entrada ilegal”.

Niegan efecto llamada Por su parte, la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, reprochó ayer la “recriminación constante” que hace la oposición a la política migratoria del Ejecutivo Sánchez y que aproveche para hacerlo cuando ocurren sucesos como el asalto a la valla de Ceuta, del que dijo: “De efecto llamada, nada”. Celaá reconoció que desconoce si había habido alguna devolución en caliente de los 155 inmigrantes que traspasaron la valla con Marruecos, pero que se atreve “a pensar que no ha sido así”.

Por el contrario, Celaá quiso destacar que las entradas irregulares de inmigrantes han descendido este año un 47% respecto al mismo periodo de 2018. “De efecto llamada, nada”, zanjó la portavoz del Gobierno, que acusó a algunos grupos de la oposición de “ponerse a esperar” sucesos como este para echar por tierra la política migratoria del Gobierno de Pedro Sánchez. - E. P.