tipi tapa tipi tapa, Korrika va encarando el sprint final. A falta de recorrer los últimos kilómetros que le separan de Gasteiz, donde hoy concluirá la popular carrera en favor del euskera, Korrika atravesó ayer Gipuzkoa en una exitosa jornada que sumó miles de participantes.

Tras la multitudinaria jornada del viernes, cuando Korrika atravesó el territorio llegando a Donostia, donde fue recibida en olor de multitudes, la carrera por el euskera continuó su camino de madrugada, atravesando Astigarraga, Hernani, Urnieta, Andoain, Tolosa, Legorreta y Ordizia, para llegar a Idiazabal a primera hora de la mañana.

El frío nocturno no acobardó a los muchos euskalzales que renunciaron a horas de sueño para participar de una cita histórica que en cada edición (y ya van 21) continúa batiendo récords. De esta forma, también de madrugada, la iniciativa impulsada por AEK contó con el calor de pequeños y mayores, kuadrillas de amigos y familias enteras que se echaron a la calle por el euskera

Ya con la luz del día, Korrika continuó sumando adeptos y así, entre miles de personas recorrió Zumarraga, Legazpi, Oñati y Bergara para, finalmente, atravesar Eibar y poner rumbo a Bizkaia. De esta forma, durante la mañana se vivieron innumerables anécdotas, como la participación de ovejas y perros pastores en la carrera en Oñati o la celebración de la Erramu Zapatuko feria de Bergara, que dio un color y un sabor especial a la marcha. También un grupo de refugiados quiso correr en favor del euskera.

La carrera, volverá esta madrugada a Gipuzkoa, pasando por Arrasate a las 3.38 horas; por Eskoriatza, a las 4,42, y por Leintz Ga-tzaga a las 5.30 horas para después, encarar el camino hacia Gasteiz.

Será precisamente en la plaza de la Virgen Blanca de la capital alavesa donde tendrá lugar uno de los momentos más especiales de los últimos días, ya que se procederá a leer el mensaje que esconde el testigo que estos días ha pasado de mano en mano, en un acto que comenzará a las 12.30 horas y que será presentado por Edurne Azkarate y Ai-tziber Pérez de Karkamo. - DEIA