Bilbao - Los impactos del calentamiento global ya se dejan sentir con cambios irreversibles en los ecosistemas. La literatura científica ya no se refiere a escenarios futuros. Ocurre ahora. El último lustro ha sido el más cálido a nivel global de la historia moderna desde 1880. La temperatura global durante el año pasado se situó 0,83 grados centígrados por encima del promedio del siglo XX, lo que significa que el año pasado fue el 42º consecutivo, desde 1977, que registró una temperatura mundial superior a la media. Los datos son innegociables. Así lo subrayaba ayer Nicholas Stern, presidente del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente de la London School of Economics.

El prestigioso científico que en 2006 publicó el famoso informe que lleva su apellido, en el que advertía sobre los efectos del cambio climático en las economías y el sistema mundial, pidió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que si tiene datos que nieguen la existencia de este problema global los haga públicos. “Si realmente él ha tenido acceso a resultados que contradicen cerca de 200 años de evidencias científicas, lo que tendría que hacer es publicarlos”, dijo Stern en la inauguración de la conferencia mundial Change the change que hasta mañana se celebra en Donostia.

Stern aprovechó su intervención para advertir de que “lo que hagamos en los próximos veinte años en materia de cambio climático será decisivo. La historia del crecimiento del siglo XXI tiene que ser fuerte, sostenible e inclusiva”, resumió.

El economista insistió en que el cambio climático “supone un riesgo para la existencia de gran parte de la población”. Por ejemplo, el número de habitantes expuesto a un calor extremo pasará de un 14% a ser un 37%. Y las olas de calor y las sequías se duplicarán en las próximas décadas. “La subida de dos grados centígrados es extremadamente peligrosa. No podemos permitir que sean tres”, zanjó. Según Stern, la solución pasaría por “reducir la demanda de productos y servicios intensivos en carbono”. Este trascendental objetivo es uno de los compromisos adquiridos por Euskadi en su Estrategia Klima 2050.

Una visión ‘glocal’ Así lo defendió el lehendakari, Iñigo Urkullu, ante el auditorio del Kursaal en Donostia, donde más de 600 expertos internacionales dejarán constancia de la importancia de actuar con responsabilidad ante el calentamiento global. El lehendakari también consideró que “cambiar la tendencia del cambio climático es una urgencia” y puso como ejemplo del compromiso que Euskadi ya ha tomado al respecto la mencionada Estrategia Klima 2050. “El Gobierno vasco propone con ella reducir las emisiones de carbono hasta un punto en el que sean reabsorbidas, además de aumentar la resiliencia del territorio”, apuntó. Precisamente ayer, los paneles Ámbito regional y Las ciudades sumaron experiencias y aportaron la visión de la lucha contra el cambio climático desde la base. Por su parte, el ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Lombardía, Raffaele Cattaneo, definió el cambio climático como un problema glocal: aunque el problema sea global, “según Naciones Unidas, la mayoría de las acciones políticas son implementadas desde el ámbito local”.

Los expertos del panel La salud del planeta: ciencia para la acción coincidieron en que la ciencia tiene que marcar las políticas ante un problema “creciente e innegable”. El catedrático de la UPV /EHU Alejandro Cearreta afirmó que “en este momento estamos sextuplicando las tasas de nivel del mar de hace millones de años”. La presidenta de la Comisión de Climatología de la Organización Metereológica Mundial, Manola Brunet, explicó que “el calor no solo ha hecho aumentar la temperatura del aire en la superficie, sino que también se está almacenando de forma dramática en el océano, y eso va a influir porque los océanos son la memoria del clima; una bomba de relojería para el futuro cuando este se emita”. Y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, después de llamar “ignorantes” a quienes niegan el cambio climático, entre ellos “ilustres mandatarios de otros países”, dijo que “esta batalla inaplazable no es ideológica sino a favor de la ciencia y consistente con la ciencia”.